ALTO ARAGÓN - SECTOR PRIMARIO
La agricultura de precisión se abre paso en el campo altoaragonés
Una explotación de Selgua optimiza la gestión de sus inputs y reduce el impacto ambiental con herramientas 4.0

HUESCA.- La necesidad de aplicar a sus cultivos las innovaciones tecnológicas que se abren paso en el sector agrícola la ha tenido clara siempre Ramón Acín, gerente de la empresa Finca Bizcarra, en Selgua, cerca de Monzón. Desde la fundación, en 1999, de esta explotación familiar, su padre y luego él han seguido esta filosofía. Primero fue con la modernización del sistema de riego y desde hace unos años con las nuevas herramientas de la agricultura 4.0 que le están permitiendo optimizar sus inputs y maximizar su rentabilidad, contribuyendo de paso a reducir su impacto ambiental.
Muchos pudieran pensar que estas herramientas solo están al alcance de las grandes multinacionales, pero Finca Bizcarra ha demostrado que con perseverancia y audacia, también una firma con 300 hectáreas y cuatro trabajadores puede llevar a cabo una agricultura de precisión basada en la digitalización y el análisis de datos.
"Empezamos con el tema de modernización de regadíos y cuando esto estaba suficientemente maduro comenzamos a introducirnos en la agricultura de precisión porque lo que buscábamos sobre todo era optimizar la gestión", explica Acín. "Ahora estamos en una fase en la que cualquier operación que hacemos en nuestra explotación se hace de una forma dirigida. No echamos un fertilizante si no hemos hecho antes una analítica", agrega.
Antes de dar cualquier paso, no solo conocen el estado del suelo y las necesidades de cada parcela, sino de cada parte de cada parcela gracias al uso de un equipo sonda con el que "mapean" todos sus terrenos. "Por inducción electromagnética sabemos cuál es la conductividad eléctrica aparente del sustrato que tenemos debajo y podemos, tras una analítica dirigida, conocer el tipo de textura", detalla Acín. Así, con el uso de sembradoras y abonadoras de dosificación variable y del software adecuado, a cada porción de cada parcela le aportan la cantidad exacta de semillas, de abono y, donde tienen adaptado el sistema de riego, de agua que necesita.
"Cada parcela la vamos segregando por zonas y en cada una actuamos de una forma completamente independiente. Si por ejemplo una zona está sobrada de fósforo, echamos menos o no echamos nada", comenta Acín. "La cantidad de unidades fertilizantes que estamos echando es mucho menor porque van más dirigidas". Esto, asegura, les está dando unos resultados "excepcionales". Además, les llevó a ser reconocidos la semana pasada con el Premio Excelencia de la FIMA.
Pero para llegar hasta aquí han tenido que ir aprendiendo poco a poco, de la mano de la capacitación de las casas comercializadoras, y en ocasiones dando pasos en falso. "Este control lo hemos tenido que ir incrementado y una cosa ha llevado a la otra, pero el hecho de ser pioneros en este sentido nos ha llevado a cometer errores, como empezar a usar herramientas que al poco tiempo nos hemos dado cuenta de que no funcionaban", relata el gerente de Finca Bizcarra.
Hace dos años, con la experiencia y los conocimientos que habían adquirido, crearon su propia compañía, Agrarium, con la que hacen mapeos y análisis para otras empresas de la zona. El año pasado trabajaron unas 1.700 hectáreas, pero fue sobre todo para empresas grandes. Y es que "al agricultor pequeño le cuesta cambiar", indica Acín, que espera que cada vez más pequeños propietarios recurran a sus servicios.
Admite que el coste de las herramientas de la agricultura 4.0 puede echar atrás a quienes tienen pocas hectáreas, pero "las cooperativas se tendrán que poner las pilas con esto", señala.
Esta forma de trabajar, considera, "se va a imponer, porque aquí además hay un componente ambiental muy interesante". Con la agricultura de precisión, no solo se rentabilizan más las inversiones en inputs, también se reduce el uso de agua, de fertilizantes y otros componentes químicos, un aspecto que la sociedad demanda cada vez más en la producción de alimentos y que se está trasladando a las regulaciones.
Respecto al papel de la Administración, "creo que sabe que tenemos que hacer las cosas de otra manera, pero lo que no creo que tenga tan claro es cómo", asevera. Acín reconoce que desde algunas instituciones, como la universidad o el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (Cita) de Aragón "se está trabajando mucho en esto, pero luego la transferencia a veces no llega al usuario directo, que es el agricultor". "Favorecer la transferencia tecnológica o las Cooperativas de Datos darían un impulso importante a esta tecnología", concluye.