HUESCA.- Esta mañana nos hemos despertado sobresaltados. Con una
pesadilla inimaginable. Como si alguien, desde otra dimensión, quisiera
aguar la "fiesta del descenso", valga el oxímoron milagroso de la conversión
de un fracaso deportivo en una reacción gloriosa.
La resaca, en realidad, se remonta un año atrás, cuando decidimos colectivamente
que aquello
del Huesca-Nástic, las apuestas, la denuncia de la Liga de Fútbol
Profesional, las ganas que nos tenía la Federación o el falible sistema
ucraniano de apuestas no sería sino una incómoda tormenta en los aledaños
del estío. Vivíamos embriagados por un éxito, por un hito único
en nuestras vidas, mientras…
Se deslizaba entonces un drama. El seguimiento policial ha
involucrado, dentro de la operación "Oikos", al presidente y al doctor
del Huesca, Agustín Lasaosa y Juan Carlos Galindo, por su presunta
participación en la organización de amaños de partidos.
La ciudad, la provincia, los muchos admiradores que el equipo ha conquistado en
toda España por sus evoluciones en el terreno de juego, han entrado en shock,
el paso previo a la expresión de todos los temores.
Con el respeto a las investigaciones, a las resoluciones judiciales y a la presunción
de inocencia, podemos proclamar que la Sociedad Deportiva Huesca está por
encima de las actuaciones individuales de las personas físicas, que en
nada deben empañar ni la trayectoria ni el sentimiento del club. Duelen, porque
así lo acusamos todos al conocer las presuntas actividades irregulares o ilícitas
de tan altos representantes, pero en ningún caso ha de atribuirse responsabilidad
alguna al conjunto del club, porque bajo ningún concepto pueden ser consideradas
representativas de la cultura arraigada durante sesenta años de esfuerzo,
trabajo, talento e iniciativa.
Las imágenes en nuestro recuerdo del ascenso y las gloriosas expresiones
de señorío y de grandeza tras consumarse el descenso corresponden
al real espíritu del Huesca, que prosigue imparable, con este gran disgusto
mediante, este trance que habremos de digerir con dureza pero serenidad, porque
la voluntad es firme y por delante restan proyectos para apuntalar un marco societario
ético, una evolución deportiva ambiciosa y un universo de valores ejemplar
para todas las generaciones de aficionados azulgranas de cualquier punto de
la provincia.
Prudencia en los acontecimientos inminentes, firmeza en la resolución caiga
quien caiga si así ha de ser y determinación para mirar hacia el futuro.
Sigue el camino. Así es el compromiso azulgrana. Fieles siempre sin reblar.