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40 ANIVERSARIO DEL ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE ARAGÓN

Más rápido y más lejos, objetivo de las grandes infraestructuras

El rendimiento de los aeropuertos y las estaciones de trenes y autobuses se relanzaron con el gobierno autonómico

Recreación de la inauguración de la estación de Canfranc.
Recreación de la inauguración de la estación de Canfranc.
H. A.

La conexión aérea de Aragón es una de las cuestiones que más ha cambiado en estas décadas en el ámbito de las comunicaciones, especialmente el aeropuerto de Zaragoza. En los años ochenta, su oferta se reducía al mercado nacional y ya en 2008, justo antes de la Expo, los viajeros pudieron estrenar las nuevas instalaciones, preparadas para recibir un millón de viajeros anuales.

Amador Ortiz, consejero de Urbanismo, Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Aragón durante los años 1983 y 1987, recuerda igualmente que al final de la citada legislatura el Gobierno central transfirió al autonómico el Aeropuerto de Monflorite, conocido hoy como Huesca-Pirineos. “Nuestra posición en ese momento fue que consideramos que era más conveniente invertir en él y mejorarlo que transferirlo, pues tenía solo una pista destinada a vuelos sin motor. Habría podido ser un buen acceso, por ejemplo, a las estaciones de esquí”, manifiesta.

Autobuses y trenes

Otro de los puntos en los que más trabajó el recién estrenado Ejecutivo autonómico fue en la conexión entre los diversos puntos del territorio y otras zonas del país mediante autobuses, cuya competencia recibió entonces. Así, impulsaron proyectos de construcción de estaciones, como la de Barbastro, compraron autobuses y trataron de reorganizar las líneas existentes para dar servicio a pueblos que se estaban quedando aislados.

Destaca la Estación de Autobuses de Zaragoza, que se inauguró el 7 de mayo de 2007, y completó la intermodal Zaragoza-Delicias, que desde el año de su inauguración, en 2003, funcionaba como estación de ferrocarril. Ese año los reyes de España dieron el pistoletazo de salida a la línea de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Lérida, que reduciría el trayecto entre la capital aragonesa y la de España a solo 75 minutos en AVE. Posteriormente, llegaría la línea a Tarragona y Barcelona.

Por otro lado, se ha conseguido encarrilar otro de los grandes objetivos de Aragón en el apartado ferroviario: la reapertura internacional de la línea de Canfranc. Aún falta implantar el ancho europeo desde Huesca hasta la estación, adaptar el túnel del Somport y mejorar los kilómetros pendientes hasta Bedous, pero los gobiernos de España y Francia van de la mano. El primero ya ha comprometido en los dos últimos años inversiones por más de 110 millones de euros que, si se cumplen los plazos, completarán la modernización de la línea en 2024.

El tema ya fue objeto de debate en los años ochenta. “Nuestra presión sobre el ferrocarril y la mejora del Canfranc fue importante. Recuerdo las sesiones con la Comunidad de Trabajo de los Pirineos y con Aquitania. Nosotros presionábamos pero se nos decía que tenía que rehabilitarlo Francia, y ellos no pretendían volver a reponer el puente. Entonces, el Canfranc como enlace ya no tenía posibilidades. Sí que pusimos en marcha por dos temporadas un tren turístico que conectaba Zaragoza con Canfranc, pero que dejó de funcionar porque necesitaba una ayuda muy importante”, sostiene Ortiz, subrayando que el servicio del ferrocarril fue mejorando con los años de manera notable en el territorio. l