LA EXPOFERIA de Sobrarbe es un gran escaparate del medio rural, de su potencial y de la necesidad de apoyar su mantenimiento para que siga vivo. Detrás del fabuloso queso o de la rica miel del puesto, se fundamenta un modo de vida, heredero en muchos casos de la sabiduría de la tradición familiar, que es necesario poner en valor y preservar.

Cuando se compra ese queso, la mermelada, el pan artesano, los frutos rojos de Pineta, el latón de La Fueva, los fósiles de Sobrarbe, la ternera pirenaica... se apuntala un pujante sector agroalimentario que crece como alternativa o respaldo, según se mire, al sector servicios, y como continuidad de un sector primario que se ha sabido reinventar con una clara apuesta por la calidad y la sostenibilidad.

En esta feria, se pueden ver vacas de diferentes razas (Raza Pirenaica, Parda de Montaña o Limusina) que se crían en el entorno, ovejas y cabras, burros, gallina de Sobrarbe, latón de La Fueva... Además de la imagen simpática que ofrecerán los animales a los visitantes, estos ejemplares cuentan -si se sabe escuchar- la importancia de la presencia de la ganadería extensiva en territorios despoblados. Precisamente, una de las finalidades de sus productores es acercarse al consumidor para que conozcan los procesos y beneficios para la salud y el medioambiente de consumir productos de calidad.

La tradicional cita que servía de punto de unión para las gentes de la comarca sigue viva y, en esta edición, con el recuerdo muy presente del que ha sido director, José Antonio Murillo, hasta su fallecimiento repentino el pasado mes de junio. El recorrido entre sus puestos, además de invitar al visitante a degustar los mejores sabores de la tierra, tiene que dejar el regusto de la importancia de apoyar al medio rural.