Aragón

ALTO ARAGÓN - SECTOR PRIMARIO

La degradación de los suelos, otra amenaza para la agricultura

Las altas tasas de erosión reducirán los terrenos cultivables

La degradación de los suelos, otra amenaza para la agricultura
La degradación de los suelos, otra amenaza para la agricultura
R.G.

HUESCA.- Los suelos se están degradando a nivel mundial a un ritmo que ya está activando las alarmas entre los expertos. Hay cifras que hablan de una pérdida de una superficie de 30 campos de fútbol por minutos a nivel mundial por esta causa y esto acabará repercutiendo negativamente sobre la superficie cultivable a nivel mundial.

"Es el mismo peligro que cuando hablamos de cambio climático: mañana no pasará nada, pero hay una tendencia que hay que intentar revertir. Tenemos unas tasas de erosión que harán que dentro de unas décadas tengamos menos sitio para cultivar", explica David Badía, profesor de la Escuela Politécnica y miembro de la Sociedad de la Ciencia del Suelo.

Badía dio el pasado martes una conferencia en el Instituto de Estudios Aragoneses titulada "Detengamos la erosión del suelo, salvemos nuestro futuro", replicando el eslogan adoptado este año por la Organización de la ONU para la Alimentación (FAO), para el Día Internacional del Suelo, que se celebra cada 25 de diciembre.

El experto destaca "la importancia que tiene el suelo para el desarrollo de la vida". "El 90-95 % de la comida procede directa o indirectamente del suelo" e incluso el agua "en muchas zonas pasa por los suelos, se filtra a través de ellos para bien o para mal, porque según lo que hayas aplicado antes en el suelo, son arrastrados esos productos y te los tienes que beber en ese agua", advierte. "En Huesca en concreto, con el tema de las zonas vulnerables por nitratos somos bastantes conscientes de ese hecho", apunta.

Sobre las causas de degradación de este suelo, cita "el agotamiento, la salinización, la contaminación, la desertificación, la pérdida por escorrentías y viento, que sería lo que entendemos por erosión, o el sellado, que es cubrir el suelo con infraestructuras".

El suelo, recuerda, "no es un recurso renovable a escala humana: lo heredamos y tenemos que conservarlo si queremos que las próximas generaciones sigan usándolo".

Badía subraya la importancia de las cubiertas vegetales sobre el suelo para protegerlo de la degradación, ya que "en una zona que tenemos al descubierto, en cuanto llegan las lluvias, las gotas impactan directamente sobre el suelo, no encuentran una cubierta protectora, y las partículas del suelo se dispersan y a continuación son arrastradas por el agua de escorrentía".

Esas partículas acaban en forma de sedimentos en los fondos de los embalses, en los ríos o eventualmente en el mar, donde se pierde.

Por ello, indica algunas prácticas agrícolas para frenar la degradación, como "mantener las rastrojeras y sembrar sobre la rastrojera". O en caso de frutales, olivos o viñedo, "si conseguimos mantener cierta cubierta, en secano va a competir por el agua, entonces hay que tratar de que en la época donde vaya a haber mayor competencia, tratar de eliminarla, al menos parcialmente".