Jacetania

ojo avizor

Los cursos de verano de Jaca celebran su 95º aniversario

La nueva directora, Carmen Marta Lazo, se propone impulsar su proyección a nivel nacional, destacando su carácter pionero en España

LA RECTA final de los felices años 20 del siglo pasado marcó en buena medida el futuro de la Jacetania. En julio de 1928, se inauguró la Estación Internacional de Canfranc, consolidando los vínculos con Francia y el resto de Europa. Un año antes, comenzaron en Jaca a impartirse unos singulares cursos de español como lengua extranjera, gracias al impulso del cheso Domingo Miral.

Este verano se celebran los 95 años de los cursos de verano de la Universidad de Zaragoza, que se pusieron en marcha en 1927, siendo pioneros en España. A las enseñanzas de español se unieron luego los cursos multidisciplinares, haciendo de Jaca y su residencia universitaria el mayor campus estival de nuestro país, dejando su huella en la historia.

“Personajes tan ilustres como Unamuno, Lorca o Ramiro de Maeztu pasaron por aquí”, recordó la nueva directora de los cursos extraordinarios de verano, Carmen Marta Lazo, que invita a la población a visitar la residencia, donde el día 30 de junio se inauguró una exposición permanente sobre las grandes personalidades que viajaron a Jaca a raíz de estas enseñanzas.

La catedrática de la Universidad de Zaragoza y periodista asumió su cometido “con el principal objetivo de visibilizar los cursos y proyectarlos a nivel nacional, como los pioneros en España”, siendo consciente de que “en Aragón son muy conocidos”, pero en el resto del país necesitan reforzar su posicionamiento como “cursos primigenios y de gran calado”.

“Cuando la gente va a realizar cursos de verano, encuentra grandes marcas que llevan menos tiempo y parece que han ganado el terreno de juego, pese a que los de Jaca tienen el valor de la notoriedad de las grandes voces históricas que han pasado”, reivindicó la turolense, definiendo a Jaca como “un lugar magnífico” para fomentar el saber.

50 monográficos

En esta edición, un millar de alumnos se apuntaron a los 50 cursos de verano programados en 14 sedes. “Jaca es el campus por excelencia. Es el lugar en el que más cursos se imparten y donde hay más alumnos y ponentes”, confirmó Carmen Marta Lazo, agregando que la residencia “es un enclave extraordinario”. Además, “el público de Jaca nos acoge de forma extraordinaria” y responde en gran número a las actividades.

La conferencia inaugural del científico Manuel Serrano, la ponencia del historiador Julián Casanova o el coloquio de la actriz Aída Folch con Carlos Gurpegui, miembro de la Academia del Cine, fueron algunas de las actividades “con mayor proyección en Aragón y medios nacionales”, al tiempo que “empieza a viralizarse la imagen de los cursos en redes sociales, algo importante para llegar a todos los públicos y lugares”.

Concluido julio, “se han pasado los 40 cursos y el balance es muy positivo”, habiéndose abordado “una gran diversidad de tipologías y formatos”. “Gestionar muchos cursos de diferentes disciplinas es algo ilusionante e interesante” para la directora, que aceptó el cargo como “un reto” y por sus nexos con Jaca. “Es una ciudad que me inspira y me gusta por todo lo que representa a nivel cultural y natural”, reconoció.

Dentro de la oferta multidisciplinar, cabría subrayar el curso ‘Mamíferos del Pirineo’, que “hace trabajo a pie de campo’; el curso ‘Física del Universo’, que visitó el Laboratorio Subterráneo de Canfranc; o los cursos de narrativa, sin olvidar el curso sobre los reyes de Aragón, “un clásico”, que imparte el historiador Domingo Buesa. “Casi todos han tenido mucho éxito”, aseguró.

Uno de los valores añadidos de los cursos de verano es su habilidad para vertebrar el territorio aragonés. Dentro de la Jacetania, otra de las sedes habituales es Ansó, que acoge el curso titulado ‘El órgano ibérico y la voz humana’. Se trata de un curso “que lleva 15 años y que funciona estupendamente”, pues “se llena enseguida y viste todo el pueblo de armonía y música”.

En la provincia, las clases también dejaron su impronta en Grañén con el curso de entomología sanitaria y control de vectores. El curso tiene 25 años y su coordinador, Javier Lucientes, se jubila con la satisfacción del trabajo bien hecho, pues había “una lista de espera que doblaba el número de inscritos”. Por otro lado, en Robres por segundo año se analizó la Guerra Civil, contando “con todo el apoyo del ayuntamiento y del pueblo”, donde existe un museo relacionado con esta temática. En general, “hay mucha colaboración económica y logística de los pueblos” y eso es clave para que “los cursos salgan y funcionen tan bien”.

Retos de futuro

Junto a ampliar las temáticas y las sedes, Carmen Marta Lazo se marca el reto de aumentar la oferta on line y favorecer la accesibilidad de los alumnos, que este verano no se han visto ajenos a la pandemia, ni a la crisis energética. “Hay muchas ganas de hacer cursos, pero la situación económica hace que algunos alumnos digan que si no hay becas no pueden pagar los cursos. Es una circunstancia que vamos a tener que valorar”, avanzó.

Los cursos de verano otorgan créditos de libre elección y “tienen un coste, que está siendo más difícil de asumir por la situación de crisis energética”, como explicó la directora, agregando que también se han encontrado dificultades con la pandemia, pues “ha habido bajas de alumnos que se han contagiado”, aunque “cuando ha sido posible, se les ha dado facilidades para hacer el curso on line”.

A corto plazo, convivirán los cursos presenciales, híbridos y on line, pero su idea es reforzar estos últimos. “Este año, hemos tenido alumnos de Estados Unidos, Canadá, Colombia, Brasil, Cuba, Congo… Hay personas que cuentan con medios para viajar, pero otras tienen dificultades”, explicó la turolense, para la que el formato digital “permite atraer a estos alumnos, hacer que sepan que existimos y que Jaca es la sede central”.

La mayoría de los cursos organizados en Jaca se ofertan en verano, pero en los últimos años se amplió la oferta invernal. Y ahora se trabaja para organizar alguno en primavera y otoño, tratando de “seguir dando vida a la residencia” y “siendo agradecidos con la ciudadanía de Jaca, que apoya estos cursos desde hace décadas”.