Registro del Grupo Ornitológico Oscense entre febrero y marzo
En algún momento de nuestras vidas hemos quedado paralizados por el instante insólito de avistar una bandada de grullas sobrevolando el cielo de la ciudad de Huesca o más concretamente en uno de sus hábitats preferidos, los humedales, como es el caso del embalse de La Sotonera donde los aficionados a su contemplación y, más concretamente el Grupo Ornitológico Oscense (GOO), han avistado 180.000 de estas aves entre el 15 de febrero y el 15 de marzo.
HUESCA.- Un número de aves que incrementa cada año y permite disfrutar
a un grupo nutrido de curiosos y aficionados de estas experiencias realmente únicas
que suponen todo un regalo para los sentidos.
Bajo esta premisa, el proyecto Grullas Vuelan Sobre Huesca 2015, del GOO, establece
unos registros únicos para valorar los comportamientos, los canales de vuelo
en su migración hacia el norte de Europa.
El presidente del GOO, Kees Woutersen, y dos socios del colectivo, Rob Mooser y
Francisco Javier Quesada, son los coordinadores de este proyecto que va sumando
esfuerzos y un equipo humano de más de 50 personas que crece cada año.
De este modo, Woutersen y Quesada explican que el trabajo elaborado ha sido fruto
de un censo diario realizado en el embalse de La Sotonera, puntos fijos de observación
de estas aves y las contribuciones de Agentes de Protección de la Naturaleza
(APN) del Gobierno de Aragón, con la recogida de fichas y datos específicos
en zonas de Jacetania, Sobrarbe y Alto Gállego, además de voluntarios
que han colaborado a título particular.
Este equipo humano se ha visto reforzado por observadores de grullas, conocidos
como "grulleros", y con la importante aportación del Foro Grus Extremadura,
que ha aportado información específica de la entrada de grullas a la provincia
de Huesca desde zonas limítrofes como la Comunidad de Navarra.
Un foro que, explican Key Woutersen y Francisco Javier Quesada, proporciona "datos
de zonas de hibernada, fuentes fotovoltaicas, cambios de cultivo, viñedos,
etcétera", que han afectado a los movimientos migratorios de las grullas.
Entre ese control y censo de las grullas, el GOO registró una concentración
máxima de unidades, con 82.275 ejemplares de la especie el pasado 3 de marzo
en el dormidero de la Sotonera y que supone, según el GOO, "el punto de
partida para el paso sobre los Pirineos".
Así, se ha contabilizado el paso de 2.000 grullas en diciembre del 2014 y de
1.000 en enero de este año a su paso por el embalse de La Sotonera. De este
modo, el Grupo Ornitológico Oscense ha colaborado en el censo nacional del
paso de las grullas por España.
CAMBIOS EN LAS RUTAS MIGRATORIAS DE LAS GRULLAS
Durante los avistamientos y controles, destaca como resultado "llamativo"
la gran cantidad de grullas que se han visto obligadas a pernoctar en lugares poco
habituales como la cola del embalse de Yesa con 22.000 aves, aquellos ejemplares
que se han derivado durante semanas hacia la comarca de Sobrarbe (decenas de miles)
y el hecho de que muchas han logrado cruzar los altas cumbres del Macizo de Monte
Perdido.
Unos cambios en los canales migratorios de las grullas que desde el GOO achacan
en buena parte a la climatología.
"La primavera de 2015 se ha caracterizado por un cierzo desde moderado hasta
muy fuerte del nordeste durante doce días seguidos en el valle del Ebro y por
unas borrascas con fuerte viento en el mismo período en los Pirineos, sobre
todo los occidentales", detallan.
Explican las consecuencias del mal tiempo en su travesía por el valle del Ebro.
"Ha sido muy difícil para las grullas, con cantidades récord acumuladas
en el dormidero de La Sotonera esperando mejores condiciones para cruzar las montañas".
Por este motivo, añaden que "decenas de miles de aves se quedaron estancadas
en la Jacetania, esperando que mejorase el tiempo". Otras decenas de miles de
aves se derivaron hacia la zona este de la provincia. Muchos de estos ejemplares,
aseguran, "han aparecido en la comarca del Sobrarbe, donde se quedaron atrapados
detrás de las cumbres más altas de la cordillera pirenaica".
Durante las labores de observación, los miembros del GOO han descubierto cinco
dormideros poco habituales, donde las grullas se han visto obligadas a pernoctar
debido al mal tiempo.
El GOO quiere reforzar el proyecto "Grullas Vuelan Sobre Huesca" el año
que viene con censos simultáneos en puntos fijos de observación como la
Sotonera, Fornillos y Alcubierre en el valle del Ebro y en Berdún y el valle
de Ansó en los Pirineos.
De este modo, el colectivo pretende que el proyecto Grullas Vuelan Sobre Huesca
2016 aglutine más datos sobre el comportamiento de las grullas, fomentar su
conservación así como la puesta en valor de lugares de paso como la alberca
de Alboré.
Por ello, aseveran Woutersen y Quesada, "el mismo proyecto tratará de incluir
un mayor número de puntos fijos de observación cuando vienen del centro-sur
de España" apoyados por las cifras recogidas del número de grullas
y el control de las vías de paso. Con ello, matizó el presidente del GOO,
"el objetivo es tener todos los datos posibles para saber realmente lo que ha
pasado".
MOLESTIAS A LAS GRULLAS
Precisamente, lugares como éste calificados como Zona Especial de Protección
de Aves (Zepa), en la cola del embalse de la Sotonera, ha llevado consigo un incremento
considerable del número de personas que no respetan una distancia mínima
para observar a estas aves.
"Nos hemos asombrado al ver la cantidad de personas que entran por el camino
del observatorio a la zona de tamarices de la alberca de Alboré. Son excursionistas,
a veces con perros, fotógrafos de la naturaleza y aficionados a la ornitología
que quieren ver las grullas más de cerca", explican desde el GOO.
También afirman haber visto cómo los parapentes molestaban a las grullas
y un barco con motor potente entraba en la alberca de Alboré por la noche.
Como medida provisional, el GOO colocó un cartel cerca del observatorio para
pedir a los visitantes que no molestasen a las grullas. Por último, recomiendan
contratar a un guía turístico para seguir a las grullas a través
de la Asociación Alberca de Alboré, que gestiona el centro de visitantes
en Montmesa.
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