El sábado se celebró la vigésimo quinta edición, en la que se destacó la consolidación del certamen
El Premio Literario "Villa de Benasque" celebró el pasado sábado su vigésimo quinta edición en un acto conmemorativo del aniversario, más participativo y abierto. Los organizadores aludieron a "la consolidación" del certamen que apuesta por abrirse más a la población y potenciar las nuevas tecnologías de cara al futuro.
BENASQUE.- En uno de los salones del Hotel Aneto, la velada comenzó
con la proyección del documental Guinea en Patués, premiado en la categoría
de Proyectos de Investigación en el Premio Literario "Villa de Benasque"
de 2007, antes de comenzar con la entrega de galardones. El cacereño José
Antonio Leal, fue premiado en la XXV Convocatoria del Premio en Narrativa con la
obra "Malos Sueños", presentado bajo el lema "París".
En la misma modalidad, pero en poesía, el premio del aniversario fue para el
mallorquín Miquel López Crespi, por la obra "Los Ecos desvanecidos".
Antón Castro, Rosendo Tello y Sergio Pascual Gaspar fueron los miembros del
jurado en esta modalidad, que celebraba esta edición sus primeros 25 años
y a la que no pudieron asistir los premiados. Como siempre, emocionado por disfrutar
del "duende y la magia de Benasque", Rosendo Tello destacó "la
justicia de los premios, limpios de polvo y paja" y el impulso que recibe este
galardón del Ayuntamiento y del "alma" de los mismos, Ángel López.
En la categoría de narrativa para autores aragoneses, el jurado compuesto por
Ramón Acín, Teresa Garbí y Félix Teira, premió la obra
titulada "El niño almendro", presentada bajo el lema "Elka"
y obra del zaragozano Emilio Quintanilla. El mismo jurado decidió otorgar el
premio en la categoría de poesía para autores aragoneses, en su sexta
edición, a Agustín Ramón Faro, barcelonés residente en San Esteban
de Litera.
El premio "Villa de Benasque" en la modalidad de Narrativa y Poesía
en Patués para Autores Aragoneses contó con un jurado compuesto por José
María Mur, María Luisa Arnal y José Manuel Carrera. Mur destacó
que las modalidades de patués, a su juicio, otorgan al certamen "un toque
local y enriquecedor". Mur agradeció el esfuerzo de los autores y el apoyo
al patués en los centros escolares del Valle de Benasque, ya que se ha contado
con unos ochenta participantes infantiles.
Los cuatro premiados en la sexta edición de esta modalidad en la categoría
de narrativa fueron Manuela Fernández Mora, de Benasque, que obtuvo el primer
premio por su relato Turberes. En segundo lugar, se premió el trabajo De tardis
dan yayo, de Jonás Pallás Gabás, también de Benasque. Antonio
Merino se llevó el tercer premio por La Escopeta Amagada; Josefa Cornel fue
tercera con Me Acordo y, en cuarto lugar, se galardonó el relato Fé la
Yerba al Solano, de María Paz Estop, de Benasque. En poesía en patués,
no hubo ganador y se premió en segundo lugar Retalls, de María Inés
Estop.
Para autores que ya han sido premiados en convocatorias anteriores, el Premio Literario
"Villa de Benasque" reserva la sección "Neu polvina" en la
que se galardonó en esta ocasión a Alfredo Barrau, de Laspaúles,
por Restaurar el Sistema; a Carmen Castán, de Gabás, por L"armiella
dels Secrets Milló Guardats; al benasqués José Sanmartín, por
Els Bruixos; y a José Marcial Brunet, de Villanova, por El Cantal de Arnaldico.
En la categoría de Proyectos de Investigación, cuyo jurado estuvo compuesto
por Ángel López, José Francisco Val y Sergio Pascual Gaspar, se concedió
el premio al trabajo Estudio Genealógico sobre el linaje de los Azcón
de la Ball de Benás, del autor barcelonés Guillermo Rubio.
La novena convocatoria del premio "Villa de Benasque" en la modalidad de
registros periodísticos contó, como en años anteriores, con dos categorías,
Turismo de Montaña y Turismo en el Valle de Benasque. En la primera de ellas,
se premió el trabajo Destinos Secretos del Alto Aragón, de Ainhoa Camino
y Juan Gavasa publicado en El mundo de los Pirineos.
Respecto a los artículos presentados relativos al valle, el galardonado por
el jurado compuesto por José Francisco Val, Emilio Garrido y Elena Fortuño,
fue el trabajo El primer Almogávar, una leyenda al pie de los Montes Malditos,
obra de Alberto Martínez Embid y publicado en la Revista Guayente Invierno
2008.
A modo de balance, el alcalde benasqués, José Ignacio Abadías, aseguró
que el Premio Literario "Villa de Benasque" "está muy consolidado"
y destacó la implicación de la gente del valle y de los centros escolares.
El nuevo formato del Premio, que sustituye la velada literaria por un acto abierto,
avanzó Abadías, marca su renovado enfoque.
Pilar Navarrete, directora de Bibliotecas, refrendó, en nombre del Gobierno
de Aragón, este premio y felicitó al Ayuntamiento y a sus impulsores.
A su juicio, "lo difícil no es comenzar las cosas, sino mantenerlas e incidió
en la doble vertiente del galardón, "el interés para los autores porque
les permite difundir y catapultar sus obras y, por otro lado, su capacidad de configurar
las señas de identidad de un pueblo".
Para el promotor del certamen, Ángel López, "Benasque es la única
localidad pirenaica de Aragón, el resto están en el prepirineo" y,
por ello, "se sitúa ante la responsabilidad de alterar en la medida de
sus fuerzas los desequilibrios de Aragón, también en el aspecto cultural".
Haciendo un recorrido por la trayectoria del certamen, López recordó que
"empezó siendo un premio de literatura de ámbito general, aspecto
universal del premio que se ha mantenido hasta ahora".
A lo largo de este cuarto de siglo, explicó, se han ido incorporando el resto
de categorías que lo han ido enriqueciendo. En este momento del premio, "rito
de iniciación", se debe "enderezar el rumbo para consolidar la trayectoria
que más nos convenga, fomentando la convivencia cultural, dotándolo de
más apertura, porque el premio es de los de Benasque y potenciando las nuevas
tecnologías para mejorar el premio", apuntó.
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