La Hoya

REPORTAJE

El Pirat SZD-30 vuela sin rumbo y busca acomodo

El histórico avión debe abandonar el hangar de Monflorite y el Aeroclub Nimbus solicita un espacio para colocarlo y evitar su pérdida

Avión SZD-30 Pirat, construido en Polonia en el año 66.
Avión SZD-30 Pirat, construido en Polonia en el año 66.
S. E.

EL VUELO sin motor en Huesca es una historia que se remonta 80 años atrás. En un hangar de Monflorite, en el aeropuerto oscense, se encuentra parte de esa historia, y si nadie lo remedia, es probable que desaparezca.

De madera y tela, con 15 metros de envergadura, 7,3 de longitud y un peso de 370 kilos, el avión no podrá continuar en el hangar donde habitualmente duerme ya que le será retirado al Aeroclub Nimbus. Esto significa que si no encuentra acomodo, “será su fin”, lamenta Luis Ferreira, director del aeródromo de Santa Cilia.

La idea del aeroclub, formado en el año 1972 y actualmente compuesto por 150 socios, sería cederlo para que quede expuesto de manera estática en algún espacio de la ciudad, como sucede en aeropuertos de otras ciudades como Madrid y Barcelona. “De esta manera quedaría algo de la historia del vuelo sin motor en nuestra ciudad. Lamentablemente, será lo único que quede en Huesca como testigo de todo lo que hemos hecho”, incidió este miembro de Nimbus.

Estos aeroplanos alcanzaron gran fama cuando el Estado los adquirió para las escuelas, para que los pilotos realizaran las prácticas. Posteriormente, cedió su usufructo a los aeroclubs, y el Nimbus no dejó pasar la oportunidad de hacerse con uno de ellos. Los materiales de los que está fabricado lo obligan a permanecer en un espacio interior, aunque al aeroclub no le importaría cedérselo a un particular si lo mantiene en buen estado.

No queda rastro

El Aeroclub Nimbus, como antiguo gestor del Aeródromo de Monflorite, (origen del aeropuerto de Huesca), realizaba habitualmente prácticas de vuelo en este espacio. Desde su puesta en marcha, siempre han intentado honrar que el vuelo sin motor es parte de la ciudad de Huesca. En la capital oscense se han formado campeones del mundo y se ha llegado a batir el récord mundial de 50 horas en el aire. Ahora, parece dar la espalda a su historia aérea.

Nimbus tuvo que trasladarse. Ahora está en Santa Cilia. “Es una pena que en Huesca, que es donde realmente volaron, no quede rastro de la vieja escuela de vuelo sin motor”, asume Ferreira. Y critica que en lugar de promocionar actividades para hacer del vuelo una seña de la ciudad, haya “un aeropuerto sin tráfico y con más de dos millones de presupuesto anual, sin contar la amortización”.

Este avión podría cambiar el rumbo de esta tendencia y hacer de nuevo de la ciudad oscense un referente de los aeroplanos. En manos de la ciudadanía está conseguir que el Pirat consiga alzar el vuelo.