Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

Vivir con "Filomena" a 1.200 metros y con menos de un vecino por kilómetro

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Vivir con "Filomena" a 1.200 metros y con menos de un vecino por kilómetro
Vivir con "Filomena" a 1.200 metros y con menos de un vecino por kilómetro
P.S.

Amanece en Calvera con medio metro de nieve, sin posibilidad de pasar con el vehículo para limpiarla, sin la luz que se perdió durante la noche y sin cobertura de telefonía en las casas. Están aislados, salvo por una onda que se pilla desde una escalera concreta de una vecina. Ocurrió hace justo una semana. Los ochos habitantes de este pueblo ribagorzano, situado a 1.200 metros de altitud, pudieron avisar y esperar a que se les abriera camino. Desde el pueblo viejo de Pardinella (alto), ni eso. Sin cobertura, no podían llamar ni al 112.

Son dos de los siete núcleos del municipio de Beranuy, en el valle del Isábena, todos a partir de los 900 metros, por lo que están acostumbrados a la nieve. Allí, aunque para muchos habitantes de las ciudades donde la borrasca ha sembrado el caos vivan aislados, los vecinos disfrutan de una vida tranquila y de una naturaleza espectacular con una vía ferrata que atrae a muchos escaladores o el GR-17, trufas, setas y caza. Viven entre ejemplos incomparables del románico como la iglesia de Santa María de Beranuy o el monasterio de Obarra (primer tercio del s. XI), donde el primer rayo de la segunda luna llena de otoño que entra marca la cuenta atrás para Semana Santa.

La borrasca Filomena con la que todavía conviven, como en tantos otros lugares de España, dejó escasos los medios materiales, pero el problema no estuvo tanto en las carreteras como en la caída de la telefonía y del suministro eléctrico. "Se debe revisar el operativo de los medios materiales y humanos para la nieve, pero el problema son las comunicaciones, porque se cae la red y es un servicio básico. Las administraciones se deben plantear reforzar la telefonía y la luz para que el fallo sea coyuntural y puedan venir a vivir familias", denuncia el alcalde Jesús Guitart, después de que en Pardinella pasarán 20 horas sin luz.

UNA AMERICANA CON SU FAMILIA ENTERA EN CALVERA

La búsqueda de una casa con huerto en un pueblo llevó a Joaquín Campos desde Barcelona hasta Calvera, que ni lo conocía. Después, se trasladó su pareja, la americana Sarah Davis, y allí han nacido sus hijas Selma, de 6 años, y Mae, de 4. Son las más pequeñas, no solo de Calvera sino de todo el municipio, con un censo de unos 80 vecinos y a diario, la mitad, explica el alcalde.

Pero, no les importa. "Vivir aquí da una sensación de velocidad diferente. Cuando estás metido en ese círculo, en las prisas y el ruido de la ciudad, no lo notas, pero aquí te das cuenta de que los demás viven con los nervios puestos de serie. Aquí estás muy tranquilo y eres dueño de tu tiempo", relata.

Joaquín, que pronto se jubilará, tuvo la oportunidad de dejar su trabajo como informático en una multinacional y trasladarse a Calvera, un pueblo que no deja indiferente por su arquitectura tradicional. Desde allí, su mujer da clases de inglés por internet. "Tenemos conexión con Embou y realmente el problema es la cobertura de telefonía, no de internet", indica. No obstante, apunta a la dificultad para futuros vecinos de encontrar vivienda o tierras para desarrollar proyectos. Casi nadie vende.

El alcalde, Jesús Guitart, resalta que uno de los problemas es la falta de trabajo. "Si la gente tiene que teletrabajar, tiene que tener fibra de calidad, no vale con el internet rural", indica. Con el Plan de Extensión de la Banda Ancha de la DPH, ha llegado a Beranuy y Pardinella. En el confinamiento, ya hubo propietarios de segunda residencia que se instalaron allí, ya que es un municipio que en verano multiplica su población. "El trabajo te lo tienes que traer", asegura Joaquín Campos.

Además de los citados de Beranuy, Calvera y Pardinella completan el municipio Las Herrerías de Calvera, Ballabriga, Morens y Biascas de Obarra. En ningún punto se concentran viviendo más de una decena de personas, ya que alguno tiene barrios separados, como Pardinella. En cifras oficiales, con los 82 habitantes que indica el Instituto Nacional de Estadística, tiene 1,1 habitantes por kilómetro cuadrado, ya que ocupa una extensión de 69 km2, cuando la UE fija el umbral mínimo en 10 para considerar que la pérdida de población es irreversible. Pero viven todo el año unos 40 vecinos. Entonces ya no hay por dónde coger la cifra: 0,57 hab/km2. "Tendríamos que entrar en las NUTS (áreas escasamente pobladas con criterios de la UE que pueden recibir fondos de cohesión) y en subvenciones como los nórdicos", indica el alcalde, que reclama una atención especial para estas zonas.

Con todo, Guitart destaca que el consultorio médico lo tienen a cinco minutos, en la Puebla de Roda; y que están a una media hora de Graus, donde tienen los servicios. Porque sí, es lo que más echan en falta, ya que incluso hay vecinos mayores sin coche. Por ello, durante el confinamiento Javier Mentuy, alguacil de este municipio y de Torre la Ribera, de composición similar, ha realizado servicios para llevar medicamentos o comida a quienes lo han requerido. Ahora, con la borrasca Filomena también ha acercado medicinas a los mayores y actuado con medios propios para limpiar carreteras y calles, en la medida de sus posibilidades. El jueves aún trabajaban para abrir paso a Beranuy de arriba.

TRUFA Y GANADO

Carlos Garanto, de 34 años, es uno de los jóvenes que se crió allí y que se resiste a abandonar la actividad tradicional y a marchar, aunque vive con un pie en Monzón y otro en Biascas de Obarra, donde mantiene unas 200 o 250 ovejas. "Me gusta seguir con todo. Siembro cereal, recolecto la hierba... para cuidar el monte y los caminos, porque por donde no pasa el ganado, ya no se puede entrar. Y es una ilusión. Hago lo mismo que antes en mi casa, pero a pequeña escala y con ayuda", comenta.

"Para dedicarte solo a esto tienes que tener un gran volumen. A no ser que cambie la PAC, se ha complicado mucho vivir de la ganadería, porque no hay apoyo a las explotaciones familiares. Por eso la gente va abandonando", indica. Al mismo tiempo, resalta que cada vez queda menos cabaña en el municipio. "Es complicado vivir allí por la falta de trabajo y de servicios", y también denuncia la cobertura. Otro joven del pueblo, Félix Día, invierte en plantaciones truferas para que le permitan volver pronto.

Además, el alguacil, Javier Mentuy, es el propietario del restaurante La Cuadreta, situado junto a la A-1605, en las Herrerías de Calvera, y curiosamente no lo tiene fácil para contratar personal. "Hay muy poca gente joven, porque tampoco tienen con qué ganarse la vida", indica. Ahora, tiene tres empleados de Rumanía. Su restaurante, con la mejor nota en Google de la zona, se completa con dos apartamentos y habitaciones de turismo rural. Es el único de Beranuy, valle que no conduce a estaciones de esquí.

Fue su trastatarabuelo el que compró, tras la desamortización de Mendizábal, La Cuadreta, que debe su nombre a que eran los establos del monasterio de Obarra. Sus padres hicieron una fonda y después, ya con él, el restaurante, que apuesta por el producto local, de su propio huerto y la trufa. "Aquí como nieva y llueve más que en otras zonas, la trufa se mantiene mejor", indica. "Si hubiera más establecimientos, con toda seguridad llegaría más gente, porque se complementaría la oferta. No por eso, nosotros trabajaríamos menos. Siempre digo: "¿Qué es primero el huevo o la gallina?" Si no ponemos más oferta, no puede llegar más gente", comenta. Joaquín quiere ofrecer ahora un apartamento.

Muchos iban para hacer rutas, cazar o recolectar setas, pero la llegada de la osa Sarousse (abatida recientemente), los freno. "Septiembre y octubre eran meses muy buenos, pero se corrió la voz de que uno lo había visto, otros los rastros... yo había visto los árboles marcados... Y la gente cogió miedo", detalla Mentuy. Allí se vive muy bien, a la espera de que "Filomena" haga la maleta.