TURISMO
El Top Ten de los destinos turísticos de Huesca
Un repaso a los rincones con más encanto y que más triunfan entre los visitantes de la provincia.
CUMBRES en las que rozar el cielo, blancas montañas en las que deslizarse en el invierno, una estación internacional testigo del wolframio y la pirita que se envió desde España para blindar el armamento nazi, y el oro y las joyas con las que correspondía Alemania, paisajes de vértigo sobre las aguas de Canelles, castillos del Reino de los Cielos... La Magia de Huesca la surcan desiertos y altas montañas, impresionantes cañones esculpidos por las limpias aguas del Pirineo, bosques centenarios, cuevas neolíticas y edificios que inspiran novelas y que atraen a miles de turistas cada año. En los últimos doce meses, la provincia ha registrado más de dos millones de pernoctaciones. Algunos en busca de aventura en las montañas del Pirineo, otros surcando las aguas del Vero, hay quien es fan de calzarse las tablas y disfrutar de las blancas montañas y quien ansía coronar el techo de Aragón. Pero no solo naturaleza -Huesca cuenta con un parque nacional y tres naturales-, la provincia ofrece también cultura, historia, arte y gastronomía.
Entre los lugares más visitados de Huesca, las estaciones de esquí que, entre todas, se acercan al millón y medio de esquiadores. No en vano son un 8 % del Producto Interior Bruto de Aragón, un 10 % en la provincia de Huesca. También la exuberancia de Ordesa y Monte Perdido, declarado Patrimonio de la Humanidad, y que se encuentra en pleno apogeo de rojos, ocres y amarillos en un espectáculo único, el del otoño.
Huesca no es solo naturaleza. También es fervor, el que marca otro de los grandes hitos. Y es que dentro de la ruta mariana, se encuentra el santuario de Torreciudad, edificado entre 1970 y 1975 a instancias del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer.
Dos joyas de la arquitectura civil y militar se cuelan: Loarre y la Ciudadela. La BTT entra de la mano de Zona Zero. Y la historia y las intrigas de espías con Canfranc. No falta el desafío al vértigo en las pasarelas de Alquézar y Montsec. Y la buena mesa, la que acompañar con los caldos del Somontano. Hay muchos más rincones con encanto. Todos no caben en el Top Ten. Escuchar a Estopa o Nathy Peluso sobre las aguas de Lanuza, las puertas abiertas en el Monasterio de Sijena, conocer las historias templarias de Monzón o el pasado romano de Fraga y su Villa Fortunatus, el capricho geológico de la muralla de Finestres, surcar las aguas del Gállego en barca o mirarlas desde lo alto, desde los impresionantes Mallos de Riglos, un paraíso de la escalada forman parte también de esa magia oscense que cada año conquista a más de dos millones de turistas.
A pesar de los últimos años de pandemia, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido marca 600.000 visitantes al año. La majestuosidad de estos parajes son uno de los grandes atractivos de la provincia de Huesca
Las estaciones de esquí aragonesas suman cada año 1,5 millones de esquiadores. Una de ellas, la más grande, Formigal-Panticosa, se disputa junto a Ordesa el liderazgo en la lista de lugares más visitados al año.
El santuario de Torreciudad, promovido por Escrivá, fundador del Opus Dei, es uno de los imprescindibles de la ruta mariana para los devotos, llegó a superar en los años anteriores a la pandemia los 200.000 visitantes.
Desde su posición, tiene un control sobre toda la llanura de La Hoya de Huesca. El Castillo de Loarre, escenario de El Reino de los Cielos, es uno de los monumentos más visitados superando ampliamente los 100.000 al año.
“Es la nieve del Sobrarbe”. Una frase que resume a la perfección el filón de un proyecto que ha recuperado antiguas sendas para convertirse en un referente de la BTT. Solo en pernoctaciones, mueven entre 70.000 y 80.000 al año.
Incluso en plena pandemia, los monasterios han llegado a tener 1.300 visitas en un solo día. Historia, cultura y naturaleza se dan la mano en esta joya del románico enclavada en la roca, el primer panteón real de Aragón.
Es una de las fortalezas de la Edad Moderna más grandiosa. Levantada con forma pentagonal en el centro de Jaca, es uno de sus grandes atractivos tanto por dentro como por fuera, desde sus glacis.lo más visitado.
Huesca es también una provincia de gastronomía y, por supuesto, de enoturismo. La ruta del vino de Somontano ofrece planes a medida para poder disfrutar de la experiencia en grupos o en familia.
No aptas para personas con vértigo, las pasarelas ofrecen una visión diferente de los paisajes fluviales del Vero, en Alquézar, con 100.000 visitantes, o del embalse de Canelles, en Montfalcó-Montsec.
El Cielo sobre Canfranc es la última novela inspirada en esta estación internacional testigo de intrigas, espías y leyendas. Bajo el sol del verano o cubierta de nieve, el edificio es uno de los más visitados de Huesca.
