Aragón

AÑO HIDROLÓGICO 2020-2021

El año hidrológico en la cuenca del Ebro se cierra con reservas algo inferiores

En primavera se registró un 30% menos de precipitación respecto al promedio de los últimos 20 años

La situación general de la cuenca es de normalidad o prealerta.
La situación general de la cuenca es de normalidad o prealerta.
S.E.

El 1 de octubre concluye el año hidrológico 2020-2021 con atención a las demandas de la cuenca, incluidas las de riego, con campañas a punto de concluir, y con embalses que reflejan la reducción de las aportaciones por las bajas precipitaciones durante la primavera y verano de este año en los principales sistemas. En el cómputo general, las reservas de embalse se sitúan ligeramente por debajo de la media de los últimos 5 años (un 53%, frente al 54%) y, situándose 9 puntos porcentuales por debajo del arranque del anterior año hidrológico, el 1 de octubre 2020.

Con estos volúmenes de embalse se han garantizado los usos y demandas de los sistemas, siendo el de Bardenas el que ha presentado mayores complicaciones en su evolución. Según los índices de escasez del Plan Especial de Alerta y Eventual Sequía de la Cuenca del Ebro, que analiza las aportaciones en los tres últimos meses con respecto a las medias históricas, la cuenca del Aragón y Arbas, con el embalse de Yesa (Navarra/Zaragoza), se encuentra en alerta por la baja situación de reservas.

Durante el verano, Bardenas llegó a situación de emergencia, lo que obligó el establecimiento de prorrateos y repartos de dotaciones. Los acuerdos de gestión y explotación adoptados a lo largo de la campaña han permitido atender con garantía todos los abastecimientos y usos industriales, y se ha salvado la campaña de riegos a pesar de las dificultades, reduciendo posibles pérdidas de cosechas en el regadío.

El resto de la cuenca según estos índices se encuentra en situación de normalidad o prealerta (en este último estado, cabecera y eje del Ebro, cuenca del Iregua, Gállego-Cinca, Segre, Guadalope alto y medio y Bajo Ebro), presentando, claramente, un mejor estado general la margen derecha de la demarcación, como ya ocurrió el año pasado.

Precipitaciones y caudales

El descenso del agua embalsada se debe a las menores precipitaciones y temprana fusión del manto nival, que se han traducido también en menores aportaciones de agua a los ríos, aunque diferenciando zonas (menores en el norte de la cuenca y mejor respecto a las medias en el sur).

Entre marzo y mayo, el periodo crucial para las aportaciones de los embalses, se registraron precipitaciones un 30% inferiores al promedio de los últimos 20 años. En el conjunto de la cuenca, la precipitación promedio del año hidrológico ha sido en torno a los 550 mm (según registros del SAIHEbro), un 5% menos respecto de la media de los últimos 5 años.

Por lo que respecta a las reservas de nieve, las nevadas importantes no comenzaron hasta diciembre y se ajustaron a la media hasta finales de febrero. A mediados del mes de marzo, se produjo una rápida y temprana fusión del manto de nieve debido a las altas temperaturas y la escasez precipitaciones, que se prolongó durante los meses de abril y mayo.

De este modo, se llegó a inicios de junio prácticamente sin reservas de nieve, lo que, unido a la escasez de precipitaciones en la primavera, adelantó el inicio de las campañas de riego y la reducción de las reservas en los embalses, tanto de los Pirineos, como del Sistema Ibérico de La Rioja y la cordillera cantábrica.