MARÍA PILAR CLIMENTE 12/01/2021
Ya hemos llegado al final de la Navidad. Ha habido miedo respetable hacia el virus,
las horas restringidas brillan por su silencio. El problema es fundamental para
bajar su reproducción. Tenemos que unirnos, todo está preparado. El personal
es magnífico. El dolor viene si te toca tener un malestar interno con algún
amigo, familiar o amigo. No importa que tengamos que renunciar a "festejos mundanos",
porque sabemos que después de la marea viene la calma.
Oscenses, mayores y pequeños, ojalá que en la plaza de Navarra brillen
todas las lucecitas de colores. Parece un pastel de suaves gotitas de caramelos.
La luz del Casino es preciosa y todo sabe a un cuento de ángeles blancos y
azules por todo el coso. Siempre se encuentran las caritas de niñas o niños
riendo, cantando. ¡Viva su inmensa mirada algo "pillina", traviesa
y, también, alegre. Ojalá que nunca desaparezca su amor a la vida!
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