Aragón

ALTO ARAGÓN - TRASHUMANCIA

Unas 1.200 ovejas se dirigen al ibón de Ip para "veranear"

Carlos Orensanz y Blanca Calvo llevan su ganado en trashumancia desde Sangarrén a Canfranc para pasar los meses del estío

Unas 1.200 ovejas se dirigen al ibón de Ip para "veranear"
Unas 1.200 ovejas se dirigen al ibón de Ip para "veranear"
S.E.

HUESCA.- Unas 1.200 ovejas y un centenar de cabras cruzaron este miércoles la capital oscense en dirección a Canfranc, concretamente al ibón de Ip, donde tienen previsto pasar el verano.

El rebaño, pastoreado por Blanca Calvo y su marido Carlos Orensanz, entró casi al alba por la calle Doña Sancha, siguió por la calle Teruel hasta la avenida los Danzantes, el paseo Lucas Mallada y la carretera de Apiés, donde cogió la cabañera que lo llevará a las montañas.

Por delante tienen cinco días de aventura, en los que Blanca y Carlos recorrerán un total de unos cien kilómetros con su ganado desde Sangarrén, donde salieron el pasado martes, y hasta Castiello de Jaca, donde se juntarán con las ovejas de otro ganadero para continuar la marcha unos quince kilómetros más hasta Canfranc y llegar después al destino final, las laderas del ibón de Ip.

En el ibón pasarán los meses de verano, "totalmente en libertad y sin tener que encerrarlas cada día", explica Blanca Calvo, para quien la trashumancia es una cuestión de tradición y de ventajas, "las ovejas están muy bien en esta época en la montaña", afirma.

El matrimonio, que reside en la capital oscense, tiene la explotación en Sangarrén, pero cada año por estas fechas lleva las ovejas a Canfranc. "La trashumancia se ha hecho en casa de mi marido toda la vida y nosotros hemos seguido con la tradición", relata Blanca Calvo.

Según cuenta, es bueno para los animales y también para ellos. Dos días a la semana, normalmente los viernes y los sábados, suben Carlos Orensanz y el otro ganadero de Castiello de Jaca con el que llevan las ovejas a la montaña a curar el rebaño, "al ser un ibón hay mucha agua de nieve y al pisarla se hacen heridas".

Luego entre semana, se van turnando para vigilarlas, ver dónde están y cómo se encuentran, explica Blanca Calvo.

Y de este modo pasan el verano, hasta finales de septiembre o principios de octubre, cuando el tiempo empieza a cambiar y el rebaño regresa a pasar los meses fríos del año a la explotación de Sangarrén.