Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

Vivir como pastores, aislados y al aire libre, para salir del confinamiento

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Vivir como pastores, aislados y al aire libre, para salir del confinamiento
Vivir como pastores, aislados y al aire libre, para salir del confinamiento

¿Cómo vive un pastor? Darle un biberón a un cordero, apacentar a las ovejas o comprobar la labor de los rebaños para la conservación del medio natural es parte de la experiencia que pueden vivir los turistas en La Borda de Pastores. Este alojamiento turístico singular, situado en la Pardina de Ayés, en el municipio de Sabiñánigo, se prepara para la reapertura, posible en su caso desde este lunes día 11, aunque aún no saben para cuándo. Como su nombre indica, una pardina es una casa aislada con un terreno circundante con una explotación agropecuaria, lo que la convierte en una opción atractiva en estas primeras fases de la desescalada de la crisis sanitaria por el coronavirus.

Ya lo fue para María Teresa Nogueras y Vicente Sancho, que dejaron Caspe hace seis años (aunque no su rebaño), para desarrollar el proyecto de la Cooperativa Oviaragón-Grupo Pastores, de la que son socios. El objetivo de La Borda de Pastores es divulgar la importancia de este oficio y del ganado ovino para la economía rural y el mantenimiento del medio ambiente. De esta forma, también fomentan el consumo de la carne de cordero, que se desplomó al inicio de la crisis en gran parte por el cierre de la hostelería.

Aire libre y aislados. La localidad más próxima es Rapún, donde viven dos familias de las cuatro que hay, aunque está muy cerca de Sabiñánigo. Esta es su oferta, que ya disponen de cinco apartamentos con cocina (uno de seis plazas, tres de cuatro y una habitación doble adaptada), que solo comparten escalera. Además, tienen espacio para hacer barbacoas, que están adecuando para que las familias no tengan que juntarse, aunque tendrían que cerrar el antiguo horno de pan, que es de uso compartido. "A la gente le gusta comer al aire libre, y este año habrá más ganas", apunta. Y es que entre el 80 y el 90 % de los clientes que reciben son familias con niños, que disfrutan mucho cuando le pueden dar el biberón a un cordero. No obstante, María Teresa ya está al tanto de los protocolos que se barajan para aplicar el plan de higiene y las medidas de seguridad que correspondan.

Además de tratarse de un conjunto de edificaciones aisladas, donde ni siquiera hay vecinos, "los clientes suelen pasar el día fuera porque salen a ver otras cosas y, cuando vuelven a media tarde, hacemos actividades", indica. Su programa se llama "Vivir como un pastor", que es al aire libre y entre los miembros de una familia no tienen que guardar distancias. Además, ofrecen servicio de restauración con migas y ternasco, para que conozcan el producto aragonés. También se puede ver el Museo del Ovino.

Con todo, "ahora estamos con mucha incertidumbre. Si podemos abrir en agosto, ya estaría contentísima. Primero es la salud de las personas. Ahora, ¿quién va a venir de la provincia de Huesca? Ellos pueden hacer excursiones de un día", reflexiona por las limitaciones de movilidad. La mayoría de los turistas que reciben proceden de comunidades como Valencia, País Vasco, Cataluña y Madrid, y en el mes de agosto de Andalucía. Además, les llegan muchos extranjeros. Pero, es consciente de que su oferta genuina va a ser una ventaja para este verano.

Por ello, "con un proyecto de turismo rural y ganado, no te tienen que importar las horas que le echas. Igual tienes que atender a un cliente a las 23.00 y al día siguiente prepararle el desayuno a primera hora". Vicente Sancho cambió los parajes de Caspe, donde todavía mantienen un rebaño de 500 cabezas, por los de la Pardina de Ayés, donde cuidan unas 400. Pero el cambio para María Teresa fue mayor. Dejó su trabajo como arquitecto técnico, que desarrollaba proyectos para varios ayuntamientos del entorno de Caspe, por sacar adelante este en una zona de la que se habían enamorado. Y ahora, aunque sigue colegiada, se encarga de la cocina, algo con lo que disfruta. Habitualmente subían a un camping a Fiscal, conocían a gente de la zona... y, con sus hijos mellizos de 14 años, tomaron la decisión. "Entonces me querían matar, y después han estado encantados", comenta María Teresa, que explica que ahora estudian en Lérida y en Barcelona. "Mucha gente me dice que hice my bien", apunta. Y ella no lo duda ni por un momento.