Una fuente conmemorativa recuerda la traída de las aguas de San Julián de Banzo a Huesca
JULIO ALVIRA BANZO 03/02/2013
Loporzano está en el territorio conocido como Abadiado, porque estuvo durante
bastante tiempo bajo el poder espiritual y material del monasterio de Montearagón.
En la Nacional 240, a la altura de Estrecho Quinto, un desvío señalizado
nos dirige a esta localidad oscense. El 19 de enero, el siempre atractivo paisaje
del Somontano oscense tenía como interés añadido la capa de nieve
que cubría Guara. No era una boina en la parte superior como sucede normalmente.
Era un abrigo blanco tres cuartos en toda regla.
Llegamos a nuestro destino. La primera sorpresa en esta visita afecta al estómago.
Positivamente. La primera casa que hay a la izquierda, al entrar en Loporzano, es
la panadería. Se trata de un establecimiento muy conocido en este territorio
y con sus productos muy valorados por los consumidores. Como sucedía con el
citado cenobio, aquí hay apartado material y espiritual.
Volvemos a la calle. Hay casas con escudos de linajudas familias con apellidos de
peso en la comarca. La arquitectura civil que hay en estas edificaciones completa
un catálogo bien interesante. Los elementos constructivos son los tradicionales
del Somontano. Abundan las portadas adoveladas con sillares de grandes dimensiones.
Los escudos de las fachadas remiten a linajes como los Seral, Aysa, o Calvo, entre
otros, según el detalle que apunta Adolfo Castán en su libro "Linajes
del Alto Aragón", editado en 2008 por DIARIO DEL ALTOARAGÓN. Incluso
resulta atractiva la derruida fachada de Casa Boticario, que aguanta el paso del
tiempo con sus espectaculares dovelas de la portada, el escudo y los clavos de la
puerta.
La iglesia parroquial fue levantada entre los siglos XVI y XVII, según relatan
los hermanos Naval, en su Inventario del partido judicial de Huesca, 1980. Fue obra
del arquitecto Hernando Abadía.
Jesús Martínez Verón, en su libro "Arquitectos en Aragón"
(2000), explica que esta persona fue "maestro de casas y obrero de villa",
vecino de Huesca, con varias obras destacadas en el citado período. Este autor
detalla, junto a la iglesia de San Salvador de Loporzano, la bóveda de la ermita
de Cillas. Además, en colaboración con otros arquitectos, la parroquial
de Poleñino, el trasvase de agua de Bonés al Isuela y trabajos en la fachada
y reforma del Ayuntamiento de Huesca. De fecha más tardía sería la
obra de la torre, que destaca en el conjunto por su considerable altura. En uno
de sus sillares luce la fecha 1766.
Otro elemento destacado en esta visita a Loporzano es la fuente que conmemora la
llegada del agua desde San Julián a Huesca. Es una obra muy interesante, coronada
por una escultura de metal en la que dos geniecillos están sentados sobre una
vasija, mientras juegan con un pez. Está firmada: "A. Durenne. Sommevoire".
Félix Sarrablo escribió en el diario oscense La Crónica (13 septiembre
1893) que en Loporzano "es notable la fuente construida en una de sus calles
por la empresa que hizo las obras para la conducción de aguas de San Julián
para Huesca, mediante haberle cedido el terreno necesario para ello". Un último
apunte. En esta localidad hay una destacada industria relacionada con el mundo de
la Cultura y el Arte, dirigida por Julio Luzán. Como en otros lugares del Somontano,
también ha llegado a este rincón oscense el turismo rural. Desde aquí
hay bastantes posibilidades para disfrutar del senderismo, el paisaje y la actividad
al aire libre.
Mi madre nació en Loporzano. Aunque emigró a los once años, siempre
guardó un buen recuerdo de su pueblo natal. A base de escucharla, con el paso
del tiempo, esas sensaciones parecían personales y el cariño hacia esta
localidad aumentaba, aunque las visitas hubieran sido escasas. Mis recuerdos de
esta población se remontan a la infancia, cuando venía nuestro primo Juan
desde Barcelona y visitábamos a Sebastián y su familia, los últimos
Banzo que vivían allí. Mucho ha cambiado todo desde los años 60.
Pero la imagen de Loporzano ha mejorado, aunque seguramente su población habrá
descendido desde entonces, como ha sucedido en otros tantos lugares del Alto Aragón.
|