Aragón

ALTO ARAGÓN - PANDEMIA DE CORONAVIRUS

Ilusión y temor ante el reinicio de las visitas en las residencias

Familiares e internos se muestran impacientes por volver a reecontrarse

Javier Olivera y Luis Agüera afirman que el confinamiento ha empeorado el ánimo de los ancianos
Javier Olivera y Luis Agüera afirman que el confinamiento ha empeorado el ánimo de los ancianos
S.E.

HUESCA.- La residencia para la tercera edad La Solana, de Aínsa, ha recibido un "aluvión" de llamadas de familiares de usuarios desde el viernes, un día después de que el Gobierno de Aragón anunciara que se permitirían las visitas a partir de hoy, con cita previa y solo en aquellos centros que llevasen al menos cuatro semanas sin ningún caso de covid-19.

"Hay muchas ganas. Son dos meses y medio sin tener contacto físico, porque a través de videollamadas, de wasaps de vídeos, del teléfono han mantenido relación todo el tiempo, pero necesitan verse ya físicamente unos y otros", asegura la directora, Laura Castán.

Con algún temor, pero sobre todo con mucha ilusión, en las residencias los mayores esperaban esta oportunidad de verse cara a cara a sus seres queridos más allá de las videoconferencias que han servido durante estos más de dos meses de confinamiento de medio de contacto con el mundo exterior.

Las visitas deberán llevarse a cabo con unas medidas de seguridad que las limitarán a un único familiar cada vez y a una hora de duración. Además, se realizarán en un espacio predeterminado por el centro, preferentemente exterior, y con el uso obligatorio de mascarillas.

En La Solana adoptarán también otras medidas de prevención, como los guantes y los geles hidroalcohólicos, la medición de la temperatura a la entrada y un formulario en el que los visitantes deberán garantizar que no padecen ningún síntoma compatible con la covid-19 y que nos ha estado en contacto directo con posibles casos.

Y es que Castán reconoce que también hay temor a que sean una vía de entrada del coronavirus. Hasta ahora "las familias se han comportado de maravilla. Todas han aceptado desde el minuto uno todo lo que hemos ido decidiendo y que nos han venido marcando y espero que sean igual de rigurosas y responsables con esto", afirma Castán. "El fin es proteger a los suyos, protegerlos a ellos también y a nosotras, por supuesto", indica.

Los residentes, mientras, también esperan impacientes el momento del reencuentro, como Esperanza Moreno, una interna de 91 años de la residencia Las Huertas de Barbastro. Ella ha estado viendo a sus nietos desde una ventana en la tercera planta del centro, pero está deseando verlos sin esa distancia de por medio. "Mis nietos Javi y Andrés me llaman mucho, el uno cuando va a la huerta y quedamos desde la ventana", cuenta la mujer.

"Cuando mi nieto Javi dijo que sería padre, con mi compañera de habitación hicimos dos pares de pantuflos para la criatura, así que le llamé y se los tiré desde la ventana en una bolsa con el encargo de que no lo abriera hasta que llegara a casa. Allí se echó a llorar como un crío", explica mientras cuenta las horas para volverse a juntar con los suyos.

"Las familias han sido muy comprensivas, se les ha informado mediante videollamadas y otros sistemas para mantener el contacto sin necesidad de que sea físico", sostiene el concejal del Área de Bienestar de Barbastro, Luis Domínguez, quien celebró que gracias a las medidas, las cuatro residencias de mayores de propiedad municipal se han mantenido prácticamente inmunes al coronavirus. Sólo una trabajadora dio positivo en la de Las Huertas.

"Yo también tengo muchas ganas pero me da mucho miedo", señala Laura Castán, que no obstante precisa que lo que más miedo le da son las salidas de los residentes, también permitidas a partir de este lunes, durante una hora y sin alejarse más de un kilómetro del centro. "Igual que sé que va a haber muchos que van a ser muy cautos y van a extremar las medidas, creo que va a haber alguno que no lo va a ser tanto", dice Castán. "Hemos estado muy tranquilos este tiempo en una burbuja y ahora me da miedo", dice.