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Antibióticos: tómatelos en serio
Su uso inadecuado en personas y animales puede hacer que las bacterias se vuelvan resistentes a futuros tratamientos

El pasado 18 de noviembre, se celebró el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, el cual se engloba en la Semana Mundial de Concienciación sobre su uso. Este año el tema escogido es “Antibióticos: Tómatelos en serio”.
¿Qué es un antibiótico?
Los antibióticos son fármacos que se utilizan para combatir las infecciones de origen bacteriano.
Uno de los grandes avances de la medicina fue el desarrollo del primer antibiótico; el más conocido, la Penicilina, descubierta por Alexander Fleming en 1928.
En Europa, 33.000 personas mueren al año, como consecuencia de infecciones causadas por bacterias resistentes.
Es, entre otros motivos, el uso inadecuado o excesivo de los antibióticos, lo que genera la aparición y propagación de esta indeseada situación.
Uno de los graves peligros de tomar antibióticos cuando no es necesario o de tomarlos de forma inadecuada es este, que algunas bacterias logren mutar y hacerse resistentes al antibiótico y que el fármaco ya no sea eficaz contra ellas.
Sí, son las bacterias, y no los seres humanos ni los animales, las que se vuelven resistentes a los antibióticos.

Esta resistencia, hace que se incrementen los costes médicos, que se prolonguen las estancias hospitalarias y que aumente la mortalidad.
España presenta uno de los mayores índices de resistencia bacteriana de Europa a pesar de haber mejorado en el uso de los antibióticos.
Como consecuencia de este uso incorrecto, los antibióticos están perdiendo eficacia a un ritmo desmesurado; con lo que, de seguir en esta línea, Europa podría sufrir un grave retroceso sanitario.
Entonces, ¿cuándo debo tomar antibióticos?
Sólo cuando el profesional sanitario lo prescriba, para combatir una infección causada por una bacteria.
Los antibióticos no son de libre dispensación; solo puedes y debes adquirirlo bajo prescripción.
Cuando tomamos antibióticos, estamos matando las bacterias patógenas, las causantes de la infección, pero también nuestras propias bacterias beneficiosas, facilitando de esta manera la aparición de infecciones oportunistas.
El hecho de que alguien haga un uso inadecuado de los antibióticos no sólo afectará a esa persona, sino que fomentará la creación de cepas de bacterias resistentes y cuando se contagie otra persona, será más difícil de combatir.
Muchas enfermedades propias de la estación invernal, pueden tener los mismos síntomas, pero tal vez no requieran el mismo tratamiento. Si te han recetado un antibiótico para una enfermedad anterior y te has recuperado bien, puede ser tentador utilizar el mismo antibiótico cuando se presentan síntomas similares.
La toma de antibióticos para combatir los resfriados y la gripe no te beneficiará. Recuerda además, que, los antibióticos, tampoco están exentos de posibles efectos secundarios o reacciones adversas, o quizás interaccionen con tu medicación habitual. La mayor parte de las enfermedades invernales mejoran al cabo de dos semanas. Si los síntomas persisten, es importante consultarlo con el facultativo.
La mayor parte de los síntomas de las enfermedades invernales pueden aliviarse con otros medicamentos que pueden adquirirse bajo consejo farmacéutico, sin prescripción. Se estima, que hasta el 80 % de las infecciones invernales que afectan a la nariz, los oídos, la garganta … son de origen vírico, por lo que tomar antibióticos no las curará. Tu farmacéutico puede ofrecerte información y consejo.
Resumen
-Recuerda que usarlos incorrectamente representa un riesgo.
-El uso inadecuado de los antibióticos en personas y animales puede hacer que las bacterias se vuelvan resistentes a futuros tratamientos.
-Toma antibióticos sólo cuando te los prescriba el personal sanitario.
-Sigue siempre las recomendaciones sobre cuándo y cómo. Completa el tratamiento prescrito y, si sobran, no los guardes ni los compartas con otras personas.
-No olvides que no son eficaces contra resfriados ni la gripe.
-No curan infecciones causadas por virus; no son analgésicos y no alivian el dolor ni la fiebre.