Los regantes esperan un cambio de ciclo con los embalses más bajos en 10 años
Tras 2 campañas marcadas por la sequía, las reservas de agua marcan el 34,1 %, en la última década se alternaron ciclos húmedos y secos

Al término de la campaña de riego, los regantes de la provincia de Huesca hacen balance de un año marcado por la sequía. Dos ejercicios consecutivos en los que la escasez de lluvias ha dejado el agua embalsada de la Cuenca del Ebro al 34,16 % de su capacidad total, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Comienza así el año hidrológico con el peor dato de la década, seguido de la cifra de 2022, que arrojó en el mismo período un 35,38 %. Ambos vienen precedidos del 50,8 % registrado en la primera semana de octubre de 2021, cuando no se podía advertir la crisis hídrica que estaba por venir.
“En los últimos años hemos vivido sequías, pero nunca tan dilatadas en el tiempo como la actual, siempre se corregían al año siguiente. Recuerdo la complicada campaña de 2005. Fue dura, pero no tanto como ésta. Luego vinieron años más húmedos”, manifiesta José Luis Pérez, presidente de la Comuniad de Regantes del Canal de Aragón y Cataluña.
Esta demarcación ha sufrido especialmente las consecuencias de la presente escasez de lluvias. Se puede apreciar en el embalse de Canelles, que según el último parte de la CHE, se encuentra al 12,5 % de su capacidad total. “Se trata de un embalse plurianual y no olvidemos que, cuando está lleno, nos garantiza dos años y medio de riego. Por tanto, al vaciarse, necesita imperiosamente abundantes precipitaciones para recuperarse en un par de años o tres. Ese es el problema que tenemos con los grandes embalses. Necesitan que venga una época lluviosa para que se empiecen a recuperar”, completa Pérez.
La duda o la esperanza que les queda a estos regantes está ligada al nuevo año hidrológico y la posibilidad de un cambio de ciclo. “Que pasemos de un período seco a un ciclo húmedo es imprescindible para que se recuperen los embalses”, incide.
Precedentes
En el registro histórico de la CHE de la última década aparece el año 2017 como el tercero con menores reservas de agua al comienzo del año hidrológico (44,2 %).
En los tres años posteriores, las estadísticas variaron entre el 64,9 %, el 45,4 % y el 61,7 %. Igual que en los años previos, que marcaron un 47,9 %, un 59,7 % y un 63,1 %, hasta llegar al récord de la década en 2013, que fijó la primera semana de octubre en un 67,8 % de la capacidad total.
José Antonio Pradas, presidente de la Riegos del Alto Aragón, advierte que “es lógico que, al final de cada campaña de riego, los embalses presenten un nivel bajo”, pero no recuerda haber tenido dos años seguidos con cupos en la comunidad de regantes. “Es la primera vez en la historia”, lamenta, al tiempo que informa de que “ha sido muy duro tener que soportar dos campañas con restricciones y que una tercera no quieren ni pensarlo”.
“No somos ni optimistas ni pesimistas. Entendemos que el cambio de ciclo tiene que llegar, ya que tres años seguidos de sequía sería algo fuera de lo normal. Se llevaría por delante puestos de trabajo y la cuenta de resultados de los agricultores, que han puesto todo su esfuerzo en modernizar sus instalaciones para ser más eficientes en el uso de agua”, afirma Pradas.
Así que esperan que “el otoño venga con lluvias y el invierno con nieves”, para ver que les depara el tiempo.