Bajo Cinca

AGRICULTURA

El repunte del precio de la fruta no cubre la merma por la helada en el Bajo Cinca

Las bajas temperaturas de marzo provocan pérdidas del 40% de la producción

Trabajadores en un campo del Bajo Cinca durante la campaña del 2020
Trabajadores en un campo del Bajo Cinca durante la campaña del 2020
Jaume Casas

Las heladas del pasado mes de marzo han marcado la venta de productos frutícolas esta campaña. La merma de producción agrícola, sin embargo, no ha repercutido en el importe de la forma que se esperaba. “Los repuntes de precio no han sido acordes con la baja producción”, anunció el dierctor de Mercofraga, Ignacio Gramún, quien señaló que la cosecha ha sido un 40% inferior respecto a la del año pasado, mas el precio se ha mantenido aproximadamente en los mismos valores.

“Este año, el sector de la fruta ha sido muy diferente. No ha sido una campaña al uso, ha sido una campaña muy singular. Si nos centramos aquí, en nuestra zona, en la lonja de Mercofraga, el movimiento comercial se ha visto muy afectado por la merma de producción que hubo debido a las heladas del mes de marzo”, comentó Gramún.

En cuanto a la fruta, “se vende bien”. Los precios, según el director de la lonja bajocinqueña, son “razonables” y parecidos a los del año pasado, “incluso con alguna variedad que ha podido repuntar”. Pese a que el valor de la fruta ha notado un ligero incremento, no ha servido para cubrir las pérdidas ocasionadas por la merma en los kilos.

“Los precios no han seguido la lógica del mercado porque, cuando estamos hablando de una bajada de producción de un 40%, los precios evidentemente tendrían que ser más altos que el año pasado. Pero en su conjunto, buscando un equilibrio medio, los precios diarios que tenemos en Mercofraga son más o menos como el año pasado”, declaró Gramún.

El precio de la fruta dulce -nectarina, melocotón, paraguayo y platerina- se ha movido en una orquilla de 0,80 euros a 0,85 euros por kilo, “y cuesta bastante llegar al euro”. En cuanto a variedades, el melocotón amarillo Baby Gold 6 ha sido el que ha experimentado el repunte más notorio debido a su escasez, “pero todos los demás están al precio del año anterior”.

“Hay algunos productos, como los granados o los higos, que han tenido unos precios bastante estables”, explicó Gramún, detallando que oscilan entre 1,50 euros y 2,20 euros el kilo.

Además, el gerente de Mercofraga valoró que “los higos, en un futuro, pueden ser un producto interesante, aunque es cierto que no se producen aquí en mucha escala. Pero los que vienen al mercado se venden a precios bastante estables y bastante razonables”.

Actividad en el mercado

En cuanto a los días con más actividad durante esta campaña, los lunes, martes y miércoles han sido los que han tenido mayor número de transacciones. Jueves, viernes y domingos, en su contra, han sido “muy flojos”.

Gramún avanzó que si la actividad sigue siendo “floja”, el mercado, que habitualmente cierra el 1 de octubre, podría concluir de forma prematura: “Si veo que ahora en el mes de septiembre hay muchas explotaciones que ya han acabado y no hay afluencia de gente, podría tomar la decisión de cerrar antes. Si la gente no tiene producto, no tiene sentido hacerlo como los otros años. En pasar unos días, depende de cómo vaya todo, se tomará una decisión”.

“También hay que resaltar que este año se da la paradoja que ha venido algún comprador de fuera, por ejemplo, algún comprador de Madrid, y no ha podido cargar por falta de producto”, advirtió Gramún, señalando que Mercofraga, donde este año “escasea el producto”, es “un mercado de proximidad” cuyos compradores proceden de un radio de 100 kilómetros aproximadamente, por lo que “no es habitual” que lleguen personas de lugares tan lejanos.

Control de la cadena alimentaria

Según Gramún, esta falta de repunte en los precios se ha podido producir debido al control de la cadena alimentaria por parte de las grandes corporaciones y cadenas de supermercados: “Lo que estamos sufriendo nosotros, no solo el sector de la fruta sino el sector primario en general, es una presión a la inversa. Es decir, las cadenas presionan por un precio a la baja, no quieren pagar más, y nosotros estamos en el centro de esta presión, porque las cadenas presionan hacia abajo con precios bajos y, sin embargo, el agricultor tiene una presión con los fitosanitarios, combustible, luz y agua, cuyos precios presionan hacia arriba”.