El historiador serrablés publica su segunda novela, "La tarde que ardió Zaragoza", ambientada en el Motín de los Broqueleros de 1766
PATRICIA MAIRAL 09/01/2021
HUESCA.- El historiador altoaragonés Domingo Buesa publica
su segunda novela, La tarde que ardió Zaragoza, que remonta al lector
al Motín del Pan, "que luego se llamó Motín de los Broqueleros
por el escudo de las brigadas urbanas que lo defendieron", en 1766, y lo hace
partiendo del hallazgo del cadáver de un fraile del monasterio de Cogullada
que parece que ha sido asesinado.
Buesa explica que "en realidad, vamos a descubrir cómo era la Zaragoza
del siglo XVIII, que es una ciudad en profundo cambio, en la que una parte apuesta
por la modernidad mientras otra sigue aferrada a la antigüedad" y ese enfrentamiento
es lo que construye la novela en la que se ha dado gran importancia a los espacios
de la capital aragonesa "para que el lector no solo conozca el hecho histórico
sino que también recupere la imagen de la ciudad del siglo XVIII", declara
el historiador.
El origen del motín es la falta de alimentos básicos y la enorme subida
de los alquileres porque quienes ocupan el poder "están más preocupados
de su propio enriquecimiento que del bienestar de la ciudadanía", relata
Buesa.
En este sentido, añade que se trata de una historia que invita a reflexionar
al apuntar situaciones no tan diferentes a las de hoy en día. Así
Buesa insiste en que la historia nos permite conocer el pasado para no repetirlo
porque "la historia no es una mirada hacia atrás sino una mirada muy hacia
adelante, como los grandes sabios griegos dijeron: la historia es la gran maestra
de la vida" y expresa que el mensaje de la novela "es de una enorme
actualidad porque, además, en aquel momento, también había una gran
lucha entre gentes con diferente concepción del mundo pero todos ellos trabajaban
para conseguir el bienestar de la sociedad".
Aunque es autor de más de sesenta libros, entre los que destacan los dedicados
a los orígenes del Reino de Aragón y la historia de la ciudad de Jaca,
de la que es hijo adoptivo, esta es su segunda novela histórica y hace
hincapié en que este tipo de obras consiguen una mayor divulgación del
conocimiento histórico al explicar que "son un instrumento mucho más
valioso que el propio análisis histórico de investigación",
del que recuerda que "es necesario que lo sigamos haciendo". Pero, de este
modo, indica Buesa que "así se permite el acercar a la sociedad los
sucesos históricos y que la gente los encuentre cercanos, haciendo, incluso,
que al leer esta novela tomen partido por unos u otros y se sientan involucrados".
Añade el doctor en Historia que "de esa manera, la historia se hace más
presente y más cercana e interiorizamos mejor lo que fue nuestra propia historia".
Al hilo de lo cual, revela que este relato, que incluye figuras como Goya o Pignatelli,
es fiel a la realidad para lo que el autor se ha basado "en los grandes textos
que se editaron tras los hechos que se cuentan desde la visión del poder,
pero con la presencia del fraile protagonista, el libro viene a completar esa visión
oficialista que se hizo".
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