Alto Gállego

ALTO GÁLLEGO - EMPRESAS

Los 132 socios de Las Margas Golf negocian con Hotusa para evitar que el cierre temporal se convierta en definitivo

Está dispuestos a asumir un déficit de 30.000 euros para abrir hasta el 30 de septiembre y buscar nuevas vías para el futuro

Los 132 socios de Las Margas Golf negocian con Hotusa para evitar que el cierre temporal se convierta en definitivo
Los 132 socios de Las Margas Golf negocian con Hotusa para evitar que el cierre temporal se convierta en definitivo
S.E.

HUESCA.- El campo de golf de Las Margas corre riesgo de perpetuar su cierre actual si no fructifican las negociaciones que mantienen el propietario de las instalaciones, el grupo hotelero Hotusa, y los 132 socios que están realizando gestiones a distintas bandas con el objetivo de no perder uno de los grandes atractivos turísticos de nuestra provincia, a la sazón uno de los mejores espacios para este deporte de toda España. La asunción por parte de los usuarios asociados de treinta mil euros del déficit previsible sería determinante para que la compañía arrancara una temporada corta, hasta el 30 de septiembre, marcada por la crisis del coronavirus.

El campo de golf y el hotel fueron inaugurados en este núcleo de Sabiñánigo en 2007, promovidos junto con la organización por el empresario Luis Nozaleda, quien eligió para todas las instalaciones a los mejores profesionales para un diseño distintivo. En el caso de los recorridos, fueron concebidos por el gran golfista Chema Olazábal, ganador de varios másters y torneos de la disciplina. Las vicisitudes de la crisis desatada un año después motivaron los cambios de propietarios en distintas ocasiones hasta que, en 2018, Hotusa adquirió del Banco de Sabadell Las Margas dentro de un paquete de inversiones.

Manuel Echevarría, representante de la asociación del campo, que aglutina a 132 entusiastas de este deporte de Jaca, Sabiñánigo, Huesca, Euskadi y otras procedencias que tienen segundas residencias en el entorno, reconoce que Hotusa cuidó el campo "y estaba francamente bien. Estábamos muy contentos".

Sin embargo, la crisis de la covid-19 fue una losa que pesó sobre los grupos hoteleros y, lógicamente, el campo quedó abandonado, apenas mantenido por dos operarios para lo más básico frente a los siete habituales a los que se suman otros dos empleados en la parte comercial (la tienda y la venta de "Green fees", las tarifas por uso). "Los campos de golf necesitan muchísimo mantenimiento, tienen mucho trabajo, la hierba crece en primavera desproporcionadamente, hay que usar fitosanitarios y abonos. Los dos trabajadores que seguían en Las Margas poco más podían hacer que proteger la parte de los "greenes" y otros puntos estratégicos".

Comprenden los socios las dificultades de Hotusa, una cadena que no está especializada en este tipo de instalaciones y que, además, tiene por delante un gran esfuerzo para ir volviendo a la normalidad en sus doscientos hoteles, retorno que se hace escalonadamente. "El deterioro es importante, algunas bombas están cegadas por las hierbas, y a los aspersores les sucede lo mismo".

En esa inquietud, los socios y la dirección de Hotusa han mantenido reuniones ante la manifestación de la cadena de que no puede afrontar la reapertura en condiciones. "A nosotros –asegura Echevarría- nos inquieta en muchos sentidos. Dejar el campo de golf un año sin mantenimiento es un desastre, pero además es uno de los activos más importantes para toda la zona y para la provincia de Huesca, un atractivo de calidad que beneficia al Pirineo, que complementa las actividades de montaña y de nieve, y que además es muy competitivo en su sector: es un campo de golf maravilloso".

Hotusa colocó en el tejado de los socios la solución. Estableció unos cálculos que compartió con ellos, con un presupuesto de 118.000 euros que los propios usuarios rebajaron –sacrificando algunas prestaciones- a 103.000, con el objetivo de abrir desde el 15 de julio hasta el 30 de septiembre. Estimaron unos ingresos de 73.000 euros entre las cuotas mensuales que abona cada asociado ("la gente cree que son altas, pero son muy asumibles, como las de cualquier gimnasio"), los "green fees" y el alquiler de los "buggies" (los coches eléctricos para el desplazamiento), las tarifas por uso del campo para los visitantes.

Los socios estarían dispuestos a soportar estos 30.000 euros de déficit con los que se ganaría tiempo mientras se prolongan las negociaciones con inversores públicos y privados para garantizar la viabilidad y el futuro de una de las actividades turísticas de más calidad en nuestra provincia. La comunidad de usuarios quiere cerrar el acuerdo para arreglar las abundantes zonas que precisan de un gran número de operaciones. De firmarse, la actividad de esta temporada enlazaría con un periodo de gestiones hasta la siguiente, con el objetivo de sostener un referente de ocio de la provincia.