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Gregorio Isabal Abarca: “La de Lárrede es la madre de todas las iglesias de Serrablo”

Este vecino de Sabiñánigo pasa las mañanas en Orós Bajo trabajando en el huerto, enseñando la iglesia y recogiendo la basura que otros dejan

Gregorio Isabal y la iglesia de Santa Eulalia de Orós Bajo al fondo.
Gregorio Isabal y la iglesia de Santa Eulalia de Orós Bajo al fondo.
Mercedes Portella

Gregorio Isabal Abarca nació el 9 de junio de 1938 en el pueblo de Orós Bajo, municipio de Biescas, comarca del Alto Gállego. Vive en Sabiñánigo pero desde que está jubilado pasa todas las mañanas en su pueblo, donde siempre tiene una ocupación, sobre todo en su huerto. Allí enseña la iglesia y explica su historia. Recoge la basura de las cunetas de la carretera entre Biescas hasta Lárrede, así como del parquin del pueblo y del camino que lleva a la Cascada del barranco d´os Lucas. Y ayuda a todo el que se lo pide pensando más en los demás antes que en él. “Cuando estoy en el pueblo siempre hay algo que hacer, en casa, en el huerto, ahora he puesto dos patatas, dos acelgas, dos cebollas… pero en mayo ya se pone de lleno, en cantidad, o también arreglo una pared que se cae, doy una vuelta por todo el parquin y recojo la basura que se tira, también en las cunetas, pañuelos de papel, mascarillas, botes…, mucha basura se recoge”.

“Cuando estoy en el pueblo siempre hay algo que hacer”

Gregorio es el mayor de cuatro hermanos. “Pronto tuve que hacerme cargo de la familia porque mi padre murió joven”. Trabajó primero en el campo, “pero pronto me di cuenta que era muy escaso el rendimiento que allí se sacaba, y empecé a realizar trabajos eventuales. A los 24 años entré a trabajar en la fábrica Aragonesas, de Sabiñánigo, donde estuve solo dos años porque me fue muy mal para la salud, el 31 de diciembre me marché a mi casa. Y el 14 de febrero del año siguiente entré en la fábrica de aluminio, también en Sabiñánigo, entonces era habitual salir de una fábrica y entrar en otra. En la de aluminio estuve trabajando 36 años”.

Dice que siempre ha tenido muy en cuenta su salud, “por eso me marché de Aragonesas, aquello no me probaba, y así he llegado a los 82 años con una salud de hierro, cansado de trabajar pero gozando de salud”.

“He llegado a los 82 años cansado de trabajar pero gozando de salud”

Durante los años que estuvo trabajando en las fábricas también se ocupaba de las tierras en el pueblo. “Tenía un pequeño tractor y me hacía las faenas del campo y lo compaginaba con el trabajo en la fábrica, así entre unas cosas y otras, pues muy bien”.

Gregorio Isabal nació casi un año antes de dar por finalizada la Guerra Civil (1 de abril de 1939). Recuerda que los dos primeros años de la contienda su familia, padres y abuelos, se desplazaron hasta el pueblo de Albelda (comarca de la Litera). “Marcharon andando, con el paquete al hombro y nada más. Allí estuvieron dos años y después de ese tiempo volvieron a la casa de Orós Bajo, donde no había quedado nada. 1.600 pesetas que guardaban como una gran cosa de lo que habían ido ahorrando; se encontraron con que era dinero triunfal, dinero que no valía, y tuvieron, como tantos otros, sino todos, que empezar de nuevo en todo. Había mucha necesidad, racionamientos, poco dinero…”.

Desde que se jubiló, y hasta que llegó la pandemia de la covid, Gregorio enseñaba a grupos y a particulares, la iglesia mozárabe del pueblo, con advocación a Santa Eulalia.

“Si estaba en casa o en el huerto y veía llegar a gente que iban a la iglesia, pues yo iba y la enseñaba. Y las guías de los grupos, ocho días antes de venir ya me llamaban y me decían el día que venían así yo ya estaba pendiente”.

Le gusta hablar de la iglesia, de su historia, de los percances que esta sufrió durante la guerra, pero dice que esta iglesia no la puede comparar, por ejemplo, con la de Lárrede o con la de San Bartolomé de Gavín. “Estas dos son las que más me gustan de las iglesias de Serrablo, sus torres son preciosas. Aunque yo sea de Orós Bajo, siempre digo que la iglesia de Lárrede es la madre de todas las iglesias de Serrablo”.

Explica que, durante la Guerra Civil, los nacionales tenían el polvorín en la iglesia de Santa Eulalia. “En Orós Bajo estaban los nacionales y en Escuer los republicanos. Cuando los nacionales salían del polvorín por la puerta de la izquierda, que es la de la entrada a la iglesia, los que estaban en Escuer les atacaban. Entonces, los nacionales abrieron una puerta justo en medio del ábside, así cuando salían del polvorín para ir al refugio de la tropa que estaba en el pueblo, no eran vistos. En mi casa tenían la cocina”.

Recuerda a la perfección fechas y datos. “La iglesia es del siglo XI. En 1885 hubo una peste igual que ahora la pandemia, en la que murió un 10 o un 15 por ciento más de vecinos que normalmente, y tuvieron que ampliar el cementerio. Entonces, se encalaron las iglesias porque no había otro sistema para desinfectar que blanquear con cal, y la nuestra también estaba encalada. En 1957 los 11 vecinos del pueblo fuimos a vecinal a quitar toda la cal y dejamos la piedra de origen, menudo cambio”.

Cuenta que el retablo se perdió en la Guerra Civil. “No se sabe si lo quemaron, si lo tiraron, lo cierto es que no ha amanecido. Estaba en el ábside donde abrieron la puerta y les debía de estorbar, no sabemos que harían con él”.

Gregorio Isabal se casó, tiene tres hijos, dos chicas, una en Sabiñánigo y otra en la Puebla de Alfindén, y un chico que vive en Jaca; su mujer fallecía el año pasado.

Las iglesias del Serrablo fueron consideradas Monumento Histórico-Artístico el 29 de septiembre de 1982.  El entorno de la iglesia de Santa Eulalia de Orós Bajo fue declarado Bien de Interés Cultural y publicado en el Boletín Oficial de Aragón el 20 de febrero de 2004.

La intención de este vecino de Orós Bajo es seguir mostrando esta iglesia a quien visite el pueblo, explicar su historia, sus anécdotas, se nota que le tiene mucho cariño a este santo lugar, y a su Orós. “Mientras pueda, seguiré así”.