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UNIVERSIDAD

La Facultad de Filosofía y Letras avanza “cumpliendo criterios”

Está previsto que la inauguración sea para el curso académico 2022-2023

La consejera Maru Díaz y el rector José Antonio Mayoral encabezaron la visita de obras
La consejera Maru Díaz y el rector José Antonio Mayoral encabezaron la visita de obras
Gobierno de Aragón

La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz; y el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, encabezaron este jueves una visita de obras a la nueva Facultad de Filosofía y Letras. Los trabajos, en los que se están invirtiendo 24,3 millones de euros a través del contrato programa entre el Gobierno de Aragón y la institución académica, avanzan a buen ritmo con la vista puesta en su inauguración en el curso 2022-2023.

Se trata de un proyecto complejo, ya que comprende tres grandes intervenciones: por un lado, la rehabilitación del edificio de Filosofía y Letras, que data de los años 30 y está catalogado como histórico; por otro, la demolición de Filología y su sustitución por un inmueble de nueva construcción eficiente energética y medioambientalmente; y por último, la urbanización del entorno.

Según pudieron comprobar las autoridades en la visita, los trabajos que se están llevando a cabo cumplen criterios de sostenibilidad, accesibilidad, confort, bienestar e innovación. A su vez, se mantienen los principios que inspiraron la creación de la Ciudad Universitaria de Aragón en los años treinta del pasado siglo y la necesidad de devolver su esplendor a antiguos elementos, como el mural de cerámica por la entrada al edificio noble.

Los dos edificios interconectados albergarán los estudios de Filosofía y Letras. En esos espacios se desarrollarán 10 titulaciones de grado, 11 másteres y 2 estudios propios, estudiarán 2.500 alumnos de grado y 150 alumnos de máster, impartirán docencia e investigarán más de 460 profesores y becarios y habrá más de 60 personas de administración y servicios.

El proyecto constructivo tiene muy presentes dos aspectos. El primero es representar la esencia universitaria y el segundo, que el propio edificio sirva de banco de pruebas, de laboratorio de investigación en la edificación. Hay que recordar que una de las señas del edificio es la apuesta por el consumo energético casi nulo y por la optimización de recursos naturales.

En este sentido, el proyecto presenta unas instalaciones de aprovechamiento geotérmico para atemperar la entrada del aire para una ventilación eficaz en el actual y nuevo contexto sanitario. En concreto, consiste en hacer pasar un caudal de aire del exterior a través de unos tubos enterrados en los que el aire de entrada intercambia calor con el terreno antes de introducirlo en el edificio.

A partir de dos metros de profundidad la temperatura del terreno empieza a ser muy estable a lo largo del año. Se trata de atemperar el aire de entrada enfriándose en verano y calentándose en invierno de forma natural. Para conseguir una calificación energética de edificio de energía casi nula (EECN) en el edificio departamental, se ha cuidado la envolvente del edificio gracias al espesor y calidad del aislamiento. Los atrios centrales que dan vida al edificio están coronados por cubiertas con acristalamiento removible en función de las características climatológicas refrescando o calentando el ambiente según las necesidades.