Alto Gállego

CLAUSURA

La Feria de Otoño de Biescas dice adiós a una nueva edición de éxito

Homenajes, actos lúdicos y subastas en el último día del evento de Biescas

Público ayer en el recinto ganadero de la feria.
Público ayer en el recinto ganadero de la feria.
Mercedes Portella

La Feria de Otoño de Biescas se clausuraba ayer tras un fin de semana con mucho público y buen ambiente. El tiempo ha sido otoñal. Ayer la gente, paraguas en mano y con chubasquero que no tuvo que emplear, recorrió los recintos y disfrutó de la feria. Este año, el certamen ha rendido homenaje a la ganadería, el germen de lo que en la actualidad es este evento. Recogieron la placa conmemorativa los representantes de esa saga familiar en el siglo XXI, los ganaderos que continúan el oficio: los jóvenes Raúl Acín y Antonio Cajal, y Javier Miranda, cuyas explotaciones hoy representan la tradición ganadera de Biescas. Todos ellos agradecían este reconocimiento que da visibilidad al sector ganadero del municipio. Raúl Acín acudía a recoger la placa con su abuelo; Antonio Cajal con su padre, y Javier Miranda con su madre.

El de ayer fue un día de subastas, de homenajes y de fiesta. Araparda (Asociación de Criadores de raza bovina Parda de Montaña) celebró la subasta nacional después de tres años sin que hubiera, con 23 hembras y 3 machos. Se subastaron todas las hembras por un importe de 17.600 euros, los machos quedaron desiertos. José Manuel Macarulla, director ejecutivo de Araparda, dijo que están “muy contentos” de cómo ha resultado esta subasta y del ambiente que se ha vivido. También Atura (Asociación de Criadores de Ganado Ovino de raza Churra Tensina) realizó una subasta autonómica con animales de la zona. De Churra Tensina se subastaron 25 hembras y 3 machos y se vendió todo por 3.460 euros. “Ha estado muy bien, contentos”, comentó a este diario Ricardo Azón, secretario de Atura.

Antonio Cajal, Raúl Acín y la madre de Javier Miranda (a la derecha), con la placa que recibieron.
Antonio Cajal, Raúl Acín y la madre de Javier Miranda (a la derecha), con la placa que recibieron.
Mercedes Portella

La alcaldesa de Biescas, Nuria Pargada, hace un balance positivo de esta edición que ha vuelto tras la pandemia, por todo lo alto. “Estamos muy contentos por todas las visitas que hemos tenido. Hemos hablado con los responsables de los puestos, de artesanía, alimentación, y están contentos con las ventas, y el tiempo nos ha respetado así que satisfechos. Y también ha sido muy importante el reconocimiento a los ganaderos y la recuperación de las subastas”.

Los oficios tradicionales rindieron homenaje a los “guarnicioneros” con Guarnicioner Marian, artesanos que trabajan el cuero y la lona. Y los Titiriteros de Binéfar, fieles a su cita, y su “Jolgorio del bueno” llenaron la carpa y divirtieron al público infantil y adulto. Por la tarde también llenó el grupo de música folk Miércoles de Cecina que interpretó temas de su disco “No semos cosa” y repasaron otras piezas populares a las que siempre dan su toque personal. La Feria terminaba pasadas las ocho de la tarde con una degustación de ternera asada al espedo, de raza Parda de Montaña, donada por Araparda. A las ocho de la mañana Carlos Ibarrondo puso a cocinar, entre brasas de carbón, una ternera de 220 kilos en canal que creó expectación y a las ocho de la tarde ya estaba lista para comer. El Comité organizador se reunirá en unos días para hacer una valoración de esta edición mientras ya piensa en nuevas ideas para el año que viene.