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COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Manuel Campo Vidal: “Ya ha terminado la época del lamento y hemos de pasar a soluciones inteligentes"

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Manuel Campo Vidal
Manuel Campo Vidal
S.E.

El periodista, sociólogo y comunicador Manuel Campo Vidal va a presentar el próximo día 29 de marzo en el Senado los resultados de una encuesta impulsada por la Cátedra de Despoblación y Reto Demográfico de Next Educación, entidad que preside, y que arrojará luz sobre si ha mejorado la situación en dos años. El plazo no es casual y coincide con el aniversario de la manifestación de la Revuelta de la España Vaciada, el 31 de marzo de 2019, cuando se visibilizó en el centro de Madrid el problema de la despoblación del país. Convencido de la urgencia de actuar, no deja de impulsar proyectos para contribuir al reto demográfico que tiene el país.

“La Revuelta de la España Vaciada fue un punto de inflexión”

Visto con perspectiva, ¿ha tenido el efecto que esperaba?

-Aquella manifestación fue el revulsivo para anunciar que terminaba una época y empezaba otra, fue el punto de inflexión, y a partir de ese momento quedaron claras bastante cosas. La España rural llamaba con fuerza a la puerta de la España urbana, advirtiéndole que sin pueblos no hay futuro, porque tampoco lo hay para las ciudades. La manifestación fue determinante.

¿Esa llamada se ha escuchado en el medio urbano?

-El medio urbano se resistía a atender a esa llamada, pero ha ayudado la crisis de la covid, que ha actuado como un acelerador de la España urbana. Esta se ha dado cuenta de que ha seguido comiendo, porque en ningún momento se ha cortado la cadena de suministro alimentario.

¿Cree que ha cambiado la percepción sobre el medio rural?

-Hay una mirada de agradecimiento de la España urbana a la España rural. Eso ha reforzado algo que se había iniciado ya, que es entender que en el medio rural las condiciones de salubridad (no de sanidad, en la asistencia) pueden ser enormemente mejores. El franquismo a través de sus películas y de la subcultura (no de la cultura) expresada cinematográficamente nos hacía creer que los que quedaban en los pueblos eran los catetos con boina; y ahora uno se pregunta si los catetos no somos los que vivimos bajo una boina de contaminación.

Desde esa manifestación, en estos dos años, ¿cómo ha cambiado la situación?

-Mi impresión es que ha habido una mayor presencia mediática, a la que ha contribuido la Red de Periodistas Rurales (impulsada por él, que reúne a profesionales de toda España comprometidos con el reto demográfico). Ha habido una mayor concienciación tanto en la España urbana como en la propia España rural, que a veces era muy negativa o estaba instalada en el lamento, sobre la posibilidad de que las cosas cambiaran.

¿Y en la práctica?

-Hay una realidad que hace unos años no teníamos: un diputado y dos senadores que hablan constantemente de la España rural y, aunque van por Teruel, muchas veces toman la palabra en nombre de otras provincias. Mueven a otros parlamentarios a tener más presente la España rural. También en estos dos años ha habido algo muy importante y es que el Gobierno de Pedro Sánchez ha creado el Ministerio del Reto Demográfico. Aunque solo es una secretaría general, es suficiente, y sobre todo ha puesto al frente a una persona, Paco Boya, del valle de Arán, que había sido presidente de la Asociación de Pueblos de Montaña (EsMontañas). Llega allí con la asignatura aprendida y las cosas claras de lo que hay que hacer. Todo esto se ha acelerado en estos dos años y creo que es positivo. Insuficiente, pero avanzamos.

¿Realmente cree que esta secretaría supondrá un cambio? Se creó el comisionado, primero con Edelmira Barreira (PP), después Isaura Leal (PSOE)… ¿Qué le hace pensar que ahora será más efectivo?

-El Comisionado era para estudiar la situación y el Reto Demográfico es para ejecutar, porque tiene presupuesto y una capacidad de intervención. Y me consta que el peso que está adquiriendo esta secretaría es realmente importante. Tiene un presupuesto, una trayectoria y la disposición a escuchar todos estos problemas y posibles soluciones es mayor ahora.

¿Para cuándo el pacto de Estado que se pidió en aquella manifestación? Porque este es el típico asunto al que nadie dice que no pero… que no se hace.

-El pacto de Estado no es tanto un texto con una firma y una foto, que a veces ha sucedido, sino una especie de consenso para que traiga las soluciones oportunas. Creo que hay que tener la mirada puesta en los proyectos que se presenten, no solamente por los fondos europeos, que no son el maná, como mucha gente cree, ni es ¡Bienvenido, Mister Marshall! Las provincias, los territorios, los pueblos, las empresas… tienen que presentar proyectos. Habrá que apoyar en esas ayudas al desarrollo, que la España rural reciba un empuje espectacular. Pero me entristece ver cómo algunas personas piensan que los fondos europeos de rescate son solo para pagar el desempleo o desperfectos gravísimos que ha dejado la pandemia. Estos fondos son para apoyar proyectos que permanezcan, que creen empleo y que cambien las condiciones. Me importa más ver la geografía de la aplicación de esos proyectos que la foto del pacto de Estado, que si llega está muy bien, pero quiero ver en qué se traduce. Es evidente que la asignación de todos estos presupuestos también requiere de un consenso por más que los ejecute el Gobierno. Estamos atentos a esta cuestión.

De ese grito de la España Vaciada se sigue escuchando el eco, entonces.

-No solo se sigue escuchando el eco, sino que se traduce en pasos importantes. Pero, al final, tiene que haber técnicos, políticos que entiendan las cosas, proyectos solventes, proyectos digitales y sostenibles. Ahí se está haciendo un gran esfuerzo por parte de muchos ayuntamientos, desde luego de las diputaciones, también de algunas autonomías y de sectores de la administración central para ser más eficaces y aplicar soluciones. Creo que ya ha terminado la época del lamento y hemos de pasar a las soluciones inteligentes y para eso necesitamos propuestas concretas.

“La gente del territorio se tiene que unir y presentar proyectos”

¿Y ahí decidió escribir el libro ‘La España Despoblada. Crónicas de emigración, abandono y esperanza’, que se publicó recientemente?

-Me impresionó esa manifestación. Aparte de que tuve el honor de que me encargaran redactar y leer el manifiesto junto con Paloma Zuriaga, me impresionó mucho ver la cantidad de jóvenes que están allí llegados de 22 provincias (y no tan jóvenes), gente que quería con orgullo rural desarrollar sus provincias. Dije: detrás de todos estos movimientos hay un proceso de concienciación. Y quise hacer un análisis y recoger en un anexo la gran cantidad de libros, documentales… enumero a unas 50 personas con las que hace años hablábamos de esto, como Labordeta o Marcelino Iglesias. El presidente de la Diputación de Orense, Manuel Baltar, dice que este libro es “la Biblia de la despoblación” y se le ocurrió comprar 120 ejemplares para regalarle uno a cada alcalde y diputado porque decía que estaba el resumen, como si se levantara un acta, de la batalla de la España despoblada. Sintetiza la idea que yo tenía.

Habla también de historias concretas, de la de Manolo Escobar y la cabra que tenían en el balcón de la casa; y de la suya: de Camporrells a Barcelona. Nunca se ha olvidado y hasta danza el Ball dels Totxets.

-Es un libro, no exento de notas biográficas, porque es la historia de nuestra vida. La emigración es la historia de casi todas las familias de España, pero al tiempo con una compilación de soluciones inteligentes. Nuestra emigración no fue en condiciones tan extremas como les pasó a centenares de miles de persona en España, pero sí fue para buscar trabajo porque cerró la fábrica de harinas de mi abuelo en la que trabajaba mi padre. Heroicamente se transformó en un comercial de electrónica y sacó a sus hijos adelante con gran espíritu, entusiasmo y valores solidarios. Recuerdo bien ese episodio porque tenía nueve años. Pero la emigración fue también una enseñanza de vida y la batalla de mi padre por reinventarse en una sociedad distinta y en su profesión siempre ha sido un estímulo para mí.

La idea se ha llevado a una web.

-Lo he querido continuar con la web Españadespoblada.es, donde es fascinante ver cómo la gente cuenta que está haciendo esto en la provincia de Zamora, o aquello en el sur de Ávila... Nos estamos dando cuenta de cuánta energía hay, de cuántas personas están trabajando; y cuando en un país existe esa movilización social, haciendo cosas y proponiendo soluciones, me llena de esperanza.

“Vamos contra reloj para la recuperación”

Siempre dice que se nos acaba el tiempo, ¿urge soluciones?

-Vamos contra reloj, porque después de décadas de abandono el tiempo de la recuperación es urgente. Hay situaciones demográficas muy difíciles de recuperar. Hay tres provincias en España: Zamora, Lugo y Ourense, que tienen mayor número de mayores de 75 años que menores de 25. Eso no es que cambie la pirámide de edad, es un cuerpo geométrico muy extraño. Si no se interviene con urgencia para recuperar población y cambiar el rumbo, igual que cierran pueblos, hay provincias que pueden quedar muy amenazadas. Vamos tarde y hay que aumentar el ritmo de la marcha.

¿Cómo se está haciendo en la provincia de Huesca?

-Ha sido una provincia bastante más equilibrada que otras, siempre ha tenido fortalezas. José Ángel Biel decía con mucha gracia, pero con bastante razón: Zaragoza tiene capital pero no tiene provincia, Huesca tiene provincia pero no capital; y, añadía en broma, que Teruel no tiene ni capital ni provincia. Huesca tiene fortaleza en Monzón, Binéfar, Barbastro, Jaca, Sabiñánigo, Fraga y en otras poblaciones, además del Pirineo, que nos da pequeños núcleos de desarrollo, que ojalá incrementen su velocidad de creación de empleo, pero no es un desierto. Siempre ha sido una provincia equilibrada. Y Huesca ha tenido buenos políticos.

Marcelino Iglesias, antes Santiago Marraco, luego Miguel Gracia… son gente que han hecho mucho por el territorio y por su provincia y lo digo con toda sinceridad y lo mantengo en un debate. Eso ha sido importante porque una provincia necesita líderes y ha jugado bien sus cartas. Ahora, con el plan de desarrollo tendrá efectos.

“La SD Huesca es el equipo de la España despoblada”

Y luego está la Sociedad Deportiva Huesca, que no es menor el asunto. Como oscense, agradezco a Petón (José Antonio Martín), en contra de lo que nadie creía, que metiera al equipo de fútbol en primera división. Hoy es el equipo de la España despoblada, porque no está el Numancia u otros, pero sobre todo porque la cabeza de Petón no solo está en el fútbol, que es muy importante porque genera movimiento (viajes, hoteles…) e ilusión, sino que hay un proyecto educativo y un proyecto de desarrollo para la provincia, que él todavía no ha explicitado. Necesitamos líderes políticos y sociales, y Petón, es un líder social. Esa es mi esperanza.

Entre las soluciones, menciona la “lupa rural”, que se incluya en todas las políticas y normativas esa visión. ¿Una tarea del reto demográfico?

-El concepto de lupa rural lo he visto en el Reino Unido y vi que era necesario aplicarlo en España porque hasta la pandemia nos ha demostrado que las leyes y las normas deben tener una visión rural. Si no, véase el decreto de alarma que prohibía que los agricultores de nuestros pueblos fueran al huerto, aunque después se corrigió. Es importante que las leyes no estén hechas en las ciudades y para las ciudades sino con una visión de comprensión y sensibilidad hacia el mundo rural.

Hablábamos de la administración pero, ¿qué puede hacer la gente del territorio?

-Tienen que presentar proyectos, tener esperanza, unirse, formar cooperativas a veces, o crear empresas individuales y pensar que tiene una red que le apoya. Tiene que tener la aspiración de ser pequeño empresario y la satisfacción se sacar adelante a su familia, su pueblo, su provincia, su país, sin esperar que todo caiga desde el maná del Estado, que no solo es limitado sino que a veces llueve en otras partes. El factor humano es determinante.

Es el momento de gritar ¡Aquí quiero vivir! (lema de la Revuelta de la España Vaciada).

-Más que nada, de construir.

​“La despoblación es la antesala de la desertización y un problema ambiental”

¿Es importante que se tenga una distinción con los pueblos de montaña?

-La geografía es determinante. España es el país de Europa con mayor altitud media después de Suiza, no lo sabe casi nadie, por eso nuestros ríos no son navegables. Madrid está a 668 metros sobre el nivel del mar y París a 35, por ahí entraron las máquinas de la revolución industrial, y por eso llegó tarde a España. Tiene que haber una sensibilidad especial para el mundo rural y, de forma particular, para las poblaciones de montaña, que son muchísimas.

En una provincia como Huesca ¿cómo afecta la despoblación al medio ambiente?

-La despoblación es la antesala de la desertización. Los pobladores de la España rural son una especie de agentes forestales, aunque no sean funcionarios de ningún ministerio o consejería. Abandonar el territorio es condenarlo a una degradación. Por eso está estrechamente ligada la despoblación con la degradación del medio ambiente. Hay que mirar también la despoblación como un problema medioambiental. La hiperconcentración en ciudades es absolutamente absurda.