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ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Santa Justa renace 50 años después por una pista asfaltada

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Santa Justa renace 50 años después por una pista asfaltada
Santa Justa renace 50 años después por una pista asfaltada
R.G.

HUESCA.- La última casa que se cerró en Santa Justa, un núcleo del municipio de Puértolas, fue en 1981. Antonio Gistau se resistía... pero sin luz, sin agua y sin acceso rodado, tuvo que llevarse a sus padres mayores y echar la llave. La rabia por esa expulsión silenciosa por pura necesidad hizo que durante aquellos primeros años apenas volviera. Pero jamás se rindió, ni él ni otros antiguos vecinos que tuvieron que marchar antes. Ese tesón ha tenido respuesta. Santa Justa renace hoy gracias a laconstrucción de una pista asfaltada impulsada por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Huesca, con la que en poco más de dos kilómetros y menos de cinco minutos, se salva medio siglo de historia.

"Es como un milagro, no pensaba que llegaríamos a tener pista; y ahora yo no podría subir", expresa con emoción Teresa Villa, que a sus 80 años ha ido un día tras otro cuando la pandemia lo permitía. Como la mayoría de los vecinos de este núcleo de cinco casas, en torno a 1970, su familia emigró por un camino de herradura. Hoy, tras una inversión de casi 500.000 euros, se puede llegar con coche por el desvío desde la carretera entre Puértolas y Escuaín, uno de los accesos al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Ahora, todos los vecinos hacen planes de futuro. "Por nuestra experiencia, ahí donde hemos echado una mano, ha vuelto a renacer el pueblo", asegura Miguel Gracia, presidente de la Diputación Provincial de Huesca, que ha visitado este núcleo, acompañado por la vicepresidenta, Elisa Sancho, y el alcalde de Puértolas y presidente de la Comarca de Sobrarbe, José Manuel Bielsa. "Es una entrada al Parque Nacional, con un centro de visitantes previsto en ese municipio, en Escalona, por lo que no tenemos ninguna duda de que alrededor del parque, si sabemos mantener los servicios esenciales, pueden volver a arrancar núcleos pequeños, fundamentales para mantener un territorio vivo", indica Gracia. Supone también cumplir con una deuda histórica con los habitantes de la montaña.

El amor a la tierra pudo con la rabia de Antonio Gistau, de casa Mairal, porque el Ayuntamiento no les había apoyado con la luz y poco después lo dio de baja como pueblo. Y volvió. Consiguieron arreglar una pista desde Hospital de Tella (la autonómica A-138 a Francia) que se abrió en los 60 para labrar unas fincas, para la que no solo había que tener todoterreno sino saber conducirlo. Impracticable. En el cazo de una retroexcavadora, Gistau subió el material para cambiar el tejado para que su casa no se hundiera y colocó placas solares para tener luz. "Me hubiera gustado arreglar la casa, hacer turismo rural... ahora, a ver", dice.

En la baca del todoterreno, Irene Naval, descendiente de Casa Santos, y su marido David del Río fueron subiendo material para hacerse una casa para los fines de semana. "La logística era muy complicada. Esta pista es un gran paso adelante", indica. De hecho, durante esta pandemia, han pasado mucho más tiempo allí con sus hijos de 7 y 12 años. "Siempre hemos estado solos, porque tampoco podías subir con amigos. Ahora te puedes plantear vivir aquí, en media hora estás en Aínsa (donde reside) y hay mucha calidad de vida por el contacto con la naturaleza. Puedes vivir en una casa con terreno y sol", comenta. "En la situación actual, mucha gente pregunta, porque quieren salir de las ciudades", reflexiona acerca de las posibilidades de que lleguen nuevos vecinos.

"Casi no me lo creía que se iba a hacer la pista, aunque hay mucho trabajo de reconstrucción", señala Juan Gistau, otro de los vecinos, que se arregló un pajar para pasar alguna noche, ya que parte de las edificaciones del pueblo se han caído por el paso del tiempo. "Haré todo lo posible por arreglar algo. Para mí es un sueño realizado", concluye.

"La pista de Santa Justa cierra un círculo en el Ayuntamiento de Puértolas porque, si bien nos queda buscar una solución para Bies -algo más sencillo, que podremos abordar en breve-, había dos reivindicaciones casi históricas: la pista de Muro de Bellos y la de Santa Justa. Y, por fin, conseguimos tener un buen acceso, para que los vecinos de estos pueblos tengan la oportunidad de arreglar sus casas", comenta el alcalde de Puértolas, José Manuel Bielsa.

Fue quien se marcó el reto de cumplir con el sueño vecinal. Teresa Villa y Antonio Gistau recuerdan que hace casi 30 años se planteó por primera vez, pero que los intentos quedaron en papel mojado. Bielsa quiso enseñar la necesidad de invertir y subió con el entonces diputado de Obras Públicas, Armando Borraz, ya fallecido, a quien le sorprendió cómo con ese acceso se habían arreglado tejados: por el empeño de los vecinos. La DPH dio continuidad al proyecto. Gracia resalta "el interés por volver a tener actividad y, con ello, vida en Santa Justa".

"Cuando valoras una inversión pública, hay que mirar la posibilidad de que tengan servicios y de que viva gente en un futuro", argumenta Bielsa para explicar su determinación por que Muro de Bellos y Santa Justa tuvieran pista, ya que están en el centro de la Comarca de Sobrarbe y a pocos kilómetros de Aínsa. A Muro de Bellos llegó en 2016, por ello, se pudo rodar la película "Bajo la piel de lobo", y ahora hay una casa en construcción. En este año, la Diputación invertirá más de 2,5 millones de euros en carreteras provinciales y municipales.

"La pista es una forma de darles vida a estas poblaciones, porque los vecinos pueden arreglar sus casas y eso es un cambio espectacular. Ahora, con todo lo digital en auge, ya te puedes plantear que la gente venga incluso a vivir aquí. Tenemos buena cobertura de móvil y se abre un mundo de posibilidades", indica Bielsa, cuyo municipio se incluye en el Plan de Extensión de la Banda Ancha de la DPH. Con la pista, el Ayuntamiento ha llevado también la red de agua a todas las casas.

Santa Justa renace una vez más, porque este núcleo que a pocos les suena, cuenta la tradición, y los guías del monasterio de San Victorián, que sus monjes se refugiaron allí en el periodo árabe. Siglos después, los vecinos tuvieron que pasar a Francia con la Bolsa de Bielsa en abril de 1938 y, cuando volvieron, empezaron de cero, algunos haciendo jornales en la central de Lafortunada tras una caminata. En los 70, les tocó hacer de nuevo la maleta.

Irene Naval nació en Francia y con 18 años se fue a vivir a Aínsa -a Santa Justa no podía ser-, deshaciendo el camino que su padre tuvo que emprender. Gregorio fue de los que se resistió a dejar Santa Justa en torno al 70. Ya tenía más de 30 años, como José Puértolas, de Casa Morillo, que siempre quiso quedarse con sus ovejas al abrigo de esas montañas pero... "A los 33, como Jesucristo, tuve que empezar una nueva vida", expresaba por el dolor de una marcha forzada. Aún se quedó su hermano Antonio con su mujer Marina, que se tuvieron que ir. Bajo la nueva pista, se ha conservado a petición vecinal un puente que José construyó antes de marchar, explica Teresa Villa. Ellos no la han podido ver, pero sus nietos corren ahora por su tierra. Tras una generación perdida, Santa Justa renace.