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SECTOR GANADERO

Analizan el vínculo emocional de las ganaderas con sus animales

El estudio se lleva a cabo dentro del Interreg Poctefa Dietapyr2 sobre la cadena productiva

Una ganadera de la comarca del Sobrarbe en su explotación de vacuno.
Una ganadera de la comarca del Sobrarbe en su explotación de vacuno.
S.E.

La relación emocional que se establece entre las mujeres ganaderas y los animales en el medio rural es uno de los objetos de análisis dentro del proyecto europeo Interreg Poctefa “Innovaciones aplicadas a la cadena productiva pirenaica de vacuno para valorizar una carne identificable por el consumidor, Dietapyr2”, que se encuentra en desarrollo y del que la Universidad de Zaragoza es jefe de filas.

Las percepciones que tienen los ganaderos mediante la relación con sus animales, para analizar el comportamiento de las razas rústicas del Pirineo y prepirineo aragonés y navarro, configuran uno de los aspectos en los que incide este estudio acerca de todas las fases del proceso productivo.

La investigadora que lidera esta parte del estudio, Laura Estévez, junto a otros dos colaboradores, destaca que en el análisis de la relación entre humano y animal “hay un componente de género que está implícito y decidimos ahondar en cómo son las mujeres ganaderas con sus vacas”.

Si bien en un comienzo de los análisis a pie campo la presencia de estas ganaderas con las razas autóctonas de vacuno era muy baja, “el estudio se centró en conocer cómo la mujer se relaciona con los animales y cuál es la realidad”. Los hallazgos demostraron que “sí hay mujeres participando en la actividad como en los casos del ovino y caprino”.

Para la investigadora, “las mujeres participan en un amplio abanico de actividades dentro de la ganadería, tanto las que se relacionan con el manejo de los animales como en la gestión de las explotaciones”.

En el caso del estudio, se relaciona con las labores que las mujeres realizan en las cuadras como el cuidado de las patas, el cuidado y la atención de los partos, el cuidado del ternero o de la vaca recién parida, la limpieza de los establos o la provisión de los alimentos. De entre estas tareas, una de las labores más repetidas de las mujeres “es dar de tetar al ternero cuando la vaca no lo reconoce”.

También aparece la presencia de la mujer realizando labores de pastoreo en los puertos, a la hora de ir a visitar a los animales de forma periódica, ayudar a cosechar los alimentos de las explotaciones, etcétera.

En labores más específicas como la atención en partos complicados o la carga de los animales en un camión sí que reconocen la importancia de la ayuda de un hombre, que generalmente es su marido.

Las condiciones orográficas y de clima de la ganadería de montaña marcan unas circunstancias adicionales en el manejo de los animales. “El estar en la montaña y permanecer en ella es uno de los grandes atractivos para las mujeres ”, subraya Estévez. Para algunas de estas ganaderas, “el contacto y el vínculo emocional fuerte que generan las mujeres con los animales es sinónimo de calidad de vida y plenitud”.

A juicio de la investigadora, las emociones analizadas “demuestran que la vaca no es solo un objeto que genera un ingreso sino que es un ser vivo con el que se establece un vínculo, que puede ser tan fuerte, que puede ayudar a llenar emocionalmente a las personas que están vinculadas con la actividad”. Un vínculo que, en el caso de las mujeres, “está unido a la maternidad por lo que se genera una empatía especial con la vaca como madre”, matiza Estévez.

Los estudios de “naturaleza cualitativa y de carácter exploratorio” a nivel de campo se prevé que estén concluidos este mismo verano tras el inicio entre finales del 2019 y principios del 2020. “No sabemos cuántas mujeres son ganaderas o no lo son o cuántas no son titulares de las explotaciones pero realizan actividades ganaderas”, explica. De este modo, “se cuantifican perfiles de mujeres pero no de forma estadística”.

El estudio revela es que las mujeres tienen “respeto a los animales de vacuno al ser grandes y fuertes, pero no miedo”. Además el mayor tiempo que permanecen las mujeres con el ganado vacuno hace que “estas tengan mayores probabilidades de predecir el comportamiento de los animales y evitar accidentes con las vacas”.