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Isabel Ariño Laviña: "La educación es vacuna contra el maltrato de género"

El IES Pirámide de Almudévar recogió el galardón Meninas con el que se premió al centro por su lucha contra violencia machista

Las sudelegada Silvia Salazar, la delegada Rosa Serrano, la docente Isabel Ariño Laviña y una alumna.
Las sudelegada Silvia Salazar, la delegada Rosa Serrano, la docente Isabel Ariño Laviña y una alumna.
S. E.

En la entrada del IES Pirámide de Almudévar, un cartel reza: “En este centro nos educamos en igualdad de género”. Ese “nos” está “muy pensado”, ya que la educación en esta materia es algo que no solo atañe a los alumnos; también involucra a profesorado y familias.

Y es que para Isabel Ariño Laviña, coordinadora de Igualdad del instituto, “la educación es vacuna contra el maltrato de género”. Así lo destaca tras haber sido galardonado el centro donde trabaja con un premio Meninas 2021, otorgado por la Delegación del Gobierno en Aragón, institución que valoró su “ejemplo del buen hacer en la lucha por la erradicación de la violencia sobre la mujer y del compromiso de toda la comunidad educativa en su prevención”.

Isabel, encargada de recoger el premio el pasado jueves, 25N, insiste en que el maltrato de género “es una realidad que hay que abordar desde múltiples facetas”: “Está ahí (el maltrato). Está en la sociedad. Y la comunidad educativa tiene que intentar iniciar a acometer acciones que permitan enfrentarnos a una sociedad a la cual va a volar nuestro alumnado”.

Aunque el centro ha incrementado las acciones contra el maltrato de género en los últimos años, la coordinadora de la rama explica que “el centro tiene una filosofía de educación”. “Creemos que educar en igualdad es lo que hay que hacer, independientemente de que tengan muchos conocimientos en matemáticas, en filosofía, en lengua. Todo eso está muy bien. Es gente que va a salir súper formada. Pero lo que queremos son personas equitativas, solidarias, críticas, que sean capaces de denunciar”, subraya.

El premio que recibió el centro almudevarense destaca “la erradicación de la violencia sobre la mujer” y “el compromiso de toda la comunidad educativa en su prevención”. Según Isabel, hay más de lo segundo que de lo primero. “Nuestro centro es un centro pequeño y, afortunadamente, cuando detectamos algo, lo acometemos directamente. Es más prevención de la violencia de género. Aunque se hacen intervenciones puntuales, el trabajo en educación es prevención, sensibilización, concienciación, visibilizar mujeres que no aparecen en libros de texto...”, persevera la responsable del área de Igualdad del instituto de La Hoya.

“Trabajar en la adolescencia es muy gratificante, porque es una edad en la que se comen el mundo, como yo les digo, pero en el fondo son muy vulnerables”, explica la docente, quien asegura que “están expuestos y expuestas a los estímulos externos que en ocasiones son muy dañinos y que, de hecho, reproducen estereotipos que queremos erradicar”.

Además, afirma que “la educación en adolescentes es compleja, gratificante y muy, muy necesaria”, e insiste en que “hay que trabajar en conceptos más novedosos como las nuevas masculinidades o el silencio cómplice. Son conceptos que nunca han escuchado y los estamos trabajando porque queremos hombres igualitarios, y creo que la clave para cambiar las cosas es, además de trabajar con mujeres que han sufrido, trabajar con hombres que tienen mucho que decir, hombres que, sin darse cuenta, están reproduciendo actitudes machistas cuando se callan. Hay que tener rapidez y crítica y decir, ‘¡Hey, tío, te estás pasando’. Tienen que darse cuenta, ellos y ellas, que las cosas pueden mejorar si intervienen, porque es la sociedad de mañana”.