SAN ISIDRO LABRADOR
La falta de agua sobrevuela en la fiesta patronal del campo
El sector muestra su preocupación por una sequía que va a reducir las cosechas y provocar graves pérdidas

Con inquietud, preocupación y mirando al cielo más de lo habitual llega este año la festividad de San Isidro Labrador. Los campos de cultivo de secano del Alto Aragón visten un color más propio de otras épocas del año que de la primavera, cuando las espigas deberían crecer verdes y abundantes. La pertinaz falta de precipitaciones está dibujando un panorama desalentador, con la previsión de que la mitad de las cosechas se van a perder por el camino. Los secanos agonizan y el regadío tiene unos cupos de agua que hacen inviables las segundas cosechas.
Así lo entienden y comparten el presidente de la Cámara Agraria Provincial, Jesús Escario, y el presidente de Riegos del Alto Aragón, José Antonio Pradas, quienes coinciden en que hay “preocupación” ante una situación que el primero invita a enfrentar con “serenidad y firmeza”. “Tenemos que aceptar y asumir” -dice Escario- un escenario que considera que es “cíclico”.
El presidente de la Cámara Agraria Provincial hace un repaso de cómo están los cultivos y qué recolección se prevé. En cereal, la cosecha de los secanos rabiosos -indica- está ya “perdida” en su totalidad y la de los secanos húmedos, en un 50 por ciento. “Va a ser una campaña de cereal de invierno de las peores que yo he conocido nunca; creo que no se van a cubrir los costes de producción, en algunos casos de ninguna manera y en el mejor de los casos se puede llegar casi al coste”.

Las restricciones de agua en el regadío motivarán que las producciones de las primeras cosechas “no serán excesivamente altas” y que “haya cultivos de segunda cosecha que ya no se sembrarán si no disponen de agua para el regadío”. Una situación extrapolable a forrajes y leguminosas.
“Corremos el riesgo de que haya explotaciones que se queden en el camino”, subraya, ya que además “este año los costes de producción se han elevado mucho... algún producto ha triplicado su precio con respecto al año pasado”, lamenta.
En un año en el que hay “bastante” almendra, “si ahora empezara a llover, el árbol podría responder a las necesidades de la almendra”, aunque si sigue el tiempo seco, los almendros quedarían afectados. Algo parecido pasa con la fruta, pendiente también de cómo evolucione el tiempo.
Por ahora, “en el olivo no hay nada perdido, pero se está empezando a caer la flor” y que la cosecha sea mejor o peor también va a depender la lluvia.
En cuanto a la ganadería, Escario considera que para la extensiva -“ya herida de muerte”, dice- esta sequía “es la gota que colma el vaso. Hay ganaderías que están reduciendo el número de animales porque no pueden hacer frente al precio de los piensos”.
Cupos
José Antonio Pradas vivirá su primer día de San Isidro en el cargo trabajando, en concreto, asistirá a una reunión en la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre el plan hidrológico y de las dotaciones de agua. Y es la que sequía y la escasez de reservas hidráulicas son asuntos prioritarios en estos momentos para una comunidad de regantes que empezó la campaña de riego con cupos y que tiene como reto lograr tener agua hasta que finalice. Eso sí, la manera de conseguirlo será reduciendo las cosechas; una disminución que se unirá a las pérdidas que está ocasionando la falta de precipitaciones en el secano.
“La del año pasado ya fue una campaña bastante complicada, y este año se nos ha presentado una campaña de riegos todavía peor”, describe Planas, que expresa la “preocupación” existente no solo en Riegos del Alto Aragón, sino en toda la cuenca del Ebro, donde hay “problemas gravísimos”, como en Lérida, con el canal principal de Urgell cerrado al riego para cuatro comarcas del centro de la provincia leridana. “Estamos todos en una situación más que preocupante e incluso algunos están peor que nosotros”, reconoce en alusión a Lérida.
Pradas explica que la campaña en Riegos del Alto Aragón arrancó con cupos, se hizo un reparto mientras entró agua en los embalses y, como otros años con restricciones, “se va a intentar llegar hasta el final con esos cupos, y si todos los años hemos sido capaces de llegar al final, este año no tiene porqué ser diferente”, señala, y apuesta a que van a “ser capaces”. La situación se traduje en “limitaciones y una reducción importante de siembra en la superficie de riego, que cada agricultor tendrá que calcular con su dotación de agua”. El presidente de los regantes estima que se tendrá que dejar de sembrar aproximadamente un 50 % de las explotaciones. “Es mucho, pero en la zona de Urgell tienen el canal cerrado, por lo que allí es el 100 %”, lamenta.
Pradas explica que los indicadores que manejan se traducen en que la comunidad “está peor que cualquier año de la serie histórica, pero aún así, administramos nuestros recursos, el agua que tenemos en los embalses. Cualquier usuario de nuestro sistema tiene que sabe que tiene el cupo que se le ha asignado (a fecha de hoy, 3.900 metros cúbicos/hectárea menos lo que ha consumido desde el inicio de la campaña). La mayor parte del sistema está sembrado de cereal de invierno y la gente lo que va a hacer es sacar adelante sus parcelas de trigo y de cebada y el que tenga alguna superficie reservada para maíz, imagino que optará por sembrar un 50 %”.
“Se necesitan más embalses”
Escario destaca que la provincia de Huesca “es puntera y privilegiada por la diversidad de cultivos que tiene y la gran profesionalidad” de quienes trabajan en el sector primario.
Explica que poco a poco “van desapareciendo explotaciones y las que quedan son cada vez más grandes y se necesitan más embalses” que den garantía a unos regadíos que “se están adecuando a los tiempos” al ser un “sector dinámico y fuerte que aprovecha cada gota de agua”. En este sentido, considera que “hay que guardar un trago para la sed”. Y es que Escario considera que hay “cuatro piezas” fundamentales para el regadío que son los embalses de Almudévar, Biscarrués (desechado), Montearagón y el Canal de La Hoya.