Comarcas

40 ANIVERSARIO DEL ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE ARAGÓN

La articulación del territorio, clave para la vertebración y el desarrollo de Aragón

En 1982, uno de los objetivos del primer gobierno autonómico fue impulsar las carreteras locales y comarcales, que pasaron a ser de su competencia

Imagen del tramo de autovía que conectaba Zaragoza y Huesca y que se abrió al tráfico el 28 de diciembre de 1998.
Imagen del tramo de autovía que conectaba Zaragoza y Huesca y que se abrió al tráfico el 28 de diciembre de 1998.
H. A.

Aunque ahora quede lejos en el tiempo, algunos aragoneses recordarán que el 10 de noviembre de 1980 la primera autopista que pasaba por la Comunidad completó su trazado. Era el eje entre Bilbao, Zaragoza y Barcelona, que se cerró con la puesta en servicio del último tramo en La Rioja.

Ese fue sin duda uno de los primeros hitos en lo relativo a la irrupción de las grandes infraestructuras en el territorio. Todo ello en el contexto previo a la aprobación del Estatuto de Autonomía, que se produjo en 1982, y tras la cual se conformó la primera legislatura aragonesa, con la consiguiente transferencia de competencias desde el Gobierno central. “Carreteras y transporte terrestre (autobuses) fueron las primeras competencias que recibimos. En aquel momento necesitábamos un impulso, pues teníamos unas infraestructuras deficientes en muchos casos, comunicaciones que no acababan de establecerse, carreteras que se congestionaban... Así que necesitábamos mejoras”, explica Amador Ortiz, consejero de Urbanismo, Obras Públicas y Transportes del Ejecutivo en ese periodo (1983-1987).

Uno de los objetivos principales del departamento fue definir una estructura para Aragón, fin para el que se creó la comisión de ordenación del territorio. “Eso nos permitió determinar ejes de actuación, líneas de desarrollo e inversiones necesarias. Fuimos haciendo actuaciones de mejora de las carreteras locales y comarcales, que articulamos en torno a un plan integral en el que trabajamos, sobre todo, en las áreas que tenían una menor accesibilidad y que complementó la red estatal”, afirma Ortiz.

Algunas de las muestras que ejemplifican el gran salto que ha dado la Comunidad en ese apartado a lo largo de estas cuatro décadas empezaron a proyectarse entonces. Por ejemplo, cuando el gobierno de Felipe González planificó las primeras autovías del país, en cuyo paquete se incluyó la autovía de Aragón, los 320 kilómetros que comunican Madrid con Zaragoza, que se acabarían estrenando en 1991 y que convirtieron un tedioso viaje por una peligrosa vía a la capital del país en un desplazamiento de tres horas.

Asimismo, la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1985 impulsó la ejecución de grandes infraestructuras gracias a los fondos comunitarios. En la Comunidad, esto se reflejó en la construcción de la variante de Abizanda en el eje de Barbastro. “Queríamos asegurar la accesibilidad de todo el territorio”, asegura el entonces consejero, agregando que la organización administrativa que fijaron sería la desarrollada tiempo después por las comarcas, y que las mejoras en las entradas a determinadas vías marcaron un punto de inflexión en materia de accesibilidad que puede observarse actualmente.

Ha costado un poco más materializar la importancia del eje norte-sur como vertebrador de Aragón, siempre presente para la Administración autonómica. Este proyecto, todavía pendiente de ejecución, busca conectar el Mediterráneo con Francia por el centro de los Pirineos y acercar dos áreas de expansión económica como son el Levante y el valle del Ebro. En la actualidad, está a punto de concluir el enlace Sagunto-Jaca, a falta del tramo de la A-23, entre Lanave y Sabiñánigo, que conectará a su vez con las autovías Pamplona-Jaca (A-21) y Huesca-Lérida (A-22), sirviendo como corredor para comunicar la cornisa cantábrica con Cataluña.

Otro de los grandes logros en el diseño del eje transversal ha sido la apertura de Aragón a Europa por Francia a través del túnel de Somport en 2003, tras sufrir continuos retrasos y ser el blanco de las diferencias entre los gobiernos de ambos países. Es el más largo de España, de una longitud total de 8.608 metros, 5.759 en España y 2.849 en el territorio galo, y puede recorrerse en siete minutos a 80 kilómetros por hora. La obra, una de las más destacadas de la ingeniería civil en el sur de Europa, busca relanzarse con el paso ferroviario y alcanzar su máximo rendimiento como punto estratégico y transfronterizo.

De Huesca a Teruel

El 28 de diciembre de 1998 el por entonces ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, inauguraba los dos últimos tramos de la autovía entre Zaragoza y Huesca, tras varias demoras en las obras y diversos incrementos en el presupuesto inicial. Concretamente se trataba de 39 kilómetros, cuya puesta en funcionamiento permitía recorrer la distancia de 70 kilómetros entre ambas ciudades en menos de 40 minutos en coche. Los dos tramos que se inauguraban aquel día eran el de Villanueva de Gállego-Zuera (17 kilómetros) y el de Zuera-Almudévar (22 kilómetros). Con esta actuación, no solo se ahorraba tiempo, sino que se mejoraba y, sustancialmente, la seguridad vial y la accesibilidad.-

Las tres capitales aragonesas no se verían conectadas hasta el año 2008, cuando culminó la Autovía Mudéjar, un hito largamente demandado por el Gobierno de Aragón en su propósito de conseguir la ansiada vertebración territorial que se promulgó ya en 1982, recién aprobado el Estatuto de Autonomía.