El ocaso del sujeto que se cree el David Bowie español

Que Miguel Bosé es un divo egocéntrico, pedante y turbio lo sabemos de toda la vida, pero quizás haya sido estos últimos meses cuando el gran público lo ha confirmado debido a sus declaraciones negacionistas.

Lejos de pedir perdón, el cantante reafirma su postura en una entrevista con Jordi Évole en La Sexta, que tras emitir la primera parte hace una semana, este domingo descubrirá la segunda a las 22 horas.

Miguel se enfada, patalea e incluso da un golpe encima de la mesa para reivindicar que todos somos unos borregos menos él, ya que conoce la verdad absoluta sobre este tema.

Miguel no siente vergüenza al ofender a los miles de afectados de covid ni a los familiares de los fallecidos, pero sí la tiene para reconocer públicamente su sexualidad, lo que le convierte en un nefasto ejemplo para el colectivo LGTBIQ+.

Miguel disfruta dando lecciones de moral, pero luego paga un dineral por tener cuatro hijos por gestación subrogada, algo prohibido en España. Y lo hace con 60 años y siendo adicto a varias drogas -según reconoció a Évole-, dos factores que deberían haberle privado de la paternidad.

Miguel también pretende dar pena diciendo que se quedó sin voz por sus problemas familiares, que son comunes a los del resto de mortales. Pero claro, a él le afectan más, porque está acostumbrado a saltarse la ley y a conseguir lo que quiere a golpe de talonario.

No es que yo sea fan de la cultura de la cancelación, pero este sujeto, que se considera el David Bowie español (risas) pese a ser uno de nuestros cantantes más sobrevalorados, se lo ha ganado a pulso.