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Úrsula Corberó: “He hecho este papel con mucho respeto y presión”

Úrsula Corberó regresa a Netflix tras el éxito arrollador de ‘La Casa de Papel’

Quim Gutiérrez y Úrsula Corberó, en la presentación de la serie.
Quim Gutiérrez y Úrsula Corberó, en la presentación de la serie.
EFE

Úrsula Corberó, actriz internacionalmente conocida por La casa de papel o Física o química, se lanza al nuevo reto de protagonizar la serie El cuerpo en llamas, un “true crime” que recrea el llamado “crimen de la Guardia Urbana” donde interpreta a la asesina Rosa Peral, que aún cumple condena.

Corberó dice que no tuvo más remedio que enfrentarse a este papel “con mucho respeto y con un poco de presión también”, pero sobre todo, “con mucho control del ‘frikismo’”, ya que encarna a una persona que está viva y en la cárcel, y a la que todo el mundo ha visto en la televisión.

Para saber dónde se metía, Corberó cuenta que se reunió muchas veces con Netflix, “les hacía muchas preguntas, lo comentaba con la almohada, al día siguiente me venían a la cabeza nuevas preguntas”, hasta que después de “un mes de idas y venidas”, al final dijo que sí, consciente de que “había riesgo”.

La serie cuenta en ocho capítulos adictivos el asesinato premeditado de un guardia urbano de Barcelona a manos de la que era su pareja y el amante de ésta, una historia real macabra y cruel que en El cuerpo en llamas gana en ‘elegancia de barrio’, como la define Quim Gutiérrez.

Había una delgada línea que se tenía que encontrar, eran unos personajes un poco de barrio, pero con una propuesta estilística elegante”, abunda por su parte la actriz catalana, que transita en la serie por varias ‘Rosas’: la go-gó choni de una discoteca de barrio, la chispeante compañera policial, sexy y desinhibida, o la madre tierna y juguetona.

En la historia se mezclan diferentes ingredientes, como el hecho de pertenecer a un cuerpo policial, apunta Gutiérrez, impecable en el cuerpo de un guardia urbano curtido de gimnasio (ganó ocho kilos de músculo para el rodaje) y con la mirada justa de amante apasionado o monstruo capaz de cualquier cosa.

Dirigida por Jorge Torregrosa con guion de Laura Sarmiento, el mismo equipo que sacó adelante la multipremiada serie Intimidad, El cuerpo en llamas engancha desde el minuto uno, a pesar de contar unos hechos reales que ocurrieron entre 2017 y 2020 y fueron muy mediáticos: un thriller que parte de saber quiénes son los ‘malos’.

Pero tanto Corberó como Gutiérrez, o los otros ‘hombres’ de Rosa, interpretados por José Manuel Poga (el muerto), Isak Ferriz (el marido) o Raúl Prieto (su jefe y acosador), logran dar cuerpo a unas vidas bien difíciles de comprender, salvo, como es el caso, que les veas evolucionar.

A su lado, Gutiérrez -Goya al actor revelación en AzulOscuroCasiNegro (2007)-, explica a EFE que “todo el rato” estuvo forzándose para recordar que, aunque su personaje estaba inspirado en hechos reales, era ficción.

Para el actor catalán lo más difícil era comprender por qué “al final, ante estas circunstancias, la única salida posible es la muerte del tipo que molesta. Había tantas opciones, se podían hacer tantas cosas. ¿Por qué la única opción es cargártelo? Ésa era para mi la gran duda, porque los personajes no son psicópatas”, señala.

Destaca la importancia de la violencia en la serie, pero no solo la que se ve en la trama, sino la que probablemente les había rodeado antes, “cuando se generan las personalidades y los rasgos de carácter” que muestran.

Los celos, la posesión, el carácter violento de este hombre que, además, es policía y ególatra, un ‘macho’ convencido de que ‘siempre va a ser el novio de Rosa’, revientan en un momento que luce más aún en los últimos capítulos de la serie, cuando se recrea el juicio que los enfrentó, escenas -por cierto- que son las favoritas de la pareja de actores.

Se sabe que son dos personas malvadas, aporta Corberó, pero “¿de dónde viene esa maldad?”, pregunta a los espectadores y a sí misma.