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Stop Purines se opone al proyecto de una granja de porcino en Larués

Advierten de la posible emigración de familias ante su efecto sobre el resto de actividades

Cerdos de una de las granjas de Grupo Costa.
Stop Purines pide conocer el proyecto de la posible nueva granja
Costa Food Group

La plataforma Stop Purines alerta sobre la posible implantación de una granja de 7.200 cerdos en Larués, una pedanía de Bailo. El proyecto supondría la producción de 18.000 cerdos al año, junto al barranco de Arrié, a dos kilómetros del núcleo y con viento dominante hacia la localidad.

Este colectivo ha remitido una solicitud al Ayuntamiento de Bailo, pidiendo conocer la información del proyecto y los trámites, así como la ordenanza reguladora del vertido procedente de purines. También, reclama una reunión urgente y que se lea su manifiesto en el pleno.

El alcalde de Bailo, Martín Torres, aclaró que “solo ha habido una consulta sobre la compatibilidad (del proyecto) con el plan de Urbanismo”. Por ahora, “no ha habido más avances” y “no se ha concedido ninguna licencia”.

“La granja puede llegar a consumir 72 metros cúbicos de agua al día, la misma cifra que una familia de 4 miembros en 6 meses. Además, produciría 15,5 millones de litros de purín (excrementos mezclados con restos de pienso, antibióticos y productos de limpieza), lo que equivale a casi 5 piscinas olímpicas de purín al año”, asegura Stop Purines, agregando que “aparte de generar malos olores, el purín contamina tierras y aguas subterráneas con nitratos” hasta el punto de que “en algunos pueblos con granjas no pueden beber agua del grifo”.

Si el proyecto sale adelante, “el tráfico de vehículos pesados aumentará exponencialmente, explotando una carretera secundaria que cruza el casco urbano, con la degradación y el peligro que ello conlleva”, según la plataforma, advirtiendo de que “esto puede llevar a una posible emigración de familias por la alteración de la calidad de vida y la amenaza al conjunto de actividades, cerrando el paso a vías de desarrollo como el turismo rural o habitantes que puedan teletrabajar”.

“Como son granjas altamente mecanizadas, generan muy pocos puestos de trabajo (1 o 2 a lo sumo), por lo que no combaten la despoblación. Todo lo contrario: la repercusión negativa del proyecto sobre el sector servicios puede suponer la pérdida de 4 puestos y el cierre del único establecimiento que da esperanza al pueblo”, lamenta Stop Purines.

Otros municipios cercanos como Berdún, Jaca o Sabiñánigo lograron la suspensión de proyectos de este tipo de granjas con la modificación de normativas específicas, “quedando Bailo como única opción para este tipo de negocio”, según la plataforma, que recuerda que “este ayuntamiento ya soporta una granja de cerdos en Arrés”, otra de sus pedanías. “Si no actuamos, esta situación puede extenderse a las distintas localidades del municipio”, agregan.

“Esto que quieren construir es una factoría de carne controlada a distancia que nos va a convertir en un estercolero. Formamos parte de un plan para enriquecer a unos pocos a costa de la salud y el bienestar de los que vivimos en Larués y el resto de pueblos colindantes”, concluye Stop Purines, animando a la población local a movilizarse, porque “de nada servirá quejarse cuando sea demasiado tarde”.