Jacetania

DE CERCA

Marian Bandrés: “El comercio local es la vida y la luz de nuestras calles”

“Descansen en paz los permisos masculinos para que las mujeres pudiéramos gestionar nuestros negocios”, afirma

Marian Bandrés
Marian Bandrés
R. G.

Marian Bandrés es la presidenta de la Asociación de Empresas de la Jacetania (Acomseja) desde noviembre de 2020, en pleno inicio de la pandemia. “En momentos de crisis, hay que ser valientes”, afirma, con “la ilusión” de encabezar un equipo que se preguntó “qué podía hacer por la asociación y el territorio”. Incrementar la implicación de los socios, potenciar el sentimiento comarcal de la asociación y defender el producto de proximidad son sus pilares.

Acomseja nació en 2006. ¿Es una adolescente muy madura?

—Es una jovencita en plena ebullición de los cambios biológicos propios de su edad, inmersa en un periodo apasionante de investigación, experimentación y desarrollo, muy comprometida con sus responsabilidades y plenamente consciente de su papel.

La asociación engloba a 400 asociados y es un buen reflejo del tejido asociativo. Si no existiera, ¿habría que inventarla?

—Acomseja es Mosen Precisa, la salsa de los caracoles, los novios en una boda, el muerto en el entierro… No hay posibilidad de que no exista.

Fue elegida presidenta al inicio de la pandemia. ¿Es valiente y decidida?

—Creo que un poco sí. He tomado decisiones complicadas, pasando por encima de dificultades, miedos y complejos, y metiéndome en jardines varios…

¿Cuál es la excitación que más le irrita?

—La tacañería emocional, el pesimismo por costumbre y la crítica destructiva, manipuladora y ociosa.

¿Y qué exprime hasta la saciedad?

—La diversión sin filtros con mi gente y la pasión absoluta en el vivir cada momento como único.

¿El negocio es la negación del ocio o se divierte currando?

—El ‘negoci’ es el ‘negoci’, con todas sus cargas y obligaciones, que no siempre hacen que sea divertido. Como ocupa mucho trozo de vida, procuro acompañarlo de una mirada alegre, de hacerlo un asunto personal, de ‘querer’ y lo consigo casi siempre.

La nueva marca de Acomseja es Muy de Jaca. ¿Qué elementos encajan en ese lema y recomendaría a los turistas?

—Muy de hacerse el Camino de Santiago desde Somport, Muy de ir a los pueblos, Muy de salir de compras y a revolver, Muy de recorrer el monte a pata o en bici, Muy de subir a Truchas en el telesilla, Muy de disfrutar de la paz en el Bosque de las Hayas, Muy de comer costillas en una borda, Muy de subir a un ibón, Muy de hacer barrancos y escalar, Muy de terraceo, Muy de pararse de capazo en la calle, Muy de tumbarse en los glacis y ver los ciervos, Muy de a bañarse en el río, Muy de subir a San Juan de la Peña y a Oroel, Muy de darse la vuelta a la Cantera, Muy de ‘fartarse’ de helados, pasteles artesanos y de la excelente gastronomía de la Jacetania, Muy de salir de guasillos y de tapas, Muy de visitar con guía nuestro patrimonio, Muy de bailotear y divertirse en la noche. Aquí somos Muy de Jaca, Muy de Jacetania.

Los empresarios se arman de paciencia al atender a clientes impertinentes. A palabras necias, ¿oídos sordos, la otra mejilla o mamporro dialéctico?

—A muchos les parece que en otros sitios atan los perros con longaniza. Los clientes son nuestro más valioso tesoro, aunque no siempre tengan razón. Para desarmar esas pequeñas impertinencias, lo que mejor funciona es un guiño simpático.

¿Orgullo altoaragonés o cosmopolitismo planetario?

—Soy muy del territorio y orgullosa altoaragonesa, faltaría más, aunque siempre digo que soy ciudadana del mundo, tal vez en un intento de hacerme la viajada y cosmopolita (risas).

¿A quién daría el premio de gastronomía altoaragonesa?

—A la Olla Jacetana, que pone en valor el producto de cercanía y el territorio. En cada rincón del Alto Aragón tenemos una oferta gastronómica de lujo.

¿Comienza a valorarse el comercio local?

—Estamos obsesionados con encontrar el mejor chollo, sin preguntar de dónde sale. No somos conscientes de lo imprescindible que es el comercio local. Es la vida y la luz de nuestras calles y un atractivo turístico impresionante, nos acerca el producto a casa, mueve la economía local y genera empleo… En estos tiempos, donde presumimos de ser ecologistas y andamos muy preocupados por el cambio climático y la huella de carbono, comprar en el comercio local que cumple con la economía circular es el requisito número uno a cumplir.

¿El futuro es digital?

—El mundo galopa hacia ello. Hay que aprender a combinar la atención personal en nuestros negocios con la promoción digital. Es lo que nos permitirá continuar en la brecha.

¿Por quién doblan las campanas? Un recuerdo en positivo.

—Descansen en paz los permisos masculinos para que las mujeres pudiéramos gestionar nuestros negocios en primera línea, nuestras economías y nuestras vidas; las series de Marco y Heidi, que consiguieron traumatizar a toda una generación; y los ‘petazeta’, que te dejaban la lengua como un porgadero.

Si los reyes de Aragón levantaran la cabeza y vieran el panorama mundial, ¿retornarían a su reposo eterno?

—No imagino a quienes arrastraron masas y gobernaron país y huestes, prefiriendo el descanso eterno de nuevo. Aunque duro y convulso, el mundo actual vibra y emociona. Estoy segura de que se agarrarían al vuelo, se enfundarían las gafas digitales y se chiflarían por las actuales duchas, los retretes y el papel higiénico