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SALUD

La salud mental, la endemia que urge recursos y no el estigma de una ley

La Organización Mundial de la Salud augura que sea la principal causa de discapacidad en 2030

Según la OMS, casi 300 millones de personas sufren depresión en el mundo, el 4,4 % de la población
Según la OMS, casi 300 millones de personas sufren depresión en el mundo, el 4,4 % de la población
S.E.

La salud mental es la otra pandemia que, como la de la covid, también va camino de hacerse endémica; dado que este tipo de trastornos va a quedarse, lo que urge son más recursos para atender la creciente demanda y no tanto una ley, que no solo "va contra la ciencia" sino que "estigmatiza" a los enfermos.

Es una de las conclusiones a las que han llegado el presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, José Luis Carrasco; la vicepresidenta segunda de la Organización Médica Colegial, Manuela García; la pediatra experta en prevención de suicidio Montserrat Esquerda, y el sociólogo Esteban Sánchez durante el Foro de Encuentros Interdisciplinares "Salud mental: ¿nueva pandemia?", organizado por la Fundación Pablo VI.

Un problema que hoy, sí, es una pandemia: según la OMS, casi 300 millones de personas sufren depresión en el mundo, el 4,4 % de la población, y esta organización augura que sea la principal causa de discapacidad en 2030.

En España, a mediados de 2020 había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo, el 5,25 % de la población mayor de 15 años, según los últimos datos difundidos a finales del año pasado por el INE a raíz de la Encuesta Europea de Salud.

Según otro estudio elaborado por el CIS la primavera pasada, el 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental desde el inicio de la pandemia, el 43,7 % por ansiedad y el 35,5 % por depresión. Sin tener los datos actualizados, todos los expertos coinciden en que el problema va en aumento.

Una endemia, "si lo hacemos bien"

"Ahora es una pandemia, pero los problemas de salud mental no serán siempre una pandemia: habrá un pico y, si lo hacemos bien, será una endemia, que luego tendremos que tratar de controlar porque siempre va a estar ahí", ha vaticinado Carrasco, también catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Todos estamos en riesgo, "pero el riesgo no es el mismo" para todos, ha precisado Esquerda, directora del Institut Borja de Bioètica; a la pandemia hemos respondido "tal y como somos como sociedad, y no somos una sociedad pensada para niños", grupo en el que están notando especialmente trastornos de la conducta alimentaria.

Por no hablar de los profesionales sanitarios: la crisis ha duplicado el "burnout" entre ellos, pasando del 30 % los que sentían esta quemazón en la primera ola al 60 % en la tercera, ha explicado García. El programa de atención integral al médico enfermo (Paime) al que pertenece ha disparado las consultas un 37 %.

"Llevamos dos años luchando contra el virus. No estamos preparados para ver tantos muertos, nos hemos enfrentado a la incertidumbre, a la muerte, a los dilemas éticos... Y eso significa que el estado de salud de los profesionales ha empeorado", ha dicho la doctora.

Lo ha hecho antes de dar otro dato: tras el descenso de 2020 por la pandemia, las agresiones a sanitarios habrán aumentando de nuevo entre un 2 y un 3 %, según se reflejará en la información que la OMC facilita cada mes de marzo.

Una ley que no escucha a la ciencia

Para dar una respuesta a este problema desde las instituciones, en diciembre el Consejo de Ministros impulsó la Estrategia de Salud Mental, con el aval de todas las comunidades autónomas y a la que ha dotado con más de 675 millones de euros procedentes de los fondos de recuperación de la UE, que estará vigente entre 2022 y 2026.

La preocupación por la salud mental lleva instalada en el Congreso desde septiembre, cuando la Cámara Baja inició el trámite de la ley general de salud mental de Unidas Podemos, que se encuentra en plazo de presentación de enmiendas hasta el próximo 16 de febrero, aunque ya se ha prorrogado hasta en once ocasiones desde noviembre.

Este martes, el Gobierno Vasco se mostró en contra de tramitar en el Parlamento la proposición de ley de Elkarrekin Podemos-IU sobre la salud mental por entender que "no aportaría nada nuevo". dado que sus objetivos están recogidos en leyes y planes ya existentes.

No obstante, para los expertos, el mero hecho de "hacer una ley de salud mental es un estigma".

No solo, "es una ley que no escucha a la ciencia, es más, es una ley anticientífica" que mezcla la salud mental con el "malestar cotidiano", lo cual deja a los pacientes "totalmente desprotegidos". "¿Quién es el paciente social mentalmente sano si no se hace desde la ciencia? ¿Lo define el Estado? ¿Quién decide qué es lo sano?", se ha preguntado el presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, José Luis Carrasco.

"Es volver 50 años atrás. Hacer una ley 'para locos' estigmatiza. Lo que se necesita son recursos: con más recursos haremos las cosas mejor y con mayor ciencia, pero no se pueden volver a separar como si no fueran enfermos como lo demás", ha zanjado.

Se confunde salud con enfermedad mental

Se trata de una ley, ha proseguido Manuela García, que no ha tenido en cuenta al médico porque de "enfermedad mental habla poco: una cosa es el malestar psíquico que tiene una persona y que debería ser atendido en atención primaria", porque ello ayudaría además a evitar la sobremedicalización.

"Hablar de autonomía del paciente en enfermedad mental grave cuando el 90 % de los ingresos son involuntarios parece irreal", ha criticado esta doctora, que lo que más echa en falta en el texto de la ley es "la capacidad de rehabilitación del paciente y que se financie la coordinación entre las áreas de agudos, de crónicos y de subagudos y las unidades de salud mental a nivel periférico.

Al final, parte de "estereotipos y prejuicios", ha proseguido Esquerda, que ha centrado sus reproches en otro punto: "Cuando hablan de evitar la psiquiatralización de los niños, quisiera que me lo explicaran con datos".

La propuesta "confunde escenarios entre lo que es promover una buena salud y el abordaje del trastorno mental. Lo que necesita el sistema es muchísima más inversión" y reforzarlo para poder atender la creciente demanda, y esa ley no lo garantiza", advierte.

Por su parte, al sociólogo Esteban Sánchez, que dirige Instituto Universitario Desarrollo y Cooperación de la UCM, le "gustaría pensar que es un intento por dotar a la comunidad de herramientas para abordar los problemas de salud mental, por ejemplo haciéndola cada vez más protagonista en la atención primaria", de forma que aquellos problemas más generales no tengan que ser abordados en dispositivos especializados".

"Esta confusión de la idea de salud y enfermedad mental está presente en todo el preámbulo y al final se genera una ley que es ajena a la ciencia", ha concluido.