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Preocupación por la subida de los costes de producción en extensivo

El responsable de Asaja Huesca en ganadería extensiva indica que el sector se ha visto muy afectado por el encarecimiento del transporte

Ganado vacuno en extensivo en Laspuña.
Ganado vacuno en extensivo en Laspuña.
Ramón Solanilla

La subida de precios generalizada está afectando de una manera muy importante a la ganadería extensiva de la provincia, con un encarecimiento de la alimentación y en suma de los costes de producción.

Según Ramón Solanilla, responsable de la ejecutiva de Asaja Huesca en ganadería extensiva, “estamos hablando de un incremento del 12 por ciento del pienso compuesto tanto en vacuno como en ovino”, en relación al periodo comprendido entre el 4 de enero y finales del mes de marzo de este año.

Una situación que se ha visto agravada también por un encarecimiento de entre el 10 y 15 por ciento del transporte por carretera para la alimentación del ganado. “Al final, las explotaciones de ganadería extensiva estamos lejos de los puntos de fábrica o de origen de las materias primas” por lo que la subida de los precios del combustible afecta mucho a la ganadería al tenerse que realizarse este transporte por carretera.

También se ha referido al incremento del coste de los fertilizantes como las ureas . De hecho, el año pasado los precios de las ureas/amidas en 2020 se situaban entre 0,33 y 0,38 euros por kilo que el año pasado subieron hasta situarse entre 0,8 y 0,91 euros por kilo.

Y el abono 8-15-15 en septiembre del año 2020 alcanzaba precios de 0,45 euros el kilo que ha subido a 0,6 euros el kilo en la actualidad.

“Veníamos de una situación de la pandemia con una caída de precios de nuestro producto para la mayoría de nuestras explotaciones ganaderas. Ahora con este incremento de precios, muchas explotaciones se han visto obligadas a tirar de ayudas de la PAC o bien de una segunda actividad para mantener a los animales en su explotación”, comentó Solanilla.

Puso como ejemplo que un ternero pastero, con un peso de entre 200 y 250 kilos, precisa de un coste de 360 euros en los primeros cinco meses en la explotación hasta que puede salir al cebadero cuando ya ha alcanzado su peso máximo.

A ello hay que sumar “el coste del forraje para alimentar a la madre en el periodo de lactancia, con un precio de 700 euros para los dos animales en invierno”, indica Solanilla.

De forma paralela a otros sectores y de cara a optimizar costes, “intentamos aprovechar las materias primas que tenemos a nuestro alcance” aunque mantener animales más tiempo fuera “conlleva una menor producción”.

Por ello, incide “en que hay que afinar mucho el control de gastos e ingresos para no perder productividad ni competitividad” o medidas como no utilizar abono donde ya se han echado estiércol de cara para reducir los gastos en las explotaciones.

Con la subida del precio del producto, “no se cubren todos los gastos que supone el ganado extensivo”. Asimismo desde Asaja Huesca “solicitamos al Gobierno central que dentro del fondo de recuperación por la guerra, incluyan también a la ganadería extensiva en la línea de ayudas directas, incluida la vaca de leche”.

El responsable de la ejecutiva de Asaja Huesca en ganadería extensiva se refirió a que en la situación actual “estamos trabajando más por debajo de los costes de producción” que antes de la guerra de Ucrania.

Por otro lado, “se van reduciendo las ayudas PAC que percibimos para compensar la pérdida que sufrimos desde el sector y que el precio final de la carne el consumidor lo pueda comprar a un precio accesible”.

Según Solanilla, “nuestra sensación es que la pérdida de explotaciones va a aumentar” por lo que “pedimos políticas que se traduzcan en ayudas reales al territorio”.