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ORGULLO LGTBIQ+

Madrid clama contra el odio y reclama la ley trans

Miles de personas tiñen de arcoíris las calles en la manifestación del Orgullo

La manifestación del Orgullo 2022 reunió en Madrid a miles de personas.
La manifestación del Orgullo 2022 reunió en Madrid a miles de personas.
EFE

Millares de personas -más de un millón, según los organizadores, advirtieron ayer de que no permitirán que los delitos de odio se ceben contra el colectivo LGTBIQ+ y los vulnerables en la manifestación del Orgullo 2022, que ha vuelto a teñir de arcoíris las calles de la capital, tras dos años de pandemia, para reclamar también la aprobación de la ley trans.

“Frente al odio: visibilidad, orgullo y resiliencia” fue el lema elegido por los organizadores -la Federación Estatal FELGTB y la asociación madrileña Cogam-, para insistir en que nadie les va arrebatar los derechos adquiridos.

Así lo dijo Uge Sangil, la presidenta de la FELGTB, quien desde la cabecera de la marcha aseguró que esos derechos están en peligro en muchas comunidades e insistía en que el colectivo se va a hacer respetar.

A su lado, Jordi Petit, activista histórico catalán recordó como hace 45 años el Orgullo en Barcelona “era disuelto a palos por los grises” y resaltaba el largo camino recorrido por el colectivo: “en 1977 no imaginábamos que íbamos a llegar tan lejos”.

Los organizadores del Orgullo 2022 criticaron la actitud del Ayuntamiento de Madrid, al que acusaron de querer borrarlo, al no ampliar la regulación del ruido para poder realizar las celebraciones y por negarse a colgar la bandera arcoiris en el edificio del consistorio. Por eso, la cabecera de la marcha agradeció a Correos -que tienen unas dependencias en el lateral del Ayuntamiento- “haber colgado en el edificio la bandera que el alcalde, José Luis Martínez Almeida, se ha negado a poner”. Además corearon lemas como “no tenemos miedo” o “Almeida te irás y el Orgullo quedará”.

Sobre la ausencia del alcalde en la marcha, la vicealcaldesa Begoña Villacís, afirmó que la asistencia “se ha convertido en un derecho de los madrileños pero no en una obligación”.