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COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Carlos Abadías: “Mucha gente joven piensa en vivir en Barbués, pero no se atreve a dar el paso”

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Carlos Abadías y Clara Sanvicente, en el azud del río Flumen a su paso por Barbués.
Carlos Abadías y Clara Sanvicente, en el azud del río Flumen a su paso por Barbués.
Carlos Abadías.

HACE UN AÑO no había ningún niño en Barbués, localidad situada a apenas 15 minutos de Huesca. Hoy, hay cinco. Una familia con tres niños y otras dos con uno se han instalado en los últimos tiempos. Carlos Abadías y Clara Sanvicente, de 32 y 30 años, también se han trasladado. Sin niños, por el momento. La pandemia fue el empujón definitivo y, ahora, confían en que contar su historia anime a otros a tomar la decisión. Su sueño se cimenta ladrillo a ladrillo en la casa que se están construyendo, en una localidad donde Carlos, que se crió allí, ni siquiera recuerda haber visto levantar ninguna. Su casa es un símbolo de futuro para Barbués.

“Mucha gente lleva la idea de vivir en Barbués, pero no se atreve a dar el paso”, comenta Carlos Abadías, que se crió en la localidad y, después de vivir estos últimos años en Huesca, decidió regresar con Clara, su novia. Fue tras pasar lo más duro de la pandemia en un piso en la ciudad, cuando terminaron de ver claro que ese era su lugar. “Para mi pareja pasar el confinamiento en un piso en Huesca fue definitivo. Creo que la pandemia pondrá más en valor el medio rural”, asegura Carlos.

“Más que nada fue por la pandemia, pero también por comodidad”, recalca Clara, natural de la capital oscense, a la que no solo no le ha costado nada acostumbrarse sino que valora la posibilidad de abrir la puerta de casa y estar en el campo. Detalla que ella se desplaza a trabajar a Huesca cinco días a la semana, donde trabaja en una farmacia, mientras que Carlos tiene que hacerlo todos los días, porque se dedica a la agricultura y la ganadería, y esa fue otra de las razones. Ahora, están instalados en la casa familiar de Carlos mientras acaban la suya propia, que esperan tenerla para el verano.

“Lo de quedarme en casa con la agricultura y la ganadería siempre lo había tenido en mente“

“Tú, estudia, estudia”, le decían sus padres a Carlos, como tantas otras familias del medio rural aconsejan a sus hijos. “Pero yo lo de quedarme en casa con la agricultura y la ganadería siempre lo había tenido en mente”, indica. Con todo, Carlos escuchó a sus padres y estudió magisterio. Estuvo fuera un tiempo pero, aunque también le gustaba la educación, decidió volver y seguir en casa. Su padre ya tenía una granja de porcino y él ha ampliado la explotación, al tiempo que sigue con las tierras. No es el único joven de Barbués con esta ocupación, pero muchos viven en Huesca y bajan a trabajar. “De cinco o seis años más o menos que yo hay muchos que se han quedado a trabajar, pero duermen fuera”, comenta. Por ello, Carlos Abadías entiende que la proximidad a la capital oscense es un arma de doble filo. Por un lado, les permite vivir en el pueblo con todos los servicios cerca pero, por otro, también posibilita a los agricultores y ganaderos vivir fuera del pueblo.

“Me gustaría que la gente joven se quedara para que hubiera más vida”

Carlos y Clara han apostado por hacer el camino de vuelta. De alguna forma, él puede agradecerle a la pandemia que ayudara a Clara a decidirse y ahora está encantada tanto ella como sus amigas y familiares. “Mis padres ya dicen que cuando se jubilen también se vendrán”, apunta a modo de comentario. “Aquí no hay bar, no hay colegio... y creo que hay gente a la que le da miedo quedarse a vivir aquí por eso. Pero al final en Huesca vas al cine con el coche, a comprar con el coche... entonces qué más da”, reflexiona. “Pero me gustaría que la gente joven se quedara para que hubiera más vida,” comenta.

Como sucede en general en el medio rural, no es fácil encontrar vivienda, pero trabajo sí que hay en el sector primario, indica Clara. Con todo, “todas las casas que hay en alquiler, se alquilan”, apunta Carlos, quien considera que si hubiera más oferta también se animaría más gente. Además, considera que no necesitan nada porque les cuesta muy poco ir a la ciudad para cualquier cosa. De todos modos, “me puedo pasar días aquí sin necesidad de subir a Huesca”. En los últimos años, resalta que les ha llegado la fibra óptica con Embou, la empresa adjudicataria del Plan de Extensión de la Banda Ancha de la Diputación Provincial de Huesca, que ha llegado a 321 núcleos de menos de 20 habitantes, por lo que no les falta nada.

“En cuanto se pueda, nos gustaría tener hijos”, indica Clara, quien confía en que cada vez haya más pequeños en Barbués para revitalizar el pueblo. l