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CORONAVIRUS

Estanislao Nistal, virólogo: "Es prematuro hablar de terceras dosis de vacunas"

Este profesor de la Universidad CEU San Pablo repasa algunas de las incógnitas que quedan

Estanislao Nistal
Estanislao Nistal
EFE

Desde que comenzó, en diciembre de 2020, la vacunación contra la covid-19 se han ido conociendo nuevos datos de las distintas vacunas, por ejemplo sobre la respuesta inmune que inducen, pero aún es "muy prematuro" afirmar que será necesaria una tercera dosis, señala el virólogo Estanislao Nistal Villán.

En una entrevista con Efe, este profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo repasa algunas de las incógnitas que todavía quedan por resolver sobre el SARS-CoV-2, entre ellas cómo se podría comportar el coronavirus ante un nuevo escenario en el que cada vez hay más personas vacunadas.

"El gran riesgo, aunque improbable, es que el SARS-CoV-2 recombine de forma efectiva con otros coronavirus", resume.

¿Se han conocido nuevos datos sobre la respuesta inmune que inducen las vacunas?

Principalmente la inmunización contra este coronavirus se consigue mediante la infección o a través de la vacunación, aunque vemos diferencias. En ambos casos se estimula la proliferación de linfocitos B, productores de anticuerpos específicos frente al virus, y la de linfocitos T, que causan el ataque específico a las células infectadas. La clave es que parte de esos linfocitos prevalecen en el tiempo, es lo que llamamos memoria inmune. Pero para desarrollarla de una manera robusta, no es suficiente con haberse infectado.

Existen estudios, no obstante, que apuntan que las personas infectadas que reciben una dosis vacunal consiguen niveles de linfocitos T y de anticuerpos (generados por linfocitos B) parecidos a los niveles de aquellas personas que reciben las dos dosis de una vacuna y que nunca fueron infectadas por el SARS-CoV-2. En este caso, el nivel de la respuesta inmune frente a la proteína S -la que usa el virus para entrar en la célula humana- alcanza un nivel más alto.

Otra de las cosas que se ha visto es que con las vacunas de vectores, como la de AstraZeneca, espaciar en el tiempo la primera dosis y la segunda hasta un máximo de 12 semanas en personas de menos de 55 años, induce mayores niveles de anticuerpos, por lo que en principio se conseguiría una mayor protección.

¿Cuánto dura esa memoria inmune?

Aún es pronto para determinarlo. Es cuestión de tiempo. No sabemos si va a durar un año, dos o va a permanecer con suficiente fuerza para contener -siempre- una reinfección y el desarrollo de los síntomas de la enfermedad. Lo que sí sabemos, tal y como se ha visto en países como Israel o Estados Unidos, es que de las personas que se están vacunando, muy poquitas desarrollan covid grave. Esto da tranquilidad y una manera de afrontar el día a día más relajada.

¿Qué mensaje entonces le daría a los vacunados?

De cierta tranquilidad, pero, como decía, la vacuna no protege completamente de una infección, aunque sí de enfermedad grave. Las personas vacunadas pueden infectar a otras, por eso hay que seguir manteniendo las medidas de seguridad de momento. Aún es pronto, hay que esperar a tener un grado de vacunación más alto a la hora de decidir cuándo quitar a todos los ciudadanos las mascarillas, lo que no pasará en España por lo menos hasta otoño.

¿Cómo sería la transmisión del virus desde una persona vacunada?

Hay datos que constatan que las personas vacunadas secretan menos virus y durante menos tiempo, así que, si se infecta a otra persona, la posibilidad de que esta desarrolle una covid grave se reduciría. Pero hay que tener en cuenta también la salud de esa persona, si es altamente sensible o si tiene patologías previas.

El Gobierno dice que en cien días se lograría la inmunidad de grupo. ¿Con el 70% de la población vacunada se conseguiría?

Al ritmo de vacunación actual, y si no vuelve a haber ningún contratiempo y la población se presta a ello, es factible llegar al 70% de la población vacunada. El 70% es un número tentativo para conseguir inmunidad de grupo. Las personas vacunadas pueden infectarse y propagar el virus, aunque a niveles menores y sin tener el riesgo de la enfermedad grave.

Si consideráramos solamente a los vacunados, al no actuar como escudos totalmente eficaces frente al virus, ese 70% puede que sea un número algo bajo. El concepto de inmunidad de grupo implica que los vacunados van a actuar como escudo en el contexto de un brote. Es posible que si sumamos ese 70% de vacunados e infectados se consiga dicha inmunidad de grupo.

¿Cree que será necesaria una tercera dosis como ya ha apuntado Pfizer?

De momento la evidencia es que a pesar de que hay reinfecciones, estas son en su mayoría leves. Pero no sabemos aún si la protección de las vacunas decrece y cuándo lo hace. Me parece muy prematuro para decir que hay que poner una dosis más.

¿Qué opina de la liberalización de las patentes?

Para conseguir las vacunas tanto empresas como gobiernos han hecho fuertes inversiones. Su producción en los laboratorios no es una cosa trivial. Hay unos controles de calidad muy estrictos, se necesita conocimiento y cumplir una serie de garantías y condiciones de seguridad.

Estamos en una situación extrema y hay que llevar las vacunas a todos los rincones del mundo y a buen ritmo, así que liberar temporalmente estas patentes podría ser una opción, pero no la única. Por ejemplo, se puede tratar de incrementar la producción por parte de las empresas que saben hacerlo bien y financiar la iniciativa COVAX de manera decidida, y de esta forma también garantizar la distribución siempre con garantías.

¿Cuál será el futuro del SARS-CoV-2?

El virus ha llegado a casi todo el planeta, pero no las vacunas, y además tiene capacidad de saltar a animales domésticos o salvajes, lo que dificultaría su desaparición si consigue prevalecer en reservorios animales. También están las variantes y la inmunidad total o parcial a largo plazo, así como si esta prevalece igual en personas mayores y jóvenes.

El virus está tratando de mejorar su entrada en las células humanas y su transmisión, de ahí que algunas variantes hayan desplazado a otras, pero a día de hoy las mutaciones que conocemos no están afectando demasiado a las vacunas. El gran riesgo, aunque improbable, es que el SARS-CoV-2 recombine de forma efectiva con otro coronavirus.

Un posible riesgo que motivaría la ineficacia de las vacunas actuales sería que el virus cambiase sustancialmente -por su mezcla con otros- la región de su genoma que codifica la proteína S, la que usa para entrar en la célula humana y la que precisamente producen las vacunas para que el organismo la detecte y genere defensas. Esta posibilidad, aunque es muy difícil que ocurra, obligaría a una modificación importante de las vacunas.