La Hoya

LA HOYA - PATRIMONIO

Alquézar dedica una campana a Tomás Sierra

Se bendecirá y bandeará el día 13 de agosto con motivo de las fiestas patronales de la localidad

Alquézar dedica una campana a Tomás Sierra
Alquézar dedica una campana a Tomás Sierra
Á.H.

LOS VECINOS de Alquézar apoyan la iniciativa del párroco José María Cabrero de dedicar una campana nueva "en honor de Tomás Sierra Fumanal que fue campanero, sacristán y guía" en la colegiata de Santa María. La campana "Santo Tomás" procedente de la empresa Pallás (Lascellas) se bendecirá el próximo 13 de agosto con motivo de las fiestas patronales y se bandeará por primera vez. Al acto de bendición, en la misa patronal, asistirán las autoridades locales y la familia de Tomás Sierra, entre ella sus hijos Ángel (concejal) y Jesús.

Tomás Sierra falleció en el año 1991 tras una vida dedicada a la familia, al trabajo de carpintero y a la colegiata, hasta el extremo de que se le conocía como "el guardián" en términos de proximidad. Ángel recuerda: "Mi padre fue la tercera generación familiar con esta responsabilidad heredada desde el bisabuelo y cuando estaba a punto de morir, un día antes me dijo que se quedaba tranquilo porque con el cura Cabrero y conmigo la colegiata seguiría en buenas manos".

Ángel Sierra reconoce, en nombre de la familia, que están "emocionados y sorprendidos porque ha sido una idea de Cabrero que era un gran amigo de mi padre y quería pagarla con sus recursos, aunque al final contribuirán los vecinos. Nos hace mucha ilusión y gozo. El día que la colocaron en el campanario estuve allí y casi no me creía que la campana llevara el nombre de mi padre que se dedicó a la colegiata hasta el extremo de que casi la consideraba como propia".

En la historia familiar, "el bisabuelo Miguel, el abuelo Roque, mi padre Tomás y mi mujer Isabel han sido cuatro generaciones con dedicación casi exclusiva. No me extraña que mi padre muriera tranquilo cuando un día antes tuvimos una conversación dedicada a la colegiata".

Isabel Bardají (Estadilla) se casó con Ángel, fue guía de la colegiata durante 25 años y recibió el reconocimiento vecinal en marzo de 2017 cuando dejó su cometido. Desde el recuerdo de aquella etapa, "los 25 años de guía fueron un período importante en mi vida similar a estar en un paraíso porque el lugar es bonito, encantador, con experiencias inolvidables de convivencia entre el arte y la historia".

Al mismo tiempo, recuerda que la posibilidad de ser guía y "guardiana" durante un cuarto de siglo se la debió a su suegro de quien heredó "el manojo de llaves y también los buenos oficios propios de una persona con mucho carácter. Tomás era un enamorado de Santa María, contaba grandezas, penurias y cosas que le pasaron en su trabajo que incluyó tocar las campanas y manejar el reloj antiguo".

LA RESTAURACIÓN DEL CRISTO DE LECINA

Al mismo tiempo, cita uno de los episodios más conocidos. con motivo de la restauración del Cristo de Lecina, "cuando Liberto Anglada planteó la necesidad de sacar la talla fuera de la colegiata para realizar las tareas en Barcelona, se armó la de San Quintín con Tomás hasta el extremo de que se trataron de todo y casi llegan a las manos y los ánimos se aplacaron por la mediación del alcalde Mariano y del párroco Cabrero después de un choque de caracteres fuertes".

Al final, "la talla se restauró en el Ayuntamiento pero mi suegro, por si acaso, dejó una pequeña marca para reconocer al Cristo por si lo cambiaban. Lo cierto es que Anglada realizó un buen trabajo y después se hicieron amigos. Ahora les recuerdo con agrado pero ha sido una parte de la historia, entre otras propias de la colegiata".

El párroco José María Cabrero tiene el precedente de regalar una campana en Radiquero cuando los antiguos vecinos de San Pelegrín reclamaron la propia después de muchos años. Así que, en recuerdo de Tomás Sierra dice que "toda su vida fue campanero, sacristán y guía. Así que al realizar obras en la torre del campanario se pensó en dedicarle una campana propia". En la práctica, no es muy habitual en los pueblos, "hace tiempo que llevaba la idea en la cabeza pero he esperado al momento oportuno". En pocas palabras le recuerda por "el gran cariño a la colegiata y defensor a ultranza de Alquézar. Aquí alternó su trabajo de carpintero y cuando se jubiló lo hizo con dedicación diaria".

El alcalde Mariano Altemir señala que "fue una persona clave para el patrimonio de Alquézar porque era muy celoso hasta el extremo de que nos costó mucho convencerle para sacar de la colegiata la talla del Cristo de Lecina para restaurarla en el Ayuntamiento en mejores condiciones. Al final, buscamos una fórmula intermedia. Tomas fue monaguillo, sacristán y guía con historias y repertorios definidos e invariables a quien casi nadie le llevaba la contraria. En la práctica era muy difícil que se llevaran ni una estampa".