La Archicofradía hace un balance positivo
El tiempo primaveral acompañó esta vez a los numerosos fieles que llenaron las calles de la capital altoaragonesa para contemplar la procesión del Santo Entierro, con la que la Semana Santa oscense llegó a su punto culminante. Cerca de dos mil participantes respiraron tranquilos al comprobar que lucía el sol a las siete de la tarde del Viernes Santo, cuando por fin pudieron mostrar las novedades de este acto tras dos años de suspensión por la lluvia.
HUESCA.- Los miembros de la Archicofradía de la Santísima Vera
Cruz de Huesca, que se reunieron ayer para hacer balance, coincidieron en valorar
positivamente el desarrollo de la procesión, en especial por las ventajas que
aporta el nuevo itinerario, ya que los pasos se llevaron a cabo de forma fluida
y no se produjeron los habituales cortes. Además, se mostraron contentos tanto
por la participación de los oscenses en el acto -cerca de dos mil entre cofrades
y personajes bíblicos- como por la asistencia del público. "El tiempo
era lo que más nos preocupaba. Podemos estar contentos", declaró José
Javier Tolosana, secretario de la Archicofradía. "Después de dos años
sin poder salir nos temíamos lo peor, pero gracias a Dios todo se desarrolló
sin incidencias".
Desde la Plaza de Santo Domingo partió la procesión del Santo Entierro
con los veinte pasos escultóricos -cuatro de ellos portados a hombros- y la
participación de todas las cofradías y grupos procesionales de la ciudad
bajo la dirección de la Archicofradía de la Santísima Vera Cruz.
El octogésimo aniversario de la fundación de la Cofradía de La Dolorosa
marcó la celebración del acto, ya que, además de hacerle un pequeño
homenaje al ser la protagonista del cartel del programa de la Semana Santa 2010,
lució un estandarte restaurado. En este capítulo de estrenos, también
hay que citar el estandarte de la Cofradía Salesiana del Santo Cáliz y
la peana que portaban los cofrades del Cristo de la Esperanza del barrio del Perpetuo
Socorro. Una obra de Julio Luzán que permite realzar la figura del cristo.
También se pudo contemplar por primera vez la nueva peana del Cristo de la
Esperanza y la peana restaurada del paso de la Enclavación, los faroles del
Cristo del Perdón y las nuevas túnicas de los portadores del Cristo Yacente,
La Dolorosa y El Calvario.
Por otro lado, la Cofradía del Cristo de los Gitanos estrenó por fin su
paso, en el que participaron veinticuatro costaleros, y su grupo de tambores. Según
José Javier Tolosana, los cofrades, que tenían muchas ganas de debutar,
terminaron la procesión "muy contentos". Recibieron aplausos en prácticamente
todos los puntos del recorrido, y contaron con la participación del saetero
Luis el Zambo.
Otra novedad destacable fue el cambio de emplazamiento de la guardia pretoriana
romana que, en lugar de seguir a los nazarenos, procesionó tras el paso de
la Caída de Jesús en la calle de la Amargura para que los sonidos de percusión
de romanos y nazarenos no se solaparan.
EL NUEVO RECORRIDO
Respecto al itinerario, el secretario de la Archicofradía lo consideró
"muy positivo". "En los últimos años se producían cortes
sobre todo a partir de las Cuatro Esquinas, mientras que este año, con el nuevo
recorrido, no ha habido casi ningún corte. Aunque hubo algún parón
que fue necesario efectuar, ya que no es fácil coordinar a tanta gente y hay
que contar con el esfuerzo que entraña portar los pasos a hombros, ha salido
todo con una coordinación casi perfecta", valoró Tolosana, quien subrayó
la fluidez con la que se desarrolló el recorrido.
Uno de los aspectos en los que la Archicofradía de la Santísima Vera Cruz
hace hincapié a la hora de coordinar la procesión del Viernes Santo es
la uniformidad de calzado, que debe ser negro. "Es un detalle que queremos remarcar
y que demuestra respeto y elegancia", manifestó el secretario.
Después del Coso Bajo, Ramiro el Monje, la Plaza San Pedro, San Salvador, Las
Cortes, la Plaza de la Catedral, Santiago y la Plaza Lizana, la procesión llegó
al Coso Alto, donde, en lugar de continuar por el Coso Bajo, volvió a internarse
en el casco viejo a través de la calle Moya, la plaza López Allué,
Cuatro Reyes y Goya, para desembocar en el Coso Bajo y finalizar en la Iglesia de
Santo Domingo y San Martín. "Ha salido todo según el guión planeado",
recalcó José Javier Tolosana, quien también quedó satisfecho
con la respuesta de la gente. "Las aceras estaban muy concurridas. Había
gente a lo largo de todo el recorrido", precisó.
Además de la procesión del Santo Entierro, una "muy concurrida"
Plaza López Allué fue testigo en la mañana del Viernes Santo de una
concentración de bandas y tambores. "Los tambores dan mucha vida. Estamos
muy agradecidos de que cada año contribuyan a realzar la Semana Santa",
resaltó Tolosana. Asimismo, a las dos del medio día tuvo lugar el tradicional
desfile de romanos, que, con sus característicos tambores y clarines, salieron
de la Plaza de la Catedral y terminaron en la Plaza de Santo Domingo, donde se llevó
a cabo la adoración y guardia ante el Cristo Yacente, seguida de la adoración
de los fieles.
En definitiva, los miembros de la Archicofradía se mostraron satisfechos con
el resultado. "Queremos dar las gracias a todas las cofradías por el empeño
que han puesto en que saliera bien", expresó el secretario. Por último,
quiso destacar el valor del patrimonio artístico-religioso que posee la capital
oscense y que sólo es posible apreciar durante la Semana Santa. "Nos atreveríamos
a decir que es el más importante de Aragón, ya que tenemos figuras muy
valiosas, como la del Cristo de la Columna o la del Nazareno, y muchas veces no
somos conscientes de su valor", remarcó.
Hoy, Domingo de Pascua, culmina la Semana Santa en Huesca con la celebración
de la Vigilia Pascual en todas las iglesias.
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