Alto Gállego

SECTOR VITIVINÍCOLA

Una vuelta a los pueblos con retos innovadores

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Pilar y Ernest este invierno en la primera vendimia del vino del hielo.
Pilar y Ernest este invierno en la primera vendimia del vino del hielo.
Lemur Comunicaciones

El municipio de Biescas sabe de despoblación, pero también sabe de futuro. Julio Llamazares ambientó su novela “La lluvia amarilla” en el despoblado de Ainielle, en el Sobrepuerto, y Pilar Gracia y Ernest Guasch han elegido Barbenuta -núcleo que también aparece en la novela- para desarrollar su proyecto, Bodegas Bal Minuta. “Estamos muy a gusto viviendo en Barbenuta, pese a ser un pueblo pequeñito, aquí estamos muy tranquilos. Tenemos una paz y una tranquilidad que no se encuentra, y estamos muy cerca de pueblos grandes con sitios para todo, nuestras expectativas se han cumplido sobradamente”.

Pilar y Ernest venían de vivir en un lugar grande “pero nos gustaba mucho la vida de pueblo, y aunque dimos un salto importante y a una población pequeñita, nuestro objetivo se ha cumplido, y más en estos tiempos con todo lo que ha pasado, así que supercontentos de vivir aquí”.

En 2012 Pilar y Ernest empezaron a plantar vides en Barbenuta, una zona de la que tomarían el nombre de su bodega: Bal Minuta. Plantaron variedades como Riesling, Gewürztraminer, Chardonnay, Pinot Noir y Cabernet Franc, a más de 1.300 metros de altitud, convirtiéndose en las viñas más altas de la Península Ibérica.

En 2015 recogieron la primera vendimia, y hoy ya tienen en el mercado su Vino de las Nieves, tinto y blanco, un reserva con garnachas centenarias, un vino joven con Merlot y Tempranillo, un cava de variedades 100 por cien Riesling, y un vino de licor de uva Moscatel y Semillón. Y este invierno han realizado la primera vendimia en medio de la nieve para obtener un vino de hielo. “Decidimos vivir en el Pirineo para realizar vino de calidad con un sabor totalmente especial gracias al lugar donde crecen nuestras viñas”. 

En “La lluvia amarilla”, Andrés, el último habitante de Ainielle, recuerda cómo poco a poco todos sus vecinos y amigos han muerto o se han marchado a la ciudad. “La lluvia amarilla fue la novela que me hizo más conocido y la que más impacto tuvo. Cuando la escribí, en 1988, sin ser yo consciente, toqué una fibra que estaba muy sensible y de la que prácticamente nadie hablaba en aquel tiempo, y digo prácticamente porque no soy ni el primero ni el único que escribió sobre la despoblación en aquellos años”, explicaba el autor a este diario en una entrevista en 2019.

Ainielle sigue despoblado, y Susín, por ejemplo, cuenta con voluntarios que una vez al mes se reúnen allí para limpiarlo, cuidarlo y mantenerlo. “Otros como Barbenuta y Espierre no quedaron nunca abandonados, pero sufrieron la marcha de casi todos sus vecinos. Y ahora estamos viendo que la gente está volviendo a sus pueblos. En Barbenuta, el proyecto vinícola que se desarrolla entorno a las viñas de altura ha traído a una pareja joven que han tenido aquí dos niños. Además, en los pueblos del municipio se han recuperado y rehabilitado muchas casas que en fines de semana y en vacaciones están abiertas”, explica la alcaldesa de Biescas, Nuria Pargada.

Nuria Pargada: “Estamos viendo que la gente vuelve a sus pueblos”

La edil destaca Orós Alto y Orós Bajo, “pueblos con encanto”, que tienen explotaciones ganaderas y casas de turismo rural. “Apostamos por los núcleos, estamos realizando bastantes inversiones”, concluye.