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Paco Sierra: “La vida ha cambiado mucho en Sobrarbe, ahora tienes aquí de todo”

Paco Sierra nació en Campo pero a los 8 años se fue a Aínsa. Cartero rural, enamorado del deporte, famoso por sus dibujos con ‘Bic’ y experto navatero

Paco Sierra.
Paco Sierra.
S. E.

"Me va bien con lo que he conseguido, con lo que hago y espero que con lo que haga en adelante”. Así ve su vida Francisco Ramón Sierra Sanz (Huesca, 1959), Paco para los amigos, un experimentado navatero que, a la satisfacción que le produce vivir en Sobrarbe, une dos grandes pasiones: el deporte en la naturaleza y el dibujo con bolígrafo. A los ocho años dejó Campo, y desde entonces reside en Aínsa, donde tuvo “la suerte de que había instituto”, con lo que mucha gente pudo “estudiar”.

Hizo luego Magisterio en Huesca y, tras un breve paso por Cataluña, comenzó a trabajar “en lo que siempre” le ha gustado, “el mundo del deporte”. Fue profesor de educación física en el instituto de Aínsa cuatro años, “hasta que pasó de ser municipal a estatal”. En ese momento, “el profesorado que estábamos contratado por el ayuntamiento nos tuvimos que ir”.

Y durante unos 20 años, fue coordinador deportivo en la Comarca de Sobrarbe, “hasta que cambios políticos” le dejaron “en la calle”, y desde hace unos 10 años trabaja “de cartero -‘el correu’, le dicen en el valle de Chistau-, casi fijo en Correos”. “Es un trabajo que me encanta, porque me gusta estar por pueblos, estar con gente, conocer a personas, estar por la montaña… Es un verdadero placer estar de cartero en zonas rurales”.

Todo sin olvidar el deporte, una de sus grandes pasiones. “Deportes en la naturaleza, me encanta el ciclismo, tanto de carretera como de montaña. He hecho piragüismo y sigo haciéndolo, pero en aguas tranquilas; y montaña siempre que puedo, ahora más senderismo que alta montaña, por las rodillas”.

Paco Sierra es, por otro lado, un gran dibujante. Fue haciendo Magisterio cuando lo descubrió. “Vi que las cosas me salían más rápidas y más fáciles que al resto de compañeros, hice algún curso y me comencé a introducir en distintas técnicas, hasta que vas llegando a lo que más te gusta, que es dibujar, más que pintar, y en ello sigo casi todo el tiempo libre del que dispongo. Llevo 15 años dibujando con dedicación más en serio, es decir haciendo encargos, exposiciones y trabajando todos los días”.

Ha utilizado de todo, desde lápiz a carboncillo pasando por la tinta china, los lápices de colores, el pirograbado, que le “encantaba”. “De pronto un día descubrí los dibujos a bolígrafo. La verdad es que me satisface mucho ver la sorpresa que le produce a la gente el trabajo que hago con él, sobre todo el Bic, que es el que utilizo, el de toda la vida”. Y “más de una vez han destacado la limpieza de la obra, dicen que son dibujos muy limpios, y la paciencia” que lleva en sí este arte. Y es entonces cuando le gusta explicar que “hacer un ojo de un retrato puede costar una hora”.

Utiliza una técnica que exige mucha precisión. “Es el sombreado, hacer capa sobre capa hasta lograr los contrastes y la oscuridad que quieres en el dibujo. Es un proceso muy lento, cuesta muchas horas, el formato más grande que he hecho, que es el tamaño cartulina, pueden ser 60 horas de dibujo. Y vas haciendo pequeños que te suponen 15 ó 20 horas, pero vas cambiando de tema y es más divertido. Además, tengo habitualmente más de uno en marcha, de forma que no me harto de ver siempre la misma imagen”.

Es un tipo de dibujo que se da más para el retrato, aunque también hace paisajes. Ahora por ejemplo, está con uno del ibón de Plan.

Comenta que ha hecho unas 40 exposiciones: “me gusta exponer y que la gente lo vea. Me gusta hacerlo en cualquier pueblo que me lo pide, en cafeterías, en algún albergue...”.

Más años lleva siendo navatero. “Soy navatero de la segunda promoción, desde que se recuperaron las navatas, desde hace más de 30 años, y llevo unos 25 descensos. Mi relación con las navatas es total, además del sentimiento de recuperar la memoria de una gente que trabajaba en la aventura, el colectivo que se forma haciendo las navatas es muy agradable, se está en el río, estás en plena naturaleza y pasándotelo muy bien. El disfrute de las navatas es de principio a fin, desde el día que vamos a cortar los verdugos hasta que acaba el descenso el día de las navatas”. Una actividad que este año no puede disfrutar por la falta de agua en el Cinca.

Ha militado en diferentes entidades deportivas, culturales y sociales (el Club Atlético Sobrarbe, del que fue presidente; la Asociación de los Molinos de La Fueva, el Centro de Estudios de Sobrarbe…), y dice que vive en una comarca que “no tiene nada que ver con lo que era hace 30 años. La vida ha cambiado muchísimo, se ha animado la comarca y hay posibilidad de hacer muchas cosas; si te gusta el mundo rural, el monte, la gente… tienes aquí de todo”. Atrás quedó, pues, “el pesimismo que producía ver que la gente se marchaba de la comarca”; valora que ahora haya “gente joven” aunque resalta que “se concentran demasiado en las poblaciones a pie de carretera”.

Se siente sobrarbense, aunque explica que como no es “de Aínsa”, no tiene “nombre de casa”, y lo primero que preguntan es: “¿de qué casa eres? Eso se nota en los pueblos”. En Campo, sin embargo, “conservamos la casa de mi madre, que es ‘casa el pequeño’”, y así lo identifican los vecinos de esta localidad ribagorzana que suele visitar con cierta asiduidad.