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Daniel Fañanás: el digno trabajo de las funerarias

Vive en Sabiñánigo, desde siempre, amante de las motos y los coches, a veces se tomaría un descanso de su trabajo, pero sabe que al final "volvería"

Daniel Fañanás de niño y en la actualidad.
Daniel Fañanás de niño y en la actualidad.
S. E.

Daniel Fañanás nació en Huesca hace 38 años, “entonces nacíamos todos allí”. Desde siempre vive en Sabiñánigo, en el barrio de Puente Sardas, sin contar los años que estudió y trabajó en Barcelona, Zaragoza y Huesca.

Es un enamorado de las motos y los coches, “de pequeño era feliz jugando al scalextric”. El deporte no le llamaba la atención. “Me apuntaron a jugar a fútbol, pero no me gustaba, además era muy malo”. Y como estudiante, dice que era regular.

“Mi tío me enseñó a llevar moto con 15 años, recuerdo que era una Montesa de marchas. Con 17 años me saqué el carnet para llevar moto de 125 cc, a los cinco días de cumplir los 18 años ya tenía el de coche”. A esa edad fue a por la licencia de motos de todas las cilindradas “y con 19 años tuve moto de 400cc que ya no llevaban limite porque yo tenía dos años de antigüedad del carnet de 125cc. También me saqué el carnet de camión y de autobús, con 19 años ya tuve el C1 y con 21 años el C y el D”.

La gastronomía es otra de sus pasiones. “Me gustan los platos tradicionales y de cuchara, eso lo que más”, pero no le hace ascos al marisco. “Me gusta todo, esta semana he comido lentejas con foie, una delicia”.

Daniel Fañanás estudió Auxiliar Administrativo y en Barcelona, Tanatopraxia, embalsamaciones y conservaciones de cadáveres. Su familia ha tenido en Sabiñánigo funeraria desde siempre; después, velatorio y tanatorio, y él ha continuado con ello. “Este trabajo lo he vivido en casa y me gusta lo que hago, por lo que puedes aportar a la sociedad, en cierta medida es una labor social”. Hoy cuenta con tres velatorios, uno en Sabiñánigo, otro en Jaca, donde también tiene dos tanatorios, y un tercero en Panticosa, además de un horno crematorio en la localidad serrablesa, y todo bajo el paraguas de Servicios Funerarios del Pirineo.

“Para mí, el trabajo que hago es muy digno, cada día intentamos ser más profesionales. Creo que directa o indirectamente podemos ayudar mucho a las familias tanto para echar una mano económicamente como a veces, también para ayudarles a agilizar papeleo”.

Fañanás tiene claro que hoy por hoy no cambiaría su profesión, pero sí dice que se tomaría un descanso. “Durante una temporada sí que cambiaría de trabajo, eso lo he pensado, pero luego sé que volvería porque sé que soy útil en mi profesión. Pero pienso que un cambio de actividad lo tendríamos que hacer todos para volver después con más motivación al trabajo que realmente te gusta”.

Hubo un momento en su vida, al poco de empezar a trabajar en una funeraria en Zaragoza, porque antes de continuar la empresa familiar se formó en otras, que se fue “a trabajar con un camión de Correos, pero me di cuenta de que mi trabajo era la funeraria. Aquí yo soy más útil porque me he formado para ello. En mi profesión no hay dos familias ni dos casos iguales a los que te enfrentas a diario y eso te hace más profesional si realmente te gusta lo que haces, como es mi caso”.

Daniel Fañanás le pide a la vida salud. “Sin salud todo lo demás no vale nada, sin salud no puedes trabajar, no puedes viajar, no puedes hacer nada”.