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FALLECIMIENTO DE LA REINA

Se abre la capilla ardiente de Isabel II tras una misa en Westminster

Ante la presencia de miles de ciudadanos el cortejo fúnebre ha recorrido el espacio entre el palacio de Buckingham y el Parlamento

El Palacio de Westminster ha sido escenario este miércoles de una misa en homenaje a la reina Isabel II, cuyos restos ya reposan en la sede del Parlamento y la capilla ardiente ha quedado abierta a todos los ciudadanos y que se prolongará durante cuatro días.

El rey Carlos III, la reina consorte, Camila, y otros miembros de la familia real han asistido a este breve servicio religioso, encabezado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby. La misa ha concluido con el himno, 'Dios salve al Rey'.

El ataúd, cubierto con el estandarte real y sobre el que reposa la corona imperial, permanecerá durante los próximos días sobre un catafalco -un tipo de plataforma-, custodiado las 24 horas del día por militares que sirven a la Casa Real.

Desde horas antes a la apertura de este espacio para que los ciudadanos de a pie puedan darle el ultimo adiós a Isabel II. Miles de personas ya se agolpaban en las calles de Londres y el Gobierno prevé colas de más de 30 horas. 

Cortejo fúnebre

El cortejo fúnebre con los restos de Isabel II salió este miércoles del palacio de Buckingham, en Londres, rumbo a la sede del Parlamento.

Por detrás del carro de armas que transporta el ataúd, custodiado por la guardia real, con sus uniformes rojos y gorros de piel de oso negros, y la corona imperial encima, van a pie el rey Carlos III y sus hermanos, Ana, Andrés y Eduardo, y más atrás caminan los príncipes Guillermo y Enrique, hijos del soberano.

La Tropa de Artillería a Caballo ha sido la encargada de tirar el carro con el ataúd de roble de Isabel II, cubierto con el estandarte real y también una corona de dalias y rosas blancas.

La solemne procesión ha transcurrido a paso lento y en orden casi perfecto por The Mall -que une el palacio y Whitehall, donde se ubican algunos edificios gubernamentales-, engalanada con grandes banderas británicas.

Por delante del féretro han avanzado agentes de la Policía de Londres montados a caballo, en tanto que el ataúd va custodiado a ambos lados por el Primer Batallón de los Guardias Granaderos.

El silencio de la gente ha quedado roto solo por la música solemne de una banda real y los cañonazos disparados cada minuto desde el cercano parque londinense de Hyde Park y una campanada del reloj Big Ben, también cada minuto.

Como exige el protocolo para un cortejo de este tipo, el rey Carlos III ha vestido uniforme ceremonial con el rango de mariscal de campo y ha llevado el bastón de mariscal que le había entregado su madre en 2012, así como la condecoración de la Orden del Mérito, mientras que su hijo y heredero, Guillermo, ha llevado uniforme de la Real Fuerza Aérea (RAF) y varias medallas concedidas por su abuela.

Más atrás, pero en limusina real, han ido la reina consorte, Camila; la princesa de Gales, Catalina; la duquesa de Sussex, Meghan, y la esposa del príncipe Eduardo, la condesa de Wessex, Sophie.

Al llegar a la sede de la Guardia Real a Caballo, frente al céntrico parque de St. James, el cortejo ha recibido el saludo de esta guardia al atravesar el arco del edificio.

Una vez en el Parlamento de Westminster, el féretro ha sido colocado sobre un catafalco en una capilla ardiente, donde permanecerá custodiado -por turnos- por miembros de la guardia real y los guardianes "Yeoman" de la Torre de Londres, y la podrán visitar los ciudadanos.