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MEDIO AMBIENTE

La laguna más grande de Doñana se seca por la sequía y sobreexplotación

Ha quedado reducida a un pequeño charco en el centro, donde ya no acuden las aves acuáticas

Estado en el que se encuentra la laguna de Doñana.
Estado en el que se encuentra la laguna de Doñana.
EFE

La laguna de Santa Olalla, la laguna permanente más grande de Doñana y la última que ha mantenido agua en agosto, ha terminado por secarse completamente, lo que se ha debido a un periodo de sequía intenso y la sobreexplotación del acuífero por el complejo turístico onubense de Matalascañas, lo que ha agravado la situación en Doñana.

Según ha informado en un comunicado la Estación Biológica de Doñana, ha quedado reducida a un pequeño charco en el centro, donde ya no acuden las aves acuáticas, y supone la tercera vez desde que se tienen registros de ello, ya que está registrado que se quedó completamente sin agua en 1983 y 1995.

Incide, además, en que Doñana históricamente ha sido un refugio para la fauna y cuenta con un importante sistema de lagunas, de las que solo unas pocas se mantienen con agua todo el verano, ofreciendo refugio a las primeras aves limícolas que migran al sur tras criar en el norte de Europa, y además constituyen los hábitats de un buen número de especies de flora y fauna estrictamente acuáticas.

Además, en verano los arrozales también ofrecen un importante refugio, pero las cosas han cambiado, “y a Doñana ya no le quedan lagunas permanentes, mientras que la superficie de arrozal plantado este año es una tercera parte de la normal debido a la falta de agua”, explica el director de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, Eloy Revilla.

Revilla añade que la sequía que está sufriendo Europa, especialmente intensa en la península Ibérica, está haciendo estragos en el espacio natural, pero lo más preocupante es que esto viene de lejos, puesto que hace ya años que no llueve de manera normal: “Doñana lleva diez años consecutivos con niveles de precipitación inferiores a la media”, comenta Revilla.

Las zonas húmedas y las especies que dependen de ellas, como las aves acuáticas, se ven especialmente afectadas y se ven obligadas a desplazarse en busca de las áreas que mantienen agua disponible en los momentos más duros del estiaje.

La laguna de Santa Olalla es la única que se mantenía con agua permanente de todas las lagunas peridunares que se forman a sotavento del cordón de dunas que separa la marisma del Océano Atlántico.

Su origen está en las descargas de agua del acuífero de Doñana en esta zona, el cual genera una explosión de vida.

Estos y otros valores naturales han hecho que Doñana tenga la consideración de Parque Nacional y Reserva de la Biosfera, pero la continua explotación del acuífero por parte de la agricultura intensiva y de las extracciones para consumo humano, también en años tan secos como este, hace que no solo las lagunas temporales hayan desaparecido de Doñana, sino que también las permanentes estén amenazadas.

Ante esta grave situación en la que se encuentra la laguna de Santa Olalla, el director de la Estación Biológica de Doñana – CSIC pide que se aceleren las medidas para eliminar las captaciones de aguas subterráneas de Matalascañas, y que, mientras tanto, se impongan restricciones al uso del agua en la urbanización, al menos en años en los que las lagunas se encuentran en situaciones tan extremas como este.

“No puede ser que mientras se sigue regando el césped en Matalascañas, las lagunas de Doñana se sequen completamente”, ha concluido.