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JACETANIA / AERÓDROMO

Santa Cilia genera cantera en torno al vuelo sin motor

Una decena de jóvenes trata de lograr su licencia de planeador en el segundo campus de verano organizado en el aeródromo

Tres alumnos del campus y Yago Alonso, uno de los instructores
Tres alumnos del campus y Yago Alonso, uno de los instructores
Fly-Pyr Santa Cilia

EL sueño de surcar los cielos es una realidad al alcance de la mano para 10 jóvenes (5 chicos y 5 chicas) que participan en el campamento de verano que imparte el aeródromo de Santa Cilia para lograr la licencia de planeador o vuelo sin motor. Es un curso intensivo de un mes y los alumnos aprenden la teoría y la práctica para ser pilotos de una disciplina que aúna deporte, pasión por el medio natural y quizá el inicio de una carrera.

Esta disciplina se valora en muchas compañías aéreas para ser piloto de transporte de línea comercial y genera responsabilidad en los jóvenes, ya que sentirse solos en el aire y con la necesidad de volver al suelo con seguridad es toda una lección de vida. Este mes ha comenzado la formación, pero queda alguna plaza para agosto.

Algunos jóvenes llegan al curso habiendo volado, como Guillermo Pascua. “La idea que llevaba era entrar en el Ejército y ser piloto de combate, pero como no tengo la vista perfecta me quedé fuera”, dijo el zaragozano de 19 años, que estudia física. Su padre voló sin motor en Huesca y él “siempre había tenido esa cosilla de ser piloto”.

El curso arranca con la revisión de las naves y la meteorología. “Cuando se puede volar, sacamos los aviones, nos remolcan y hacemos vuelos”, explicó el joven, esperando acabar el campus “con los requisitos que se necesitan para la licencia de piloto”, tras la que “queda aprobar los exámenes, aunque para eso hay que tener 16 años”.

A Cayetana Mur le queda “perfeccionar el aterrizaje” para volar sola. Tiene 21 años, es de Jaca y comenzó a volar hace más de un año. “He seguido viniendo al aeródromo y el verano está siendo genial”, apuntó la jaquesa, que quiere “compaginar” el vuelo con sus estudios de Matemáticas.

También hay alumnos que no habían volado como Noah Pérez. “Normalmente la gente viene porque le gusta volar y les interesa la aviación; en mi caso, vine porque mi padre lo vio por internet y quería que probase”, apuntó el madrileño de 15 años.

Es el segundo año seguido que se organiza este campus de verano y los chavales “tienen mucha afición y están muy motivados”, según Yago Alonso, presidente del Aeroclub Nimbus, que oferta la formación durante todo el año.

Los alumnos se alojan en Javierregay y acuden al aeródromo en bici. “Aquí cumplen los mínimos que exige Aviación Civil para examinarse y optar a la licencia de piloto”, explica el director gerente de Fly-Pyr Santa Cilia, Luis Ferreira, precisando que “aunque hasta los 16 años no se pueden examinar, eso no quita que no puedan volar solos”.

El curso “es un buen inicio para desarrollar una carrera como piloto de aeronaves o en cualquier cosa técnica o mecánica y si no van en esa dirección, es una actividad muy completa y respetuosa con la naturaleza al no emitir ningún tipo de residuo”.

Quien quiera probar la experiencia de subir a un velero lo puede hacer en el aeródromo de Santa Cilia, que oferta vuelos de bautismo de media hora o una hora. En ese último, “se hace un remolque largo hasta la zona de Canfranc y volamos durante por el Aspe, el Bisaurín o Collarada, en una experiencia que no deja indiferente”.