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  • Manuel Mostaza Barrios (Politólogo y director de Asuntos Públicos de Atrevia)

El cambio es seguir

Juanma Moreno, con su hasta ahora socio de Coalición Juan Marín, de Cs
Juanma Moreno, con su hasta ahora socio de coalición Juan Marín, de Cs
Efe

Desocupado lector: las elecciones las pierde un gobierno cuando la necesidad del cambio se instala en la sociedad. Algo así pasó en 2018 en Andalucía cuando, de manera inopinada, un desconocido malagueño con apellidos de trencilla se convirtió en presidente de la Junta, pese a haber obtenido los peores resultados de su partido desde la época de Alianza Popular. Cuatro años después, parece que el cambio se consolida y que la oposición no ha sido capaz de fraguar una alternativa creíble al ahora sólido Juanma Moreno. Los datos de la encuesta que publica este periódico son abrumadores: ganará de calle las elecciones y sumará más escaños que toda la izquierda, en un escenario similar al que ocurrió el año pasado en Madrid. Pero, a diferencia de lo que pasó allí, el triunfo del Partido Popular se basa en el escaso rechazo que su candidato genera entre los electores del centro hacia la izquierda: los votantes del PSOE lo valoran incluso mejor que a Juan Marín y casi un 20% de ellos (¡¡uno de cada cinco!!) lo prefiere en San Telmo antes que al desconocido Espadas.

Dos tercios de los andaluces aprueban la gestión de la Junta –entre los votantes del centro izquierda roza el aprobado– y los votantes aprueban su gestión en las materias de ámbito económico. Son estos los aspectos que explican la clara desmovilización que hay entre el electorado del Partido Socialista en Andalucía: pocos sienten inquietud ante un nuevo gobierno de Juanma Moreno. Tanto es así que la gran mayoría de los votantes socialistas apuestan porque, llegado el caso, el PSOE facilite con su abstención un gobierno en minoría del PP. Parece claro que la narrativa del cambio que se ha instalado en Andalucía es la que menos convenía al Partido Socialista: cambiar es continuar con lo iniciado hace cuatro años. En esta narrativa impulsada por Juanma Moreno, la deriva del Gobierno de la nación resta fuerza a los socialistas andaluces para volver al poder en la región más poblada de España.

Hace pocos días, el gurú tecnológico Vala Afshar recordaba durante su visita a España que «las historias poderosas pueden cambiar el mundo». Los ingenieros lo están descubriendo ahora, pero en el ámbito demoscópico es una obviedad desde hace décadas: quien impone su narrativa acaba ganando el partido. El propio Steve Jobs decía –recordaba Afshar– que «la persona más importante en un negocio es la que cuenta las historias». Y de esto va, también, la política.