Aragón

ALTO ARAGÓN - TRASHUMANCIA

Medio millar de churras tensinas van rumbo a Fiscal desde Vicién

Tras pasar el invierno en tierra baja regresan a su hogar en la montaña

Medio millar de churras tensinas van rumbo a Fiscal desde Vicién
Medio millar de churras tensinas van rumbo a Fiscal desde Vicién
V.A.

HUESCA.- Con el paso del tiempo la trashumancia se ha convertido en un arte casi en peligro de extinción. Cada vez son menos los ganaderos que practican esta técnica milenaria de pastoreo, basada en desplazar el rebaño de zonas de montaña a tierra baja para pasar el invierno.

En los valles de Broto y de Vió, en el Sobrarbe, hace años que ningún rebaño pasa por la cabañera que une las tierras de la Hoya de Huesca con la rivera del Ara. Los últimos en hacerlo fueron los hermanos Garcés, de Fanlo, que aunque todavía llevan sus ovejas al llano, ya no lo hacen andando, sino en camión.

Movido por las viejas historias que contaba su padre y pensando en el bienestar de sus ovejas, Rubén Allué Fumanal, un joven ganadero de Fiscal, decidió embarcarse este año, por primera vez, en la aventura de la trashumancia.

A mediados del pasado enero, unas cuatrocientas ovejas de la raza churra tensina salieron en camión de Fiscal en dirección a una finca de Vicién para pasar el invierno. Después de cuatro meses, el ganado está ahora de regreso al hogar.

Vuelven como antaño, a pie, por la cabañera por la que en el pasado transitaron cientos de ovejas y pastores como el padre de Rubén, José Allué Bernad, que con 21 años ya cruzaba desde Asín de Broto hasta los pastos de Bujaraloz y Peñalba con cerca de setecientas ovejas, un buen perro y algún otro compañero de fatigas.

"Es una pena que se haya perdido la tradición", afirma José, quien se muestra feliz por la decisión de su hijo de recuperar la trashumancia.

"Hoy en día todo el mundo busca el confort, vivir bien y ganar mucho dinero, por eso oficios como el de pastor y prácticas como la trashumancia han ido desapareciendo", lamenta.

Afortunadamente todavía hay jóvenes, como Rubén, dispuestos a sacrificar ciertas comodidades para honrar a sus antepasados y las viejas tradiciones de los pastores del Pirineo.

"El tiempo ha pasado volando, parece que fue ayer cuando llegué a Vicién y hoy ya estamos de vuelta", comenta Rubén. La experiencia ha sido "muy buena" y las ovejas han estado "mucho mejor que allá arriba", asegura.

La prueba es irrefutable. Llegó a tierra baja con cuatrocientas cabezas y vuelve con unas quinientas. "Han criado más que en Fiscal, aquí han tenido más hierba y han estado más sueltas", señala.

Hace unas semanas un camión se llevó los corderos nacidos en tierra baja a la montaña y el pasado sábado emprendieron el camino de vuelta las ovejas. Un rebaño bastante atípico porque se trata de churras tensinas, una raza autóctona del valle de Tena, en peligro de extinción, que no suele practicar la trashumancia porque forma parte de explotaciones de pequeño tamaño.

A primera hora de la mañana del sábado las ovejas atravesaron la capital oscense, pastoreadas por Rubén y su inseparable Toby, "el mejor perro que un pastor puede tener", asegura el joven.

Otros familiares y amigos del ganadero como José, Lázaro, Domingo, Ernesto y Francisco también se sumaron a la aventura y ayudaron al pastor y a sus ovejas a salir de Vicién y cruzar Huesca. Por supuesto, previamente se había dado aviso a la Policía local para cortar los pasos pertinentes, una labor que desempeñaron magníficamente varios agentes, agradece Rubén.

Después de varios días de descanso en un terreno municipal próximo a la capital oscense, el pastor y sus ovejas han retomado el viaje a la montaña. La previsión es llegar a Fiscal en una semana para pasar la temporada de verano en el hogar, donde ya ha crecido la hierba y las temperaturas son más agradables que meses atrás.